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La drástica decisión de Susana Roccasalvo en la causa contra Lío Pecoraro al conocer la enfermedad del periodista

Mauricio D’Alessandro es el abogado de la causa en el marco de la investigación por reiterados llamados a su telefóno durante su horario laboral. 

El miércoles Lío Pecoraro comunicó a sus seguidores que tiene leucemia y que está realizando un tratamiento para recuperarse lo antes posible. “He decretado que voy a vencer, voy a salir adelante”, aseguró tras recibir numerosos mensajes de apoyo de sus seguidores. En estas circunstancias, es posible que haya un giro en la causa que inició Susana Roccasalvo por hostigamiento, y que lo tiene al periodista como principal sospechoso.

Todo comenzó en los primeros meses de la cuarentena obligatoria en la Argentina, cuando Roccasalvo conducía su programa, Implacables, desde su casa a través de videollamada. Según contó a fines de julio, cada vez que debía salir al aire recibía llamados a su teléfono que le impedían realizar correctamente su trabajo. Por ese motivo, mediante su abogado, Mauricio D’Alessandro, se radicó una denuncia por hostigamiento, y la investigación determinó que el titular de la línea que realizaba los llamados era Pecoraro.

“Primero se descubrió cuál era el teléfono, porque la persona llamaba poniendo (la opción) desconocido. La Justicia investigó a quién pertenece ese teléfono. Susana Roccasalvo es una antorcha porque pertenece a un conductor del mismo canal. Está probado, hay una causa penal y la persona ya ha sido citada”, dijo por aquel entonces D’Alessandro al programa Nosotros a la mañana.

En diálogo con Teleshow, Roccasalvo se refirió a Pecoraro, aunque sin mencionarlo: “El día que me enteré, me quedé helada: no podía creer la maldad, la locura, la psicopatía de la gente, tirarse contra el propio canal que te da trabajo. Evidentemente debe tener algo personal conmigo”.

Según explicaron en Intrusos, en caso de que Pecoraro sea encontrado culpable de hostigamiento, Susana quiere que su colega cumpla una especie de probation, que consistiría en atender la línea telefónica que brinda información sobre el COVID-19. “Acá cabe el artículo 52, que dice que quien intimida u hostiga de modo amenazante o maltrata físicamente a otro, siempre que el hecho no constituya un delito, es sancionado con uno a cinco días de trabajo de utilidad pública, multa de 200 a mil pesos, o uno a cinco días de arresto”, precisó D’Alessandro ante la consulta de este medio. Aunque más allá del reclamo de Roccasalvo, es la Justicia quien debe expedirse.

Ahora bien, hasta el miércoles pasado, cuando Pecoraro habló públicamente de su enfermedad, Roccasalvo no sabía del difícil momento que está pasando su colega. Cuando se enteró, instruyó a D’Alessandro para intentar que no se avance en la denuncia, por lo menos hasta que el periodista se encuentre mejor.

“Le deseamos una pronta recuperación, sabemos que lo va a pelear. La investigación no depende de Susana, es algo que se hace de oficio, pero sí ella me llamó especialmente para que avisara en el juzgado que él estaba con una enfermedad, y que no se avanzara en estos días mientras está hospitalizado pasando un mal trance de salud”, aseguró D’Alessandro a Paparazzi.

Y agregó: “Independientemente de la cuestión penal o contravencional que se esté tramitando, la idea es no molestarlo en esta recuperación. Susana hizo lo que puede hacer: solicitar al juzgado que en estas circunstancias no se lo vaya a buscar a la casa ni se lo altere de su recuperación”.

Según su testimonio, al momento de hacer la denuncia por hostigamiento su clienta desconocía quién era la persona que realizaba los llamados: “Lamentablemente fue él. Lo que más le hubiera gustado a Susana es que no hubiese sido Lío. Pero con toda la investigación surgió que el teléfono estaba a su nombre y él reconoció que había habido algunos llamados, aunque lo atribuía a un llamado de compromiso de saludo”.

De todas formas, el letrado señaló que para Roccasalvo es trascendental que su colega esté enfocado exclusivamente en su recuperación: “Me llamó muchas veces, muy insistente. Yo no me había enterado (de la enfermedad de Pecoraro) pero la atendí y me dijo: ‘Mauricio, que no vaya a pasar nada en la causa que nosotros no podamos evitar’. Creo que los dos son buenas personas y nadie quiere aprovecharse de esta situación tan triste como la que vive Lío”.

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