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¿Hacia la "mediocridad económica"?

Por Germán Fermo* Hace meses que los mercados de riesgo global operan con una exagerada cuota de negatividad y volatilidad. Es cierto también que estos últimos diez días han visto una recuperación muy rápida y agresiva en los mercados internacionales.

El tercer trimestre de este año ha sido uno de los peores que ha generado esta crisis, con mercados de acciones como mínimo en 10% negativo. Si bien la tendencia ha sido negativa, hemos también observado durante el último trimestre días y semanas de altísimo optimismo.
Los desencadenantes de esta tendencia podemos resumirlos en tres:

a) La lenta resolución del problema del déficit fiscal en Estados Unidos, que culminó con una baja en su calificación crediticia.

b) Una economía americana que volvió a mostrar síntomas de seria debilidad macroeconómica.

c) La sorprendente falta de decisión desde la zona euro referida al tratamiento de su problema de deuda. Todo esto tiñó de rojo a los mercados, principalmente motivados por la falta de confianza en una dirigencia de Estados Unidos y Europa que al menos se percibe como devaluada.

Los mercados fueron mutando y descontando escenarios cada vez más trágicos: desde uno de mediocridad económica inicialmente motivado por una desaceleración de la economía global, con mucha rapidez mutaron a descontar otro mucho más negativo, caracterizado no sólo por la anticipación de un contexto global recesivo sino además por la altísima probabilidad de que ocurriese un default soberano en Europa con todas las consecuencias nocivas que ese evento tendría en el equilibrio general actual.

Los mercados se han "cargado" de excesiva negatividad. La situación que actualmente viven Estados Unidos y Europa es muy endeble.

Ambas economías tienen la carga de una enorme deuda y además con una recuperación futura que en el mejor de los escenarios será mediocre.

Pero este aspecto no es el único que debemos considerar al momento de determinar si los activos globales están caros o baratos. En este sentido, desde el año 2007 hemos observado a la mayoría de los bancos centrales del G10 distorsionar nominalmente estas economías a los efectos de "ir licuando" muy lentamente una crisis que de haberse reconocido en forma inmediata hubiera sido social y políticamente inviable para el G10.

En lo que resta del año, los especuladores se seguirán haciendo una pregunta que a esta altura se ha convertido en un tema cotidiano en los mercados financieros internacionales: ¿podrá Europa finalmente coordinar un paquete de asistencia a los países más comprometidos a nivel de deuda soberana? Dada la envergadura del problema es imposible con un solo paquete pretender solucionar algo que llevó décadas enteras gestar y que seguramente llevará otras tantas solucionar, pero lo paradójico es que los mercados financieros actuales, acostumbrados a constantes intervenciones de los principales bancos centrales del mundo, ni siquiera esperan una solución de largo plazo al problema.

Sólo bastaría el anuncio de "alguna noticia" que le "compre tiempo" a la Eurozona y al Banco Central Europeo como para que los mercados de riesgo global, que han sido tan castigados en el tercer trimestre de este año, encuentren una excusa para retomar una tendencia positiva hacia el cierre del año. Siento que en las próximas semanas los mercados podrían mutar nuevamente a la inversa, de "tragedia inminente" a "mediocridad económica", y si esto ocurre los activos de riesgo deberían recuperarse en el cortísimo plazo.

(*) Ph. D. in Economics (UCLA) y director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella