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La moda y el modelo

* Por Arnaldo Pérez Wat. Los gobiernos elegidos por el pueblo vencen en un día ya establecido y el gran error de su parte es pretender que su modelo no pase de moda.

Cuando a uno le tocaba la colimba y repartían los uniformes, copia fiel del alemán de la Segunda Guerra Mundial, se daba cuenta de la inmensa capacidad económica del país: chaqueta de verano e invierno, ropa de fajina y de salida, botas y cordones de cuero, capote y ropa interior gruesa y fina, etcétera.

La indumentaria era como un lecho de Procusto: el cuerpo debía adaptarse a ella, pues no había tantos números como en los confeccionados en las tiendas. A veces, un recluta inexperto objetaba: "Mi sargento, estas mangas me quedan largas". Le respondía: "Cuando tenga franco, dígale a su hermana que se las acorte". "No tengo hermana", insistía. "Entonces dígaselo a su novia o a una gringa amiga... si a esta edad no tiene una amiga, córtesela y...". Y ya no se refería a la manga.

Cuando el suboficial impartía la orden de acortar, advertía que se lo hiciese sin cortar, o sea, doblando la tela de modo que pudiera usarse en el futuro alargándosela, y así los modelos durarían más tiempo.

Los cambios. Asimismo, los "bochos" de la economía, cuando crean "modelos", por ejemplo, para una economía de competencias sin monopolios, o bien, otra de cierto poder monopolístico, o para economías socialistas, saben que ninguno de esos modelos se adecua a la realidad y se desgastará con el tiempo; ya sea porque hay cambios en las pautas institucionales que manejan la economía, ya sea por otros factores exógenos.

El sargento, con cierta antigüedad, sabe que de manera histórica e inevitable, el modelo de uniforme fue variando: el marrón terroso germano cambió por el verde pantanoso, también por factores exógenos (Corea, Vietnam, etcétera). El economista también sabe que un modelo no puede permanecer 15 ó 20 años.

El hombre primitivo, cuando todavía no se vestía, ya se adornaba con colgandijos y nació la moda.

El animal siempre buscó atesorar. Por esa causa, surgieron los modelos económicos que son esquemas teóricos, generalmente en forma matemática, de un sistema o de una realidad compleja, como la realidad económica de un país, que se elaboran para facilitar su comprensión y el estudio de su comportamiento. Tal es su definición en economía. Pero cuando se habla de economía, por lo común se está hablando de economía política, que en nuestro país es más política que economía.

Los creadores de la moda más competentes del mundo, con un lápiz y grandes láminas, se dan el lujo de lanzar una nueva moda cambiando un modelo. Pero, aun así, sus ministros y secretarios inteligentes (léase modistos, modistas y fabricantes de telas) se preocupan para que sus nombres figuren en el paño del traje o en el envase de la prenda, pero nunca colocan allí la fecha de vencimiento.

Los gobiernos elegidos por el pueblo vencen en un día ya establecido y el gran error de su parte es pretender que su modelo no pase de moda, lo que no puede ser por lo que llamamos paradoja de la moda: una cosa no puede estar de moda en forma indefinida, porque entonces deja de existir la moda.

Por más que se encuentre la forma para que se vote siempre el mismo candidato, aunque se imponga la re-re-elección, hablar de mantenerse indefinidamente en el poder, a veces parece una broma. Aunque se lo lograse, ¿cómo va a explicar en clase la docente de Educación Cívica que estamos viviendo en una república democrática que, paradójicamente, no cumple con los requisitos para ser tal: periodicidad de los funcionarios, división de poderes.