"Habemus Papam": la película que anticipó el final de Benedicto XVI
Su renuncia sorprendió al mundo y muchos no tardaron en asociar la noticia con el filme "Habemus Papam", de Nanni Moretti. Un director visionario.
Benedicto XVI, quien sufre distintos problemas de salud, dijo que ya no tenía fuerzas para "ejercer adecuadamente" su ministerio. "Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio de Pedro", sostuvo.

En "Habemus Papam", el recién elegido pontífice (interpretado magistralmente por el actor francés Michel Piccoli) sufre un ataque de pánico precisamente cuando debe presentarse en el balcón de San Pedro, en el Vaticano, para saludar por primera vez a los fieles, que esperaban pacientemente la deliberación del cónclave.
En la ficción, el cardenal Melville había aceptado ser parte de la elección del nuevo pontífice pero no esperaba ser elegido. A pesar de reiterados intentos, sus consejeros no logran convencerlo de que es la persona adecuada para ejercer el pontificado. Así que recurren a un reconocido -y ateo- psicoanalista, interpretado por Moretti, para que lo ayude a superar el pánico.

El director de "Caro diario" parece haber anticipado el futuro con su película, estrenada en 2011 tras haber sido presentada en el Festival de Cannes, aunque con ciertos matices.
En el momento de su estreno comercial en Italia, "Habemus Papam" no fue bien recibida en todos los ámbitos. El diario vaticano L'Osservatore Romano no habló muy bien del filme, mientras que la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) subrayó entonces, a modo de elogio, "la mirada de comprensión amplia y generosa" sobre el personaje del Papa, aunque criticó cierta "superficialidad" en la historia.
Viniendo de Moretti, conocido por eludir las etiquetas, por sus posturas de izquierda y por no ser precisamente un hombre de fe, la película era recibida con cierto recelo en los círculos católicos.
Sin embargo, los diálogos del psicoanalista interpretado por el cineasta con el cardenal Melville de Piccoli, no tienen revelaciones escandalosas: presentan un Papa como un un hombre sorprendido por el peso de una responsabilidad que cree no poder asumir, con dudas sobre su misión y sobre la fe.
Moretti podría haberse inspirado para escribir este guión en las propias palabras de Benedicto XVI, cuando en 2010 habló con claridad sobre el "derecho" y la "obligación" de la renuncia al Pontificado, en caso de problemas físicos o psicológicos de quien ocupa el trono de Pedro.
"Si un Papa advierte que ya no está en condiciones física, psicológica y espiritualmente, de realizar los deberes de su oficio, entonces tiene el derecho y, en algunas circunstancias, también la obligación, de renunciar", dijo el pontífice en el libro-entrevista "Luz del Mundo", del periodista alemán Peter Seewald. Benedicto XVI, tras una larga meditación, ha hecho uso de ese derecho, una decisión calificada por el vocero vaticano Federico Lombardi como "de gran coraje".
En la película de Moretti, en cambio, el cardenal Melville decide escaparse sin custodia del Vaticano para meditar profundamente, como un hombre común, sobre cómo enfrentar quizá, el peor de los temores: el de la responsabilidad.
Finalmente regresa y se presenta ante los cardenales -que rezan en secreto para no tener que asumir el cargo vacante- y los expectantes fieles, a quienes anuncia que no se considera capaz de conducir a la Iglesia católica.
Con cierta ironía, en los momentos previos a ese anuncio, se escucha desde los aposentos del recién nombrado Papa la voz de la cantante argentina Mercedes Sosa que entona "Cambia, todo cambia".
Curiosamente, Joseph Ratzinger, considerado un "duro" y enemigo de las reformas por pertenecer a la Congregación para la Doctrina de Fe, que custodia "la correcta doctrina católica" en la Iglesia, ha dado una gran sorpresa en el Vaticano, con una decisión que sólo tiene tres precedentes lejanos (Clemente I, Celestino V y Gregorio XII), el más reciente en 1415.

En "Habemus Papam", el recién elegido pontífice (interpretado magistralmente por el actor francés Michel Piccoli) sufre un ataque de pánico precisamente cuando debe presentarse en el balcón de San Pedro, en el Vaticano, para saludar por primera vez a los fieles, que esperaban pacientemente la deliberación del cónclave.
En la ficción, el cardenal Melville había aceptado ser parte de la elección del nuevo pontífice pero no esperaba ser elegido. A pesar de reiterados intentos, sus consejeros no logran convencerlo de que es la persona adecuada para ejercer el pontificado. Así que recurren a un reconocido -y ateo- psicoanalista, interpretado por Moretti, para que lo ayude a superar el pánico.

El director de "Caro diario" parece haber anticipado el futuro con su película, estrenada en 2011 tras haber sido presentada en el Festival de Cannes, aunque con ciertos matices.
En el momento de su estreno comercial en Italia, "Habemus Papam" no fue bien recibida en todos los ámbitos. El diario vaticano L'Osservatore Romano no habló muy bien del filme, mientras que la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) subrayó entonces, a modo de elogio, "la mirada de comprensión amplia y generosa" sobre el personaje del Papa, aunque criticó cierta "superficialidad" en la historia.
Viniendo de Moretti, conocido por eludir las etiquetas, por sus posturas de izquierda y por no ser precisamente un hombre de fe, la película era recibida con cierto recelo en los círculos católicos.
Sin embargo, los diálogos del psicoanalista interpretado por el cineasta con el cardenal Melville de Piccoli, no tienen revelaciones escandalosas: presentan un Papa como un un hombre sorprendido por el peso de una responsabilidad que cree no poder asumir, con dudas sobre su misión y sobre la fe.
Moretti podría haberse inspirado para escribir este guión en las propias palabras de Benedicto XVI, cuando en 2010 habló con claridad sobre el "derecho" y la "obligación" de la renuncia al Pontificado, en caso de problemas físicos o psicológicos de quien ocupa el trono de Pedro.
"Si un Papa advierte que ya no está en condiciones física, psicológica y espiritualmente, de realizar los deberes de su oficio, entonces tiene el derecho y, en algunas circunstancias, también la obligación, de renunciar", dijo el pontífice en el libro-entrevista "Luz del Mundo", del periodista alemán Peter Seewald. Benedicto XVI, tras una larga meditación, ha hecho uso de ese derecho, una decisión calificada por el vocero vaticano Federico Lombardi como "de gran coraje".
En la película de Moretti, en cambio, el cardenal Melville decide escaparse sin custodia del Vaticano para meditar profundamente, como un hombre común, sobre cómo enfrentar quizá, el peor de los temores: el de la responsabilidad.
Finalmente regresa y se presenta ante los cardenales -que rezan en secreto para no tener que asumir el cargo vacante- y los expectantes fieles, a quienes anuncia que no se considera capaz de conducir a la Iglesia católica.
Con cierta ironía, en los momentos previos a ese anuncio, se escucha desde los aposentos del recién nombrado Papa la voz de la cantante argentina Mercedes Sosa que entona "Cambia, todo cambia".
Curiosamente, Joseph Ratzinger, considerado un "duro" y enemigo de las reformas por pertenecer a la Congregación para la Doctrina de Fe, que custodia "la correcta doctrina católica" en la Iglesia, ha dado una gran sorpresa en el Vaticano, con una decisión que sólo tiene tres precedentes lejanos (Clemente I, Celestino V y Gregorio XII), el más reciente en 1415.