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Giubileo, la médica que se esfumó una noche

Fue uno de los casos de mayor trascendencia mediática. La causa se cerró impune.

La psiquiatra Cecilia Enriqueta Giubileo tenía 39 años. Su última guardia, en el hospital Colonia Montes de Oca, fue el domingo 16 de junio de 1985. Firmó el ingreso a las 21.38. A las 0.15 del lunes se cruzó con un enfermero. "¿Alguna novedad doctora?", le preguntó. "Vengo del Pabellón 7, atendí una urticaria gigante", respondió la mujer que, a partir de ese momento, ingresaría a la historia penal como la protagonista, y víctima, del mayor misterio de las crónicas penales de la Argentina.

La causa n° 67.735 fue, después de varios meses de iniciarse, recalificada como "presunta privación ilegal de la libertad". Así quedó hasta que se cerró en el Juzgado de Transición n° 2 de Mercedes. El caso quedó definitivamente impune.

La Colonia Montes de Oca ocupa casi 250 hectáreas cerca del pueblo de Torres, en el partido de Luján. Allí albergan a pacientes psiquiátricos. La Colonia hoy no es la misma que aquella de la década de los ´80, que estaba conformada por una serie de construcciones arruinadas, con enfermos que parecían abandonados a la buena de Dios. En esas condiciones, la doctora Giubileo trabajó casi una década hasta que una fría noche de invierno se la devoró para siempre.

Cecilia estudió medicina en Córdoba. Se casó con Pablo Chabrol y, en 1972, se fueron a vivir a España. Poco después, al fracasar su matrimonio, regresó al país y se radicó en Campana. En 1974 se mudó a Luján, donde alquiló una casa, abrió su consultorio y comenzó a trabajar en la Colonia.

El lunes 17 de junio amaneció lluvioso y frío. En el estacionamiento, frente a la Casa Médica, aún estaba el Renault 6 blanco de la doctora Giubileo. En el dormitorio que ocupaba la médica, había una cama sin tender. Sólo hallaron un par de zapatos marrones. No encontraron el bolso ni el maletín de Cecilia. Ella se había marchado para siempre.

Días después, sus amigos hicieron la primera denuncia en la comisaría de Torres. Calificaron el hecho como "búsqueda de paradero". Y lo primero que se analizó fue una presunta desaparición voluntaria de la médica. Se perdieron días vitales para la investigación. Otra denuncia fue realizada por la madre, y confidente, de Giubileo.

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Con el correr de los días, surgieron datos sugestivos: en la mañana siguiente a la desaparición, limpiaron, remodelaron y pintaron parte de la Casa Médica, con lo que se diluyeron posibles evidencias. Además le habían vaciado el tanque de combustible al Renault 6 de la doctora Giubileo.

Con el transcurrir de los meses se hicieron búsquedas en distintos lugares. Se concentraron en rastrillar las 234 hectáreas de la Colonia, pero nunca se pudo drenar una laguna de 20 hectáreas en el mismo predio. Muchos, incluso hasta hoy, creen que la respuesta al misterio podría estar oculta en esa ciénaga. Pero si lo anterior fuese cierto, ¿cuál fue el móvil y quiénes fueron los autores? Una vez más, el enigma no tiene solución.

Cuando se disipó la disparatada pista de una posible fuga (donde analizaron hasta el cansancio todos los detalles de la vida privada de una mujer hermosa, delgada y con una vida austera), las hipótesis se encaminaron a hurgar en los posibles conflictos surgidos de su tarea profesional en el hospital. Y apareció una realidad que conmovió al país: desde fraudes al Estado con compras inexistentes hasta el fantasma del tráfico de órganos y sangre de pacientes que, en el 85 % de los casos, jamás habían recibido visitas de familiares.

Había una combinación de negligencias, complicidades y corrupción muy difícil de ocultar. En un rápido análisis de las cuentas se determinó que el Estado había pagado 25.000 sábanas para la Colonia, aunque sólo habían entrado al hospital unas cuantas decenas.

 

Se pudo probar que cientos de pacientes habían pasado por la Colonia, sin que quedara registrada el alta médica ni la defunción. Se abrió un sumario y el director del hospital respondió que habían escapado, aunque se comprobó que entre los "fugados" había un parapléjico. El escándalo generó una causa conexa que llevó a la cárcel al médico que dirigía el instituto, quien murió en prisión. Pero de Cecilia Giubileo, ni la más mínima pista.

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Cuando se produjo la desaparición de Cecilia, en el neuropsiquiátrico había cerca de 600 pacientes y algunos pocos empleados y médicos. Muchos internos dijeron haber visto cosas, como un auto con vidrios oscuros que ingresó la noche en la comenzó el misterio. Pero había un problema insalvable para los investigadores: esos testimonios no eran válidos por ser, precisamente, enfermos mentales. Toda una paradoja: los que podían hablar, no sabían nada. Y los que quizás sabían algo, no podían contarlo.

La causa por la misteriosa desaparición de Cecilia Giubileo tuvo un último capítulo allá por el año 1995 cuando, una década después, hallaron los restos de una mujer en cercanías de la ciudad de Colón, en el Norte de la Provincia de Buenos Aires. Pero esa pista, también condujo a otra decepción. El expediente sumó catorce cuerpos llenos de relatos escalofriantes que no llegaron a ningún lado. 

Hace casi 29 años, Cecilia Giubileo caminó los 500 metros que separaban el Pabellón 7 de la Casa Médica del complejo Colonia Montes de Oca. Se cree que alcanzó a acostarse un rato en su cama, pero por alguna razón salió (o la sacaron) del lugar con toda su ropa y maletín médico para perderse para siempre y dar inicio al mayor misterio de la historia penal argentina.

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Un  hospital de Comienzos del Siglo XX

El hospital se creó el 28 de junio de 1906, a través de la Ley 4.956, a instancias de un proyecto presentado en el Congreso de la Nación por el doctor Manuel Montes de Oca. Era presidente el doctor José Figueroa Alcorta.

El primer nombre que se utilizó fue Asilo Colonia Regional Mixto de Retardados. Y los primeros pacientes fueron 30 "frenasténicos" (como se llamaba antiguamente a la oligofrenia)  varones procedentes del Hospicio de las Mercedes de la Ciudad de Buenos Aires.

En la actualidad el hospital se llama Colonia Nacional "Manuel Montes de Oca" y ha sido renovado por completo. Y cuenta con uno de los equipos médicos más importantes del país para este tipo de enfermedad mental.