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Flor de padre adoptivo

Un bulldog come, duerme y juega con un pequeño león blanco y una tigresa de Bengala. Amigos son los amigos.

Hugo es un joven Bulldog Inglés, de dos años de edad, cuya vida ha cambiado desde que le han incorporado a su hábitat dos cachorros. No se trata precisamente de cachorritos caninos sino de dos hermosos felinos: un león blanco de nombre Igor y una tigrecita de Bengala llamada Ice.

Los tres animales conviven, en Puerto Elizabeth, Sudáfrica, junto a Or Lazmi, una señorita de 26 años que fue asistente de veterinaria en Israel. Lo notable es que Hugo entabló una relación muy particular con los cachorros y ha llegado a tal punto que la ejerce con una actitud paternal poco común. Comparten espacios, comida y juegos, mientras que el perro nunca descuida su autoridad y, si es necesario, disciplina a sus "gatitos" adoptivos como corresponde.

"Cuando Ice llegó por primera vez aquí tenía el tamaño de una salchicha y no jugaba con Hugo porque él era bastante bruto. Cuando ella cumplió cinco o seis semanas fue capaz de ganar terreno y comenzamos a permitirles que interactuaran de una manera regular y desde entonces se convirtieron en buenos amigos. Igor es un bebé un poco raro y por lo general hace sus propias cosas pero también juegan juntos. Hugo lo acecha y luego salta sobre él", comenta Lazmi.


Por ahora la relación va de viento en popa, pero dentro de un mes deberán tomar recaudos puesto que ambos felinos crecerán y la mamadera que toman hoy seguramente será reemplazada por alguna presa carnívora entre las que podría estar su "padre" Hugo. Mejor prevenir que curar, pero mientras tanto: ¿quién les quita lo bailado?