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La contracara de la Villa 21-24

Por Ezequiel Zabalza. Este lugar se ganó el mote de ser "la villa más peligrosa de la ciudad de Buenos Aires", pero lo que no se divulga es que en el barrio hay gente con intenciones solidarias para que los jóvenes no caigan en la droga ni en la delincuencia.

Por Ezequiel Zabalza
@Capichorra
ezabalza@diarioveloz.com


La Villa 21-24 sobresale en los medios de comunicación por sus hechos delictivos. Es la más poblada de la ciudad de Buenos Aires y se extiende entre el Riachuelo y el estadio de Huracán.

Este territorio alberga a poco más de 44.000 habitantes de los cuales hay un gran porcentaje que se encuentra desocupado, tienen planes sociales o trabajan en negro. También conviven con la presencia cotidiana del paco, una droga que consumen en su mayoría niños pobres.

Sin embargo de todo lo malo que se conoce en la Villa siempre hay algo bueno por rescatar. Y si te internás dentro de la zona, podrás descubrir otros mecanismos positivos como lo es el comedor "Amor y Paz" y una escuela de arte, la "Fraternidad del Sur". Ambos sitios agrupan a muchos jóvenes, quienes están interesados por aprender para no caer en las tentaciones de la delincuencia o el consumismo de la droga. Gracias al trabajo ad honoren de un grupo de entusiastas, quienes son los encargados de poner en marcha las ilusiones de decenas de chicos que tienen en mente un objetivo: que es poder mejorar su calidad de vida.

A través de los talleres, que están divididos por áreas (teatro, cine, fotografía, periodismo, hip hop y graffiti, entre otros) en la Fraternidad o juegotecas, boxeo y el circo, que es lo que ofrece el comedor, los docentes logran que los jóvenes se olviden un poco de la realidad en la que viven, en donde la marginalidad y las urgencias crecen día a día.

Por otra parte, éste grupo de gente busca hacerle frente a la adicción al paco, en la que muchos jóvenes y adultos caen. Esta es una droga de las que todos quieren salir pero es también la más difícil de dejar. Es una sustancia considerara no apta para el consumo humano, a diferencia de otras como la marihuana o la cocaína.

Para los colaboradores de ambos lugares, la meta para enfrentar una recuperación de un adicto que parece imposible o que los chicos no caigan en esas tentaciones, es el de la recreación y la enseñanza.

Por eso, los alumnos, que son consciente de lo que sucede en la Villa, asisten a clase estimulados bajo el lema "Si yo no hago nada por mí, nadie lo va hacer", que hace que cada día uno le pueda ganar a las sustancias prohibidas o alejarse de la mala junta, esa que te conduce casi siempre a la cárcel o a la muerte.

No todo está perdido en la villa, existe la esperanza que se pueda revertir la situación mediante políticas de estado. Pero, mientras tanto, los alumnos, que se acercan a ambos
establecimientos, deben convivir con transas, sicarios, pibes chorros y los chicos del paco. Ellos, que pueden ser víctima de estos delincuentes, mantienen la ilusión y el sueño de vivir mejor, gracias a los aprendizajes que se obtienen en "Amor y Paz" y en la "Fraternidad del Sur".