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Juana de Arco, la historia de la mujer quemada en la hoguera "por bruja" por el poder machista

"Yo tenía trece años cuando escuché una voz de Dios”, aseguró en un momento la joven que liberó Francia y no sólo fue una revolucionaria, sino que pasó de bruja a Santa. Su historia, su lucha y cómo logró permanecer a través de los años. 


Juana de Arco nació el 6 de enero de 1412 en Domrémy (región de Lorena, Francia),  en el seno de una familia humilde, campesina, y vivía con sus padres y sus cuatro hermanos. A pesar de haber ocurrido hace más de  u historia tan antigua parece sacada de la actualidad. No sólo por la fama de la joven sino por su fuerza. Juana es tal vez un ejemplo de mujer empoderada. Al extremo, claro.

Cuando Juana tenía 13 años, comienza a tener “experiencias místicas”: a menudo tenía visiones y escuchaba voces, y aseguraba haber visto a San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita, siendo estos santos los que se comunicaban con ella. En un interrogatorio en Poitiers, llevado a cabo con motivo de las visiones, Juana afirma que las propias santas se habían identificado. Fue el arcángel San Miguel el que le encomienda dirigir un ejército a tierras francesas para acabar con el sitio de Orleans, donde los franceses aguantaban el embate de las tropas inglesas.

Es entonces cuando Juana recurre a Robert de Baudricourt, comandante de la guarnición armagnac, establecida en Vaucouleurs, para dar al delfín (futuro rey Carlos VII) el mensaje secreto que le habían transmitido las voces. Para esto, Juana necesitaba un escolta, el cual se le concede en enero de 1429. En este momento, el futuro rey desconfía de las intenciones de la Pucelle (sobrenombre con el que se conocía a Juana), y se esconde entre la multitud para ver si ésta es capaz de encontrarlo; Juana reconoce al delfín y consigue la entrevista que deseaba.

Una vez convencido el delfín, Juana parte hacia Orleans abanderando un ejército francés que saldría victorioso. Juana enfrenta su misión vestida por primera vez con ropas de hombre, recogido en el testimonio de Jean de Metz: “Cuando Jehannette estaba en Vaucouleurs, la vi vestida con un vestido rojo, pobre y gastado (…) Le pregunté si quería hacer el viaje vestida como iba, y ella me respondió muy enérgicamente que quería ponerse ropa de hombre. Entonces le di el traje y el equipamiento de uno de mis hombres. Después, los habitantes de Vaucouleurs, tendrían un traje de hombre hecho para ella, con todos los requisitos necesarios”.

Juana consigue, tal y como preveían las voces, derrotar a los ingleses y realizar además una serie de campañas victoriosas que permitieron llevar al futuro rey a Reims, donde se llevó a cabo su coronación como Carlos VII de Francia. Juana ya había cumplido su cometido, pero la ciudad de París seguía tomada por el enemigo, y decide unirse de nuevo al batallón para recuperar la ciudad. La ofensiva resultó un fracaso dada la resistencia borgoñona, combinada con la tendencia también pro-borgoñona de sus habitantes. En este punto, Juana resultó herida por una flecha en un muslo, lo cual aceleró la decisión que el rey estaba destinado a tomar: la retirada.

El rey pone freno a la campaña militar entrando en conflicto con Juana, ya que ésta consideraba la retirada como un error. Carlos VII decide tomar la vía pacífica, y disolver la guerra mediante pactos y tratados con el enemigo. Juana decide reemprender sola la campaña militar, pero las derrotas se fueron sucediendo y las voces hicieron saber a Juana que sería capturada antes del día de San Juan, el 24 de junio. Finalmente Juana fue hecha prisionera por los borgoñones en Compiégne en el año 1430, y fue encarcelada en el castillo de Beaurevoir. Los borgoñones negociaron ceder la custodia de su prisionera a los ingleses.

En 1434 tiene lugar el juicio de Juana de Arco, inicialmente acusada de herejía. El arzobispo de Beauvais se encargó de presentar cargos contra la acusada y dirigir la investigación vigente. Encontraron claros argumentos para culparla: vestía como un hombre, abandonó a su familia y las voces que oía podían tener un origen demoníaco en lugar de santo. En mayo del mismo año Juana es condenada a morir en la hoguera en Rouen. Juana de Arco falleció, con tan solo 19 años, por el efecto del monóxido de carbono fruto de la combustión de la leña utilizada para iniciar el fuego, y posteriormente su cuerpo fue reducido a cenizas.JUANA DE ARCO



23 años después de la muerte de Juana, su familia pidió una revisión del caso. La inocencia de Juana fue reconocida ese mismo año en un proceso donde hubo numerosos testimonios y se declaró herejes a los jueces que la habían condenado. Después de las famosas hazañas de su hija en 1429, a la familia se le concedió el estatus de nobleza por Carlos VII en diciembre de aquel año.

Jean de Metz hizo su declaración en el proceso de nulidad el 31 de enero de 1456, ya con una edad que rondaba los 57 años. Declara muy a favor de Juana, de lo cual se extrae la gran admiración y aprecio por la que consideraron su heroína.


Con el personaje de Juana de Arco se entremezcla la verdad histórica con la leyenda. Finalmente, Juana fue beatificada por el papa Pío X en 1909, y posteriormente declarada santa en 1920 por el papa Benedicto XV. Ese mismo año fue declarada la santa patrona de Francia.

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