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Independiente: la impunidad de los menos buenos

El Vicepresidente segundo duerme con el llanto de sus hijas, los nenes del colegio se quedaron sin clase por amenazas de bomba y la CD no tiene paz alguna. Mientras, ellos, los verdaderos culpables, caminan libremente por las calles de Avellaneda.

* Por Mariano Bertotto

@MarianoBertotto

Mbertotto@diarioveloz.com

¿Basta un derecho de admisión? ¿Basta repudiarlos? ¿Basta dejarlos de lado? ¿Basta ignorarlos? No. Hay ciertas medidas que están llevándose a cabo que suman para un bien común, pero son apenas pequeños microbios dentro de un cúmulo de basura.

Amantes de quienes queremos que la seguridad y el fútbol vayan de la mano aplaudimos la decisión de Javier Cantero, presidente de Independiente, de enfrentar a los barras. ¿Pero está verdaderamente apoyado? ¿Por qué no apreciamos a los presidentes del resto de las entidades hablar al respecto? ¿Tanto miedo tienen? Y sí. Si nos remitimos a las últimas horas, el vicepresidente segundo de Independiente, Claudio Keblaitis, recibió serias amenazas, por las que sus hijas le exigieron llorando su renuncia al cargo. Si vamos unas semanas atrás, los inocentes nenes del colegio de la entidad Roja tuvieron que retirarse del establecimiento por recibir amenazas de bomba. Y si vamos más atrás aún, podemos mencionar interminables casos de aprietes, intimidaciones y bravatas. Pero...¿Hasta cuando? Mientras, el capocómico Antonio Gasalla tiene seguridad privada y Gendarmería que lo vigile. Y sí, el poder del mediático logra hasta lo que parece imposible, y el pueblo, la masa, la mayoría, sigue luchando el día a día contra los verdaderos culpables, que por cierto siguen libres deambulando por las mismas calles que transitamos a diario. Ojo, no ingresan a una cancha pero sí amenazan de muerte por doquier, sin consecuencia alguna. Cuando mi amigo, el último fin de semana, fue preso por discutir con un policía en la vía pública.

¿De qué estamos hablando? De la impunidad señores. De esa palabra que tan lejos está de disolverse, y día tras día se convierte más sólida.