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La capital de Uruguay podría quedarse sin agua potable en una semana por la sequía

Las reservas en Paso Severino continúan bajando y a la zona metropolitana le quedan, aproximadamente, seis días de agua segura para el consumo.

Montevideo, la capital de Uruguay, está al borde de una situación inédita e histórica, pero extremadamente crítica: quedarse sin agua bebible para la población, en medio de la crisis del agua que se transformó en emergencia hídrica tras la peor sequía del último siglo. ¿Qué pasará cuando las reservas se agoten por completo?

“Por ahora sigue siendo bebible”, afirmó el presidente Luis Lacalle Pou, asegurando que se avisará con tiempo cuando la situación cambie y los niveles de sodio y cloruros —elevados por la imposibilidad de mezclar el agua del Río de la Plata (salada) con la del río Santa Lucía (dulce) por el agotamiento de esta última fuente— no permitan seguir consumiendo el agua distribuida por la Administración Nacional de Obras Sanitarias del Estado (OSE).

Sin embargo, ese “tiempo” es cada vez más acotado: según las estimaciones, a la capital del país le quedan aproximadamente seis días de agua bebible si no se presentan lluvias copiosas que permitan recuperar algo de las reservas perdidas.

Mientras tanto, el nivel en el embalse de Paso Severino sigue cayendo, y ya llegó al 1,75% de su capacidad —apenas 1.173.573 metros cúbicos de su capacidad total de 67.000.000 metros cúbicos—; y la salinidad en el agua se disparó en todas las líneas de bombeo que abastecen a la capital y sus alrededores, superando ampliamente los límites máximos de sodio y cloruros permitidos por el Ministerio de Salud Pública (MSP).

Ahora bien, pareciera ser que el momento en que finalmente el agua deje de ser bebible en la zona metropolitana está cada vez más cerca y es inevitable. Frente a este escenario, OSE y los gobiernos departamentales, así como el gobierno nacional, prepararon diversas medidas para garantizar el abastecimiento de este recurso indispensable en la población.

 

Los planes de emergencia para cuando se termine el agua

La posibilidad de que la zona metropolitana se quede sin agua se baraja desde hace semanas, y la fecha límite se ha ido postergando gracias a algunas escasas lluvias que permitieron mantener las reservas por algunos días más. Sin embargo, la velocidad con la que el nivel de agua sigue bajando en Paso Severino —perdió más de la mitad de su caudal en las últimas dos semanas— hace pensar que el agotamiento del agua bebible está más cerca que nunca.

En este escenario, OSE trabaja en una aplicación para celulares que permitirá organizar la distribución de agua embotellada o subsidiada entre los ciudadanos del área afectada, garantizando así el abastecimiento. Para esto, la empresa estatal compró un software por 40 millones de pesos (más IVA) a la empresa tecnológica Sonda, cuyo funcionamiento incluiría la posibilidad de tener un monto determinado a modo de crédito para gastar en agua embotellada. El crédito —a determinación del gobierno— servirá en los comercios que vendan agua y permitirá comprarla sin costo alguno o con un precio subsidiado. Sin embargo, no hubo novedades sobre este tema en los últimos días.

Mientras tanto, la planta desalinizadora que debía llegar de Houston, Estados Unidos, a mediados del mes pasado —y que, en un escenario donde la principal fuente de agua será el Río de la Plata, por lo que esta maquinaria se hace indispensable—, todavía podría demorar entre una y dos semanas más en arribar al país, en tanto el dispositivo no entra en ninguno de los aviones que tiene disponible el gobierno y el viaje se realiza en barco.

De forma paralela, el agua embotellada ha sido protagonista de varias medidas, en tanto ya es un producto muy consumido en el área metropolitana por la mayor salinidad en el recurso distribuido por OSE; pero puede transformarse en un elemento fundamental en los próximos días. En este sentido, desde fines de mayo, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) habilitó la importación de agua embotellada con exoneración de impuestos —particularmente, de la tasa consular y el correspondiente al Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU).

Asimismo, se aprobó a fines de junio en el Parlamento la ley para exonerar por completo los impuestos en este producto —con y sin gas—, en tanto dure la emergencia hídrica y con el objetivo de controlar los precios ante un aumento de demanda constante que puede incrementarse drásticamente en el corto plazo. Respecto de esto, habrá que ver qué pasará con el stock de agua embotellada en los comercios.

Por su parte, el gobierno comienza a entregar a partir de hoy una asistencia para 90.000 jubilados y pensionados que cobran la mínima. La misma consiste de 850 pesos mensuales, equivalentes a la compra de dos litros de agua diarios, y se entregará junto con el cobro de las pasividades. Mientras tanto, el Parlamento tiene un proyecto de ley que crea un Fondo de Emergencia Hídrico y plantea esta modalidad para 500.000 personas en situación de vulnerabilidad —con un costo de 12 millones de dólares por mes para el Estado— que se verán directamente perjudicadas cuando se agote el agua bebible.

 

Obras para rescatar las reservas

Las represas de emergencia también son otra alternativa que ha estado manejando el gobierno, con la construida sobre el río Santa Lucía, a la altura de Belastiquí, en primer lugar. En este caso, la obra costó 500.000 dólares y su objetivo fue aislar un tramo del curso de agua para gestionarlo de forma más eficiente. El problema fue que el caudal siguió bajando.

Ahora, el Poder Ejecutivo trabaja para la construcción de una nueva represa de emergencia, esta vez en el río San José, la cual contará, además con una serie de cañerías de 13 kilómetros y medio que llevará agua hasta Belastiquí para luego abastecer a la planta de Aguas Corrientes, de la cual parte el suministro para el área metropolitana. Esta obra tendrá un costo de 40 millones de dólares y hay discrepancias en cuanto a su plazo de terminación: mientras el presidente Lacalle Pou anunció que tardaría solo 30 días, las empresas constructoras se comprometieron a entregar los trabajos a OSE en dos meses. Respecto a esto, el mandatario se reunirá mañana con las autoridades de la empresa estatal para evaluar el estado de las obras.

De todas formas, las obras parecieran no llegar a tiempo y, una vez que termine la sequía, deberán ser destruidas en tanto son soluciones provisorias.

Mientras tanto, es probable que los camiones cisterna que ya distribuyen agua potable en hospitales y escuelas de la zona metropolitana comiencen a expandir su rango de entrega a otras instituciones. El departamento de Maldonado, por su parte, ya ofreció la posibilidad de abastecer a Montevideo de sus propias reservas, enviando 30.000 litros de agua cada media hora para garantizar el suministro en la capital.

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