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Fin del discutido Polimodal

Autoridades educativas y docentes coincidieron en que el sistema de enseñanza bajó el nivel de exigencia en el aprendizaje.

Produco genuino de la ley federal de educación de 1993, la modalidad de estudios conocida como Polimodal cesó, en diciembre del año pasado, en la provincia de Buenos Aires, al egresar la última camada de alumnos que todavía lo cursaban en el distrito.

Un hecho que da pie para reflexionar sobre este sistema de enseñanza que, prácticamente desde el comienzo de su aplicación -después de la sanción de la ley federal durante la primera presidencia de Carlos Menem-, despertó fuertes cuestionamientos en la comunidad educativa, cuando se dejó de lado el antiguo sistema de educación primaria y secundaria para sustituirlo por un esquema conformado por la Educación General Básica (EGB), un curso obligatorio de nueve años que sucedía al nivel inicial y los tres años de educación polimodal. Sin embargo, su implementación llegó hasta 2007, cuando empezó a aplicarse paulatinamente la reforma educativa dispuesta por la ley nacional de educación.

¿Cuáles fueron las limitaciones que se le achacan al Polimodal en aquellos distritos donde se lo aplicó? Para los docentes, no había continuidad en los contenidos porque, aunque se veía como un hecho favorable que se extendiera de siete a nueve años el período total del ciclo, el diseño curricular de las materias estaba definido desde la primaria y los contenidos del Polimodal no eran específicos, sino generales.

Para la flamante directora general de Cultura y Educación bonaerense, Silvina Gvirtz, por ejemplo, el Polimodal no incluyó formación ciudadana, entre otras materias; extendió el aprendizaje primario más allá de lo lógico; relegó el acceso a campos del saber tan necesarios como biología y matemática -aludía así la funcionaria al hecho de que la asignatura matemática había desaparecido en el tercer año del Polimodal-, y desdibujó también la necesaria relación de los estudiantes con el mundo laboral.

Tanto los docentes como las actuales autoridades educativas coincidieron finalmente en que ese sistema bajó decididamente el nivel de exigencia en el aprendizaje de los chicos y adolescentes.

Deja un sabor amargo comprobar que un sistema de enseñanza que fue concebido en su momento como un avance en el área educativa y que a poco de implementarse empezó a mostrar sus falencias haya podido llegar tan lejos en el tiempo. Los niños y adolescentes formados durante su vigencia ¿recibieron una verdadera educación o, por el contrario, una preparación incompleta que no les permitirá enfrentar con armas suficientes su futuro laboral y vital?

Es de esperar que estos errores reconocidos hoy por todos no sólo no se vuelvan a repetir, sino que sirvan a toda la comunidad de recordatorio a la hora de diseñar las nuevas estrategias educativas para nuestros chicos