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La escuela del futuro

*Por Ricardo Roa. El celular en la escuela puede ir en contra del aprendizaje. Aprender es un proceso complejo que tiene un requisito fundamental: la atención. Pero también convertirse en una formidable herramienta educativa.

La clave está en cómo se lo usa.

De eso trató una cumbre mundial sobre innovaciones en la educación. El punto central fue justamente cómo incorporar la tecnología digital a la educación, sin desnaturalizarla y para bajar la deserción.

Se sabe: los mensajes de texto, las fotos y filmaciones, twitter y facebook y todas las formas de comunicarse que ofrece el celular son el ambiente natural de chicos y adolescentes. Esto pone a la escuela ante un desafío mayor. Liberar absolutamente el uso de la tecnología puede desmoronar el sistema escolar. Pero intentar sacarlos de ese mundo es nadar contra la corriente.

Encontrarle el lugar justo a la tecnología es posible aunque no sea fácil.

"Mejor que pelear con los chicos para que no lleven a la escuela sus dispositivos es usarlos para el aprendizaje", resume el experto Marc Prensky. Otro, Nicholas Burbules, cree que no todo lo que pase en la escuela debe ser divertido . Pero los aprendizajes pueden serlo si los maestros reparan en lo que hacen los chicos con Internet.

Allí hay una motivación para ellos. Y Micaela Manso, otra especialista, propone "crear un ambiente propicio y fértil para que las tecnologías estén al servicio del aprendizaje y redunden en prácticas educativas de calidad".

Quizá el mayor riesgo es que muchos docentes no están dispuestos a cambiar sus modos tradicionales de enseñar . Es bien humano resistirse a modificar nuestra forma de pensar y actuar. Hace falta un esfuerzo de capacitación para que los maestros interrelacionen conocimientos tecnológicos con los pedagógicos y disciplinarios.

Necesitan reinventarse. La revolución tecnológica es una amenaza si no se comprende que ha triunfado, sobre todo en los jóvenes, y no tiene marcha atrás.

Sólo queda enseñar de manera distinta y abierta.