Iglesia vs. nuevo Código Civil
Monseñor José María Ancedo citó punto por punto los items del nuevo código que según la institución atentan contra la familia. Por su parte, Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema respondió.
Luego del proyecto de reforma del código civil que intenta ajironarse a los tiempos que corren y a las nuevas necesidades de las personas, la Iglesia, al sentir tocados sus derechos, respondió.
La discusión continúa: "No debemos guiarnos por fundamentalismos", dijo Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema de Justicia y uno de los principales impulsores de la reforma, tras los dichos de los representantes de la Iglesia.
Es que la institución eclesiástica estivo ligada desde hace años al poder y a la política y durante mucho tiempo fue crucial en las decisiones, viendo hoy su poder disminuido, controversia que comenzó hace un año cuando se aprobó la ley del matrimonio igualitario y se abrieron otros debates como el del aborto y la legalización de la marihuana.
El Monseñor José María Ancedo, se presentó esta semana ante el Congreso para objetar los puntos que según él y la institución atentan contra la familia y las buenas costumbres.
Una de las principales modificaciones del código se relaciona con las facilidades a la hora de llevar a cabo un divorcio, con la implementación de ésta ley, el matrimonio quedaría disuelto si uno de los cónyuges así lo quisiese, es decir que se evitarían juicios engorrosos y se agilizarían mucho los trámites y la fidelidad dejará de ser un deber legar.
A este punto, la Iglesia responde que así se debilitarán las relaciones y los lazos familiares, desvalorizándolos: "Prácticamente no hay diferencias entre un matrimonio y una unión de hecho".
A los dichos del monseñor, Ricardo Lorenzetti respondió argumentando que se trata de un modelo inclusivo: "El que es religioso y tiene un modelo de familia podrá vivir tranquilo con este Código, pero también lo podrá hacer quien no lo es y tiene otra idea de familia. Tenemos que legislar para todos".
Otro de los puntos del nuevo Código Civil, por demás polémico es el que se refiere a la "gestación por sustitución o alquiler de vientre". La Iglesia dice que la modalidad degrada a la mujer y que podría dar lugar a la explotación de bajos recursos.
Mientras que el nuevo Código dice: "La gestante no podrá recibir retribución alguna, deberá tener al menos un hijo propio y sólo podrá ser sometida a dos procesos de gestación por sustitución en toda su vida".
La reglamentación también se refiere a las nuevas técnicas de reproducción asistida: "Los hijos nacidos de una mujer por las técnicas de reproducción humana asistida serán también hijos del hombre o la mujer que hubiesen prestado el consentimiento previo y así será anotado en el Registro Civil".
A lo que la iglesia responde invitando a reflexionara para hacer una "atenta" revisión del artículo, argumentando objeciones éticas y jurídicas" y que de esta forma se estaría negando al nacido el derecho a la identidad.
Por su parte, Lorenzetti fue claro y sintético: "La regulación se hizo teniendo como base una sociedad pluralista, en la que hay diferentes visiones de la vida y de la organización familiar. La Iglesia representa una visión, legítima desde su punto de vista, pero el Derecho debe comprender a todos".
Las sociedad fue mutando durante los últimos años y los modelos actuales de familia no son los mismos que los de hace dos décadas. Sin embargo, vivimos en una sociedad libre en la que cada uno puede tomar sus propias decisiones: "El Derecho no puede imponer modelo. Nadie puede sustituir las decisiones personales en una sociedad donde cada uno vive como quiere", concluyó Lorenzetti.
La discusión continúa: "No debemos guiarnos por fundamentalismos", dijo Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema de Justicia y uno de los principales impulsores de la reforma, tras los dichos de los representantes de la Iglesia.
Es que la institución eclesiástica estivo ligada desde hace años al poder y a la política y durante mucho tiempo fue crucial en las decisiones, viendo hoy su poder disminuido, controversia que comenzó hace un año cuando se aprobó la ley del matrimonio igualitario y se abrieron otros debates como el del aborto y la legalización de la marihuana.
El Monseñor José María Ancedo, se presentó esta semana ante el Congreso para objetar los puntos que según él y la institución atentan contra la familia y las buenas costumbres.
Una de las principales modificaciones del código se relaciona con las facilidades a la hora de llevar a cabo un divorcio, con la implementación de ésta ley, el matrimonio quedaría disuelto si uno de los cónyuges así lo quisiese, es decir que se evitarían juicios engorrosos y se agilizarían mucho los trámites y la fidelidad dejará de ser un deber legar.
A este punto, la Iglesia responde que así se debilitarán las relaciones y los lazos familiares, desvalorizándolos: "Prácticamente no hay diferencias entre un matrimonio y una unión de hecho".
A los dichos del monseñor, Ricardo Lorenzetti respondió argumentando que se trata de un modelo inclusivo: "El que es religioso y tiene un modelo de familia podrá vivir tranquilo con este Código, pero también lo podrá hacer quien no lo es y tiene otra idea de familia. Tenemos que legislar para todos".
Otro de los puntos del nuevo Código Civil, por demás polémico es el que se refiere a la "gestación por sustitución o alquiler de vientre". La Iglesia dice que la modalidad degrada a la mujer y que podría dar lugar a la explotación de bajos recursos.
Mientras que el nuevo Código dice: "La gestante no podrá recibir retribución alguna, deberá tener al menos un hijo propio y sólo podrá ser sometida a dos procesos de gestación por sustitución en toda su vida".
La reglamentación también se refiere a las nuevas técnicas de reproducción asistida: "Los hijos nacidos de una mujer por las técnicas de reproducción humana asistida serán también hijos del hombre o la mujer que hubiesen prestado el consentimiento previo y así será anotado en el Registro Civil".
A lo que la iglesia responde invitando a reflexionara para hacer una "atenta" revisión del artículo, argumentando objeciones éticas y jurídicas" y que de esta forma se estaría negando al nacido el derecho a la identidad.
Por su parte, Lorenzetti fue claro y sintético: "La regulación se hizo teniendo como base una sociedad pluralista, en la que hay diferentes visiones de la vida y de la organización familiar. La Iglesia representa una visión, legítima desde su punto de vista, pero el Derecho debe comprender a todos".
Las sociedad fue mutando durante los últimos años y los modelos actuales de familia no son los mismos que los de hace dos décadas. Sin embargo, vivimos en una sociedad libre en la que cada uno puede tomar sus propias decisiones: "El Derecho no puede imponer modelo. Nadie puede sustituir las decisiones personales en una sociedad donde cada uno vive como quiere", concluyó Lorenzetti.