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Jelinek: "Soy muy carita"

Karina Jelinek abre las puertas de su intimidad y revela su rutina de flamante esposa junto a Leo Fariña: Sus "gustos", las extravagancias de la pareja y su nueva vida registrada minuto a minuto en su nuevo reality. "Mi marido quiere pagarme por hacer el amor, pero aún no le cobré", dijo la modelo.

La modelo argentina (28) ya tiene su propio reality en la tevé: PM, versión tarde de AM el programa que Verónica Lozano y Leo Montero conducen por Telefe. Fiel al estilo Paris Hilton, donde una multimillonaria muestra minuto a minuto cómo gasta su dinero en un mundo de superfluas preocupaciones, Karina sostiene en una entrevista para GENTE que no teme que la vean por la pantalla chica todo el día porque "no tengo nada que ocultar".

"Yo soy más inocente y pura que ella, que se hizo conocida por sus millones y no por su talento, como me pasó a mí", cuenta Jelinek con respecto a la rubia millonaria estadounidense.

La modelo casada con Leonardo Fariña (24) hace tres meses y en una relación con él casi desde el momento en que se conocieron, siete meses atrás en Tequila de Punta del Este,  convive en un piso de 400 metros cuadrados sobre Avenida del Libertador, que ya están pensando en cambiar. "Queremos mudarnos a una casa en Barrio Parque. ¡Voy a ser vecina de Susana, Mirtha y Marcela Tinayre! Claro que si no conseguimos algo lindo con jardín y pileta, buscaremos por San Isidro", cuenta entusiasmada.

Si bien sostiene que decidió hacer el Reality porque no tiene nada que ocultar, insiste en la imagen que muchas veces la gente se hace de ella, no es la real: "Ni en la tele ni en las revistas me muestro como soy. Llegué a ser conocida porque soy una mujer muy inteligente, pero tengo un personaje y una coraza para los medios. Todos pueden ver que soy despistada, espontánea y auténtica, pero en realidad soy una mujer sensible, sentimental, cariñosa, pegota... Me gusta que Leo me mime todo el tiempo, que me malcríe. Adoro que mi marido me trate como una princesita y ser su geisha".

Entre las fantasías que aún no han cumplido como pareja, Jelinek cuenta: "Mi marido tiene la fantasía de pagarme para hacer el amor, pero aún no le cobré ni un peso. Igual, quiero que sepa que soy muy carita. En realidad, nunca cobré por sexo, aunque tuve muchas propuestas indecentes: me ofrecieron trabajo y hasta una casa".

Con respecto a sus tareas como ama de casa, cuenta estár feliz de ocuparse de su marido y de las pequeñas actividades hogareñas en las que se desempeña: "No te creas que limpiar o pasar el trapo me pone de mal humor, porque me gusta mi nueva vida de señora. Amo a mi marido. Aunque a Leo no lo conozco mucho y lo estoy conociendo con el correr de los días, te puedo decir que es un dulce, un tierno y me cumple todos los caprichitos, aunque ahora tengo menos que antes".

Sobre el mito de las "milanesitas en babydoll", la morocha sostiene: "La verdad es que no soy una experta en la cocina, pero las cosas básicas las hago muy bien. Igual, nosotros somos mucho de ir a comer afuera o pedir delivery. Seis de cada siete días pido delivery de milanesas con papas fritas, con puré, con ensalada; o pizzas, empanadas, pastas. Y cuando le cocino a Leo preparo casi un ritual".

Y agregó: "Leo trabaja mucho y no nos vemos en todo el día. Entonces, cuando quiere sus milanesitas caseras con puré, lo espero a cara lavada y muy perfumadita, porque soy maniática de los olores y por eso tengo 100 perfumes. Me visto con un baby-doll, portaligas y un mini delantal. El se pone tan fogoso que las milanesas casi siempre se me queman. Además, Leo es experto en hacer asado, y me prepara ricas provoletas y lomos. Hay días que no tengo nada en la heladera, porque me olvido de hacer las compras, y pedimos delivery".

Otra diferencia de su vida de casada, es que ahora cuida más la billetera, de su marido, claro: "Leo es muy bondadoso, pero yo no estoy tan gastadora como cuando era soltera. Antes me gastaba toda la plata que ganaba en ropa y zapatos. Ahora soy más ahorrativa, y pido descuento, como un ama de casa más. Yo compro mucho cuando viajo y me vuelvo muy consumista. Pero a mi marido le cuido la platita".