Escuela Internacional de Brujos y Hechiceros
Gracias al boom que produjo la última película de Harry Potter, una escuela austríaca para brujos y hechiceros está expandiéndose, promoviendo nuevos cursos.
Cuando el experto en tecnología de la información Andreas Starchel decidió poner en peligro su trabajo, se cambió el nombre. Transformado en El Gran Brujo Dakaneth, abrió la Escuela Internacional para Brujos y Hechiceros en 2003. La mayoría de la gente lo tomó en broma y creyó que a Andreas le faltaba un jugador, pero el quía les puso la tapa cuando se supo que le caían estudiantes de todas partes del mundo, lo cual hizo que se convirtiera en un tipo rico y famoso. Ahora, con el reciente estreno de la última peli de Harry Potter, Andreas y su socia Sonja Kulmitzer están expandiendo los cursos y atrayendo nuevas generaciones de aprendices de brujos y hechiceros.
En lugar de aprender embrujos imposibles o a volar en escobas, los estudiantes de esta escuela de la gorra estudian materias como astronomía, fabricación de brebajes, historia de la magia, botánica, herbología, canalización de energía mágica, adivinación del futuro y otras por el estilo. Los fundadores se las rebuscaron para buscarle una nueva vuelta de tuerca a la brujería, que básicamente consiste en contemplar a las ciencias básicas desde un punto de vista diferente y percibir así la información que la mayoría de la gente deja pasar. "He aprendido que todo es explicable", dice Andreas Starchel. Y agrega: "La magia es magia solamente hasta que es explicada. Si entiendes los aspectos psicológicos subyacentes, la magia desaparece".
Lo que está claro es que para Andreas Starchel, la brujería dio más guita que la tecnología de la información.
En lugar de aprender embrujos imposibles o a volar en escobas, los estudiantes de esta escuela de la gorra estudian materias como astronomía, fabricación de brebajes, historia de la magia, botánica, herbología, canalización de energía mágica, adivinación del futuro y otras por el estilo. Los fundadores se las rebuscaron para buscarle una nueva vuelta de tuerca a la brujería, que básicamente consiste en contemplar a las ciencias básicas desde un punto de vista diferente y percibir así la información que la mayoría de la gente deja pasar. "He aprendido que todo es explicable", dice Andreas Starchel. Y agrega: "La magia es magia solamente hasta que es explicada. Si entiendes los aspectos psicológicos subyacentes, la magia desaparece".
Lo que está claro es que para Andreas Starchel, la brujería dio más guita que la tecnología de la información.