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Homenaje público a un héroe anónimo

¿Será cierto? ¿Encontraron a un hombre que se fue al espacio con extraterrestres?

Por Cristina Wargon
@CWargon


Tal era el titular de DiarioVeloz.com, referido al desaparecido Juan Domingo Leguizamón, y la preocupación de su señora esposa. Me detuve largamente frente a la foto que ilustra la nota. Ella es una gordita "apenas", con ese típico sobrepeso de "total ya lo cacé y no me cuido mas". Adivino que años ha entró a la iglesia con una cinturita mínima, tan frágil como los azahares que llevaba en su mano. Están posando los dos contra un paisaje bastante deprimente, como puede ser cualquier serranía cordobesa en pleno invierno. Ella es buenamoza pero tiene una expresión sospechosa, una risa como de satisfacción con aire de "Heme aquí con el gil al lado". Se toma una mano con la otra en una suerte de abrazo a sí misma, de modo que el único gesto de proximidad es la cabeza que apoya sobre su hombro. Hay algo en su actitud que delata desear estar tomando un daiquiri en Cancún...

Pero, así es la vida que le tocó, y no dudo que se lo habrá hecho saber al cordobés cada vez que pudiera, agregando que está ahí por él... por su culpa, por su mismísima culpa. Nuestro héroe, ya peladito, tiene los hombros vencidos, y la toma apenas de un hombro cual si fuera una yarará de la cual hay que cuidarse. Los dos se arquean un poco para que los cuerpos no se rocen.

Resumamos, tienen el aspecto de una pareja que no se aguanta más, y está posando para que una foto certifique la felicidad inexistente. En esta situación, con hijos ya grandes, de los cuales ninguno puede agarrarse porque ya se fueron, lo que suelen hacer las parejas es: A) Actuar como si nada ocurriera (y nada más verdadero: no ocurre nada ) B) Entrar en un festival de cuernos C) Huir

En la opción "A" suelen ser más duchas las mujeres, en la "B", los varones (no por menos virtud sino por más oportunidades).

Y claramente, huir en esas circunstancias, es cosa del sexo fuerte. Lejos de mí está juzgar la huida en sí, pero lo francamente exasperante, es la desprolijidad con que lo hacen. En estos casos, los caballeros evitan esas largas explicaciones que a las mujeres nos gustan tanto. Suelen decir que consiguieron un trabajo lejos, del cual no vuelven jamás, o humildemente salen a comprar cigarrillos a la Antártida.

Pero mi héroe, don Juan Domingo Leguizamón, lejos de estos atajos viles, inventó una historia conmovedora y la llevó a cabo con una prolijidad pasmosa:

Anunció a su familia que partía a "una misión extraterrestre".

No se llevó ninguna pertenencia con él, e incluso le dejó una carta a su hija en la que decía "No me busquen. Me voy como llegué al mundo", y un poder para que recibiera sus bienes,

Si Juan Domingo Leguizamón no es un ídolo, toda mi vida está equivocada. He allí un hombre imaginativo, cuidadoso, un excelente padre que a punto de ser abducido le deja sus bienes a la hija... Exijo para él un monumento en la plaza pública al "huidor ejemplar".

Por supuesto que fue la mujer, prima hermana de Eva y sobrina directa de Pandora, quien tuvo que desbaratar esa fina ingeniería, y avisar a la policía.

Finalmente, nuestro héroe fue encontrado en Santiago del Estero tomando mate en casa de una hermana.

Parafraseando a Borges me lamento: "Una leyenda de coraje se ha perdido, en sórdidas noticias policiales".

¡Juan Domingo Leguizamón serás para siempre mi ídolo!