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La plata fácil, a veces puede matar

Por Mauro Szeta

@mauroszeta

El nuevo caso Forza. Así, lo bautizaron en los tribunales. 

Es la historia de otro empresario joven o pseudo empresario que se metió con el narcotráfico internacional, y casi termina asesinado. Y cuando decimos casi, es casi, de verdad.

A esta hora, Diego Filo sabe que tiene los minutos contados. Filo tiene 28 años y su padre es dueño de una empresa agro química. Un día conoció a una mujer colombiana de 60 años en Capital Federal. Ahí empezó su calvario.

La hipótesis policial y judicial es que esta mujer le entregó a Filo más de medio millón de dólares sucios, para que los blanquee con inversiones. Cuando hablamos de plata sucia, decimos plata del narcotráfico.

Al parecer, Filo se quedó con la plata y nunca la devolvió. Entonces, la mujer, otros colombianos y también argentinos vinculados al negocio de la cocaína, salieron a la cacería del traidor. Llevaron adelante a medias un viejo dogma del narcotráfico mexicano: "O plata o plomo", es decir, "O pagas o morís".

En este caso, a Filo le dieron una nueva oportunidad. Lo siguieron y lo secuestraron cuando volvía de la disco Pacha. Su cuñado de apellido Bencent fue una víctima inesperada. Como estaba al lado de Filo también se lo llevaron, pero la cosa no era con él.

A Filo le dieron una brutal paliza. A su familia le hicieron varios llamados extorsivos, y una y otra vez le reclamaron la plata robada. Lo que cambió esta vez es que a Filo lo perdonaron por un rato. "Junta la plata o te matamos en serio", le dijeron. Y Filo zafó. Ahora busca la plata contra reloj.

Hace casi cinco años, Sebastián Forza, un pseudo empresario farmacéutico apareció asesinado en una zanja en General Rodríguez. Después se supo que se había metido en el rápido y furioso negocio de la Efedrina, que los narcos mexicanos buscaban desesperados para fabricar sus drogas ilegales. Tocó un negocio que no era de él, quiso plata fácil, y término acribillado a tiros.

La historia de Filo se parece bastante a la de Forza. No hay dudas. Los narcos mexicanos y colombianos llegaron para quedarse, y gozan de buena salud.