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Exclusivo DiarioVeloz - Cristina Fernández, aturdida y complicada: ¿la espían desde su entorno íntimo?

Un descubrimiento impensado entre su círculo íntimo la desvela desde hace días. Leé y entérate esta primicia exclusiva.

Por Jorge D. Boimvaser

@boimvaser

info@boimvaser.com.ar


De pronto el tsunami, el infierno más temido. La pregunta que ningún Presidente sobre la faz de la tierra se quiere hacer: ¿En quién confío? ¿A quién tengo a mí alrededor?

Desde la muerte de Néstor Kirchner, la Presidente se recostó en la persona de uno de sus secretarios privados, Isidro Bounine. Un desconocido para el común de la gente pero no para el grupo de asesores, secretarios de Estado y ministros del gabinete nacional.

Cuando Cristina estaba ocupada en sus tareas y no podía atender las mil llamadas y envíos que a diario le hacen desde todo los ámbitos de su gobierno, Bounine era uno de los más confiables hombres de su entorno.

Era quien tomaba nota de los requerimientos y después los transmitía a la Presidente.

Dicen en ese entorno que el hombre hasta se había ganado el afecto personal de Cristina, hablaba mucho con ella y le daba sus puntos de vista. Algo muy común en las instancias máximas de poder. En cualquier gobierno que sea, si no existe empatía entre la máxima figura del poder y su equipo de trabajo, las cosas no funcionan bien.

Pero, ¿qué desencadenó la crisis en esa secretaría privada?

La Presidente se enteró (no sabemos cómo, no lo vamos a inventar ni presumir), que Isidro Bounine era desde la época del gobierno de Raúl Alfonsín (1988), agente de inteligencia de la SIDE (hoy SI, Secretaría de Inteligencia).

El drama de este asunto no es solo eso, sino que el citado secretario jamás se lo había confesado, lo guardó como secreto, y ningún otro funcionario del organismo de inteligencia del Estado tampoco se lo reportó a Cristina.

Vale aclarar. En la función pública es muy común que personas que trabajan en una determinada dependencia, sean llevadas a otras reparticiones en lo que se denomina "en comisión". Pasan al Parlamento, a Ministerios u otras secretarías de Estado porque se los considera útiles por un tiempo.

Un agente de inteligencia siempre debe guardar el secreto de su origen salvo casos excepcionales. Y uno de esos casos es que si está al lado del Jefe de Estado, se lo debe comunicar. Y Bounine jamás lo hizo.

Tanto Cristina como antes Néstor Kirchner y mucho antes todos los Presidente desde la llegada de la democracia, siempre se vieron desvelados por las filtraciones que se producen de informaciones o situaciones que son confidenciales pero que de una u otra forma trascienden tanto al periodismo como a la oposición.

Generalmente, se lo atribuye a gente que no sabe guardar secretos, a empleados infieles pero las más de las veces a celos entre los integrantes de la plana mayor de un gobierno.

Así como en la administración de Fernando De la Rúa era un show para los periodistas sacar información por las peleas descarnadas entre el vice renunciante Carlos "Chacho" Álvarez y Graciela Fernández Meijide, hasta hace semanas ese espectáculo lo brindaban Nilda Garré y Sergio "Súper" Berni.

Hay otras peleas bravas (Moreno versus De Vido, Randazzo incluido y más aún), lo que alguna vez en Boca Juniors se le llamaba "el cabaret" también ocurre en los gobiernos, no es nuevo.

Un caso. Cuando Néstor Kirchner asumió la Presidencia en 2003, el "007" emblemático del espionaje local, Antonio Stiuzzo ("Jaime") le entregó en mano las carpetas y todos los informes de inteligencia que había en la SIDE sobre los Kirchner, y junto con esos documentos explosivos le presentó su renuncia.

"Jaime" había sido el recolector de esas informaciones obtenidas ilegalmente (sin orden judicial) como siempre decía, "recibiendo mandatos y ordenes de sus superiores". Néstor K. (el santacruceño era rápido y furioso para esas lides) le agradeció el gesto de confianza pero no lo dejó renunciar, lo hizo trabajar en el mayor cargo operativo de la SIDE en operaciones tanto ordenadas por la justicia para resolver complejos casos delictivos, hasta para las tareas "sucias" que son comunes en todo gobierno local (escuchas telefónicas, seguimientos clandestinos, armados de carpetas y muchos etc.).

Justamente a "Jaime" lo denunció mostrando su foto Gustavo Béliz (está prohibido a un miembro o ex funcionario de un gobierno delatar a un agente de inteligencia) en un programa de Mariano Grondona, lo que le costó una causa judicial con sentencia aún pendiente.

Fue el hombre de confianza primero de Néstor y después de Cristina, pero ahora la salud de Stiuzzo está deteriorada, el hombre vive haciéndose diálisis y tratamientos por su afección en los riñones y un agente en estas condiciones no rinde como en un estado pleno.

Los jefes políticos del organismo, tampoco están informando a la Presidente como ella quiere, desea y necesita. El "chango" Icazuriaga (Secretario de Estado) está más para cuidar a Máximo Kirchner para que no desordene su vida que ya le costó un disgusto con aquel problema que lo tuvo internado en el Hospital Austral, y el jefe operativo del organismo, Francisco "Paco" Larcher, está en la mira del fiscal Nisman por presunto encubrimiento en la causa AMIA.

Es gracioso como le dicen a Icazuriaga, es "Papá Noel" (bueno, buenísimo... pero no existe).

¿Nadie le dijo hasta ahora que Isidro Bounine era un agente de "la casa" en todos estos años? No, nadie. Ni el mismo Bounine que fue separado abruptamente de la secretaría privada de CFK.

La Presidente ya duda de todos, de los informes que le envían, de la fidelidad de ministros y secretarios de Estado y sólo le confía sus cuestiones más íntimas a un par de mujeres en su entorno a las cree más fieles que los hombres que la rodean.

Mucho misterio e incertidumbre para un Jefe de Estado que debe creer en sus colaboradores y ya dejó de ser así.