DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Fiscal de caso Ferreyra anotada para Seguridad

Cristina de Kirchner firmará hoy a la mañana el decreto de necesidad y urgencia que crea el nuevo Ministerio de Seguridad. La norma incluirá una significativa ampliación de la estructura de la actual Secretaría de Seguridad, que hasta ahora tenía dos subsecretarías, una de ellas dedicada a los espectáculos deportivos.

Aunque hubo plétora de nombres para ocupar esos cargos, el único que parecía confirmado anoche era el de la fiscal Cristina Caamaño, que actúa hasta ahora como investigadora del asesinato del activista del PO Mariano Ferreyra en un enfrentamiento con sindicalistas de ferroviarios. Caamaño es conocida de Garré desde que ésta se desempeñaba como vicepresidenta de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados. Tiene relación académica con el procurador de la Nación, Esteban Righi, y con el juez de la Corte Eugenio Zaffaroni, y en el Gobierno han destacado su actuación en la pesquisa de la muerte de Ferreyra en la cual ya hay siete detenidos.

Otro nombre seguro es el de Raúl Garré, hermano de la ministra, que ocupará un cargo gravitante en la nueva estructura. Ha sido jefe de Gabinete de Nilda en Defensa y puede llegar a tener la misma función en Seguridad o quizás una Secretaría de Administración Financiera.

Raúl Garré es un dirigente político del peronismo porteño que fue director de Rentas bajo la administración de Carlos Grosso. En el cargo que ha ocupado hasta ahora tuvo bajo su responsabilidad el manejo financiero de la cartera y la atención de los asuntos vinculados a la producción, astilleros y otros sectores claves.

Descartaban anoche en la Casa de Gobierno que fuera designado en algún cargo del nuevo ministerio el politólogo Marcelo Saín, que tuvo desempeño en la provincia de Buenos Aires en las gestiones de León Arslanian y que fue el encargado de crear la nueva fuerza de Policía Aeroportuaria, a cuya jefatura renunció.

Tampoco confirmaba nadie el desplazamiento de la cúpula de la Policía Federal, una presunción que circuló en las últimas horas como forma de erradicar el sistema creado en la era de la dependencia de Seguridad de la Jefatura de Gabinete, pese a que formalmente estaba en la órbita de la cartera de Justicia.

La idea de Garré es darse tiempo para completar el elenco que la va a acompañar en el ministerio, potenciando especialmente la Secretaría de Administración Financiera, de manera de centralizar los asuntos financieros que hoy están bajo dominio de las cuatro fuerzas de seguridad -Federal, Gendarmería, Prefectura, Aeroportuaria-. Esa intención es la que se expresa cuando el Gobierno hace saber que Garré entra al cargo con la misión de terminar con «cajas», legendarios bolsones de dinero que surgen paralelamente a la misión de cada fuerza y que despierta siempre la imaginación de quien cree que detrás de cada uniformado hay un kiosco, algo que se repite mucho pero que nadie termina de probar nunca.

En esto Garré va a aplicar el método Arslanian usado en la provincia de Buenos Aires que fue civilizar los mandos de las fuerzas, quitarles el sistema de autocontrol y tratar de dominar los manejos de fondos que se presume están bajo el control de los uniformados. Toda una aventura de la cual seguramente el público será nuevo rehén.

Para prevenirse de las reacciones en las fuerzas ante esta intervención, Garré hasta anoche no tenía previsto anunciar hoy cambios en las fuerzas, que pueden llegar a demorar hasta después de fin de año, cuando bajen la presión y la expectativa sobre el desempeño de la nueva ministra.

También Garré deberá afrontar desvelos de debutante, porque la ampliación del ministerio hará necesarios nuevos espacios. La actual Secretaría de Seguridad tiene su sede en un petit hotel de la calle Gelly y Obes que perteneció a Eva Perón por donación del empresario Dodero en los años 50 y que terminó en manos del Estado en 1955. Además, tiene otro edificio en la calle San Juan, pero con todo eso no alcanza. Por eso ayer reclamaba en Gobierno que le den una nueva sede, algo que sufrieron anteriores inquilinos de la casa de Gelly y eso los expuso a uno de los maleficios del lugar.

Cuando Rodolfo Barra era ministro de Justicia y tenía su oficina allí, pidió algo mejor. Le dieron el edificio que hoy ocupa la cartera en la calle Perón que lleva el nombre de «Océano». No escuchó Barra los consejos de que no quebrase la máxima de que ministro que se muda, ministro que pierde el cargo. Ocupó las oficinas de ese palacio que usó en vida Mario Hirsch, titular del grupo Bunge y Born, que era propietaria del «Océano» por sólo pocos meses. Ya la están aconsejando a Garré que se conforme con la oficina que le dan si quiere mantener el cargo.