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La ficción volvió con todo y el público respondió

*Por Luly Vitcop. "Herederos de una Venganza" y "El Elegido" fueron las puntas de lanza para una competencia "de novela" entre El Trece y Telefé.

El lunes en la pantalla chica ganó la ficción. Debutaron los tanques de los canales líderes en audiencia en el prime time de las 22.30: Herederos de una Venganza (El Trece) y El Elegido (Telefé) y entre ambas sumaron 44,4 puntos.

En un primer análisis, se puede afirmar que la ficción recobró cierto vigor y pudo opacar a los realities shows. El tiempo dirá luego qué tendencia tendrá más peso o acaso demostrará que ambos formatos pueden convivir con un alto rating. En principio, quienes más festejan el regreso de las ficciones son los actores, felices por el masivo apoyo del televidente.

Herederos de una Venganza, la nueva apuesta de El Trece protagonizada por Luciano Castro y Romina Gaetani arrancó con 23,9 puntos, casi cuatro más que El Elegido, la tira de Telefé con Pablo Echarri y Paola Krum.

Desde hace tiempo que dos ficciones tan potentes de cada canal líder en audiencia no se enfrentaban cara a cara. La última vez fue en 2003: Soy Gitano (El Trece, con Romina Gaetani como una de sus protagonistas) y Resistiré (Telefé, con Pablo Echarri).

Ambas emisoras sabían que el enfrentamiento era entre dos tanques, razón por la cual las dos prepararon un "colchón" una hora antes del debut. El Trece terminó Malparida en el minuto 34 de las 22, con la muerte del personaje de Gracia (Selva Alemán), pero antes logra confesarle a Lautaro (Gonzalo Heredia) que ella fue quien mató a su padre, Lorenzo (Raúl Taibo).

Con este final, Malparida le entregó a Herederos el espacio caliente con 23,5 puntos de rating el último cuarto de las 22.30. En cambio, con El Elegido se tuvo que hacer un gran esfuerzo. Como parte de la campaña de promoción, Echarri ingresó a la casa de Gran Hermano 2011 con una carta de inmunidad y su tira arrancó con 20,3 puntos a los 35 minutos de las 22.

Los primeros encuentros

El gran privilegiado de la fuerte competencia entre El Trece y Telefé, sin duda alguna, fue el espectador. Ambas ficciones presentaron una factura tanto técnica como actoral casi impecable.

Pol-ka recurrió a sus habituales recursos para sus culebrones y Echarri debutó como productor con muchas ansias de innovar. Con una edición muy moderna, con toques de videoclip y con pasajes en blanco y negro en la edición, demostró estar a la altura de las circunstancias.

Con un gran despliegue de producción, las dos ficciones sabían en función de la competencia que no podían ni debían perder el tiempo. En ambos casos, las historias se presentaron sin rodeos desde el primer capítulo. En Herederos... en la segunda escena se produce el encuentro entre los personajes de Antonio (Castro), un ingeniero agrónomo, y Mercedes (Gaetani), una peona. El cruce de las miradas ya anticiparon que allí habrá un amor a futuro.

En El Elegido el encuentro entre el ambicioso abogado Andrés (Echarri) y su par Mariana (Krum), una abogada con ideales, ocurrió producto de un percance: a ella se le vuelca café en la impoluta camisa blanca hiperplanchada de él. Pese a las disculpas de ella, la soberbia pudo más y la insultó.

Otro tramo en donde las tiras compitieron a un altísimo nivel fue el de las escenas exteriores. En Herederos la reconstrucción del pueblo Vidisterra, donde la única actividad es el trabajo en una bodega. Las escenas recreadas en una vegetación verde y vigorosa de una zona de Del Viso no pasaron por alto la belleza de sus imágenes.

Siempre los primeros capítulos tienen una edición especial. Pero esta vez, Pol-ka le puso un toque mágico. La elegida para mostrar su figura bañándose en el río, con un peón espiando (Marco Antonio Caponi) detrás de un árbol, fue un acierto. Se trató de la actriz Marcela Kloosterboer, en el papel de niña rica, quien tuvo a cargo la escena más bella y natural de la ficción.

Sin respiro

Como sabiendo de antemano que la tira corría con cierta desventaja (Malparida casi siempre gana en su franja), Echarri encaró directamente con el conflicto: el juicio por la propiedad de unas tierras que eran reclamadas por los pueblos originarios. Cuando tenía todas las de perder, Andrés sacó un as de la manga -un contrato escrito a las apuradas en el que les promete el oro y el moro a los indígenas- y su cliente, una multinacional, festejó el fallo. Una de las asistentes (Mónica Antonópulos) de Andrés lo felicitó por la jugada. El contestó: "Espero que cumplan". Y ella, indiferente al conflicto social, remató: "No es algo que te tenga que importar. Ganaste el juicio. Ya está".

En verdad, Herederos tampoco se quedó durmiendo en los laureles. Si bien se respetó casi a rajatabla el formato de novela habitual de El Trece, lo cierto es que en esta ocasión, para no ceder un espacio a la competencia, tuvo que acelerar y mucho los tiempos. En el capítulo pasó de todo y demasiado rápido; no tanto por la historia, sino para no dar respiro al televidente para que cambie de canal.

Ninguna de las tiras tuvo en su primera emisión cortes publicitarios. La intención era clarísima. Las dos cumplieron con las expectativas de cautivar al televidente con la explotación al máximo de los recursos estéticos, técnicos, argumentales y humanos. Ojalá que la televisión nos acostumbre a este tipo de competencias sin rodeos ni golpes bajos por un punto más de rating. Cuando la rivalidad es sana, sin atacar al otro y sin ningunear al televidente, podemos decir que tenemos una televisión de lujo.