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La búsqueda de un gol de oro

*Por Mauricio Maronna. La campaña santafesina ingresa en su tramo definitorio. Ahora sí, no hay tiempo para milagros ni milagreros. Es el momento en que las encuestas de ayer aparecen rugosas y las de mañana comenzarán a ser simulacros de las elecciones.

La campaña santafesina ingresa en su tramo definitorio. Ahora sí, no hay tiempo para milagros ni milagreros. Es el momento en que las encuestas de ayer aparecen rugosas y las de mañana comenzarán a ser simulacros de las elecciones. Se terminó el tiempo de candidatos invirtiendo para hacerse conocer. Ahora es tiempo de seducir al electorado.

Hay en la oferta a gobernador muy buenos candidatos, un plus que diferencia a Santa Fe del resto de las provincias. A veces parece que los propios postulantes no se han dado cuenta de ese hándicap y encararon una tarea proselitista demasiado tradicional, sin grandes ejes convocantes, sin demasiadas ideas renovadoras.

Todo por la foto. La aparición de la boleta única fue sobredimensionada a la hora de hacer campaña. Creer que la sociedad santafesina decidirá en el cuarto oscuro sólo por las bondades de una foto o el recorte de una cara es subestimar a un electorado que ya dio muestras suficientes de saber a quiénes elegir y a quiénes no. Y no precisamente por las particularidades de una foto carné.

La interna del Frente Progresista parece la antesala de un enorme teatro de operaciones. Sin dudas, los dos candidatos socialistas (Antonio Bonfatti y Rubén Giustiniani) y el postulante radical (Mario Barletta) convirtieron esa compulsa en atractiva, fragorosa y de resultado aún incierto. Unos y otros se mueven de acuerdo a lo que dictan los manuales de comunicación política, les falta el agregado individual, el pequeño gran detalle que resuelve la partida.

Tal como se preveía, el gobernador Hermes Binner intenta trasladar a su delfín la alta imagen positiva que tiene en todo el territorio santafesino para poder derrotar de arremetida a Giustiniani. El jefe de la Casa Gris utilizó la pirotecnia más explosiva en todo este tiempo buscando limar al senador nacional. En cualquier otro partido, los dichos de Binner hubieran actuado como factor de quiebre interno. Sin embargo, en el socialismo aún se dice que después de las internas todo seguirá su curso como si nada hubiese pasado.

"Estamos peleando contra el ejército de Estados Unidos y tenemos sólo arcos y flechas. Hay que mantener la diferencia en estos 20 días pese a que nos están tirando con toda la cañonera", les dijo Giustiniani a sus militantes pocas horas atrás. Una de las grandes dudas es saber si la estrategia del giustinianismo de permanecer a la defensiva ante los mandobles del gobernador y de Bonfatti tendrá resultado neutro cuando el domingo 22 de mayo se empiecen a contar los votos.

Triple empate. Barletta también pegó un giro en la campaña destinado a consolidar su voto en el interior de la provincia, guiado por una realidad: la gran cantidad de municipios y comunas en manos de la UCR. El candidato radical debe blasfemar en su intimidad la implementación de la boleta única, que no le permite a priori traccionar todo lo que querría. "Hay un triple empate: la división del voto socialista nos va a dar el triunfo", acicatea el intendente de la ciudad de Santa Fe a su tropa. El gran factor inexpugnable hasta ahora para las chances de Barletta es la ciudad de Rosario, por eso necesita vincular aquí el voto a Jorge Boasso con el suyo a gobernador.

Peronismo unplugged. Al tiempo que la interna del Frente Progresista se convierte cada vez más en un ámbito ruidoso, de descarnada lucha por el poder, en el justicialismo santafesino soplan vientos de tranquilidad. Agustín Rossi fue el que adquirió mayor visibilidad en el inicio de la campaña. consiguió tener un voto duro del kirchnerismo más militante, y ahora parece decidido a mantener esa base de sustentación en la creencia de que le servirá para salir airoso de la pelea.

Omar Perotti surfea en su adhesión al gobierno nacional y —al igual que Barletta en la otra vereda— tiene un recorrido más acendrado en el centro norte de la provincia que en Rosario y el sur. En el sector referenciado en el intendente de Rafaela creen que hay un "microclima periodístico demasiado rosarino que impide ver las fortalezas". A esta altura de las circunstancias, lo mejor es no apresurarse en arriesgar pronósticos. El 22 de mayo ya está demasiado cerca.

El enigma. El derrotero de Rafael Bielsa también es un enigma. Junto a Rossi es el más claramente alineado en el espacio nacional gobernante, aunque al inicio de la historia (y antes del cierre de listas) todo parecía indicar que como en el 2007 lograría también acolchonar las voluntades del reuteobeidismo.

Juan Carlos Mercier intenta hacer más visible su patriada de no presentarse con nada que huela a kirchnerismo, justo en momentos en que la presidenta de la Nación cotiza más alto que nunca. En el espacio no K, el candidato del PRO, Miguel Del Sel, tiene como horizonte de su campaña imantar todas las voluntades no referenciadas en la Casa Rosada. La ausencia de interna puede perjudicar a Del Sel el 22 de mayo, siempre que los electores consideren más atractivo participar de la compulsa del Frente Progresista o del justicialismo. También puede haber variantes respecto de quién sea el ganador de la interna peronista.

Por los bordes. Si bien su apuesta de máxima está craneada para las elecciones generales del 24 de julio, hay clima de satisfacción por la buena recepción que tiene el cómico en barriadas de las grandes ciudades y en los meandros de la bota.

El mejor rulo de un análisis político asentado en la realidad debería referir, precisamente, a que nadie sigue estando en condiciones de hacerse los rulos. Todos necesitan de un gol de oro que, en el tiempo límite, les permita sacar la diferencia que jamás pertenecerá al marketing, al gacetilleo o al bombardeo publicitario. En eso deberían estar los unos y los otros.