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Enseñanzas de Chernobyl

Chernobyl es una ciudad fantasma que todavía no sabe con exactitud cuántas personas murieron, o podrían morir, a raíz de la explosión de un reactor nuclear que produjo una fuga radiactiva el 26 de abril de 1986.

Si bien persisten muchos interrogantes en torno al impacto del desastre, una cosa está clara: el costo económico fue de al menos 1.600 millones de euros, de los cuales 740 millones todavía no han sido aportados.

Esa es una de las enseñanzas que dejó Chernobyl y que podrían serle útiles a los japoneses si alguno de sus reactores corre la misma suerte: las consecuencias son costosas, plantean problemas extremadamente complejos y traumáticos, que tomará décadas resolver.

Japón tal vez no aprendió la lección más obvia que dejó Chernobyl: la importancia de ser franco. Las autoridades han sido muy criticadas por no revelar el alcance de los problemas.

Los japoneses, no obstante, fueron un poco más francos que los soviéticos, que ocultaron lo que sucedía y adoptaron una actitud defensiva, de desconcierto ante el desastre en lo que es hoy Ucrania. Las autoridades soviéticas no admitieron que había habido una explosión en los primeros tres días y los primeros indicios de que había problemas surgieron cuando una planta nuclear sueca reportó niveles inusuales de radiación en los trajes de los trabajadores.

REACCION TARDIA

"No nos enteramos de lo que había sucedido sino después de un día y medio", expresó recientemente Mijaíl Gorbachov, el gobernante soviético de entonces.

En la propia Pripyat poca gente se dio cuenta de que el reactor número 4 había explotado alrededor de la una y media de la mañana.

Andrei Glujov, operador del reactor, escuchó la explosión desde su departamento, donde atendía a unos amigos moscovitas que estaban de visita, pero pensó que no era nada serio. A la mañana siguiente llamó a la unidad del reactor y nadie respondió. Llamó entonces a un colega de la sala de control de otro reactor y le dijeron que "todo está bien".

"Cuando le pregunté cómo estaban las cosas en la unidad 4, hizo una pausa y me dijo, 'mira por la ventana'. Fue ahí que me di cuenta de que podía estar pasando algo grave", relató Glujov durante una visita arreglada por periodistas.

En las siguientes 36 horas se organizó una evacuación masiva de los 49.000 habitantes de la ciudad. En total, 120.000 personas se fueron de la zona y no quedó nadie en un área de 30 kilómetros (19 millas) a la redonda.

Pripyat es hoy una reliquia espeluznante. Su edificio de departamentos se desintegra lentamente y tapa unos árboles que no son podados desde hace un cuarto de siglo. La plaza central está llena de arbustos y el emblema de la antigua República Soviética de Ucrania está todo herrumbrado.

Cuando las autoridades soviéticas admitieron públicamente que algo no funcionaba, lo hicieron en términos ambiguos. Las demoras y la reticencia a entrar en detalles podrían haber impedido que se tomasen medidas de emergencia más rápidas. Muchos lugareños escucharon la recomendación de tomar yodo para tratar de prevenir el cáncer de tiroides en transmisiones de la Voz de América que oían a escondidas.

Es difícil determinar si las demoras contribuyeron a los problemas de salud. Los científicos están divididos en torno a la cantidad de muertos derivada de la explosión, que liberó una cantidad de radiación 400 veces superior a la de la bomba atómica que Estados Unidos dejó caer sobre Hiroshima.

El material radiactivo quedó en el suelo y penetró las plantas. Dado que el ganado comió esas plantas, contaminó la carne y la leche por muchos años.

Todavía hoy personas que eran niños o adolescentes entonces que siguen contrayendo cáncer de tiroides, según el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos. Ello indica que esta forma de cáncer -que es tratable si se lo detecta temprano- puede tardar mucho tiempo en aparecer si alguien bebió leche contaminada y no ingirió pastillas de yodo y potasio.

VICTIMAS Y DAÑOS

En el 2005, el Foro de Chernobyl -que incluyó a expertos de la Agencia Internacional de Energía Atómica y de otras agrupaciones de las Naciones Unidas- dijo que el desastre causó la muerte de menos de 50 personas. Pero que la radiación a que estuvieron expuestas 600.000 personas luego del accidente puede haber causado otras 4.000 muertes.

Las Naciones Unidas opinó que unas 9.300 personas fallecieron por distintos cánceres atribuidos a la radiación. Otras organizaciones, incluida Greenpeace, dicen que esa cifra es hasta diez veces más alta.

Los efectos ecológicos también son tema de debate. A pesar de la radiación, volvió la vida silvestre, aunque algunos animales sufrirían deformidades.

Los árboles de Pripyat crecieron tanto que casi tapan el edificio de departamentos abandonado. Pero en otros sitios están atrofiados.

Algunas zonas afectadas son habitables por períodos cortos. La ciudad de Chernobyl, localizada a 15 kilómetros (menos de diez millas) de la planta, alberga trabajadores de la construcción, que permanecen no más de dos semanas a la vez.

Tienen años de trabajo por delante, ya que construyen un refugio que bloqueará las emisiones de radiación cuando el reactor sea destruido. Se calcula que la obra tomará otros tres años.

El proyecto, no obstante, carece de fondos y todavía necesita 740 millones de euros, que se espera sean conseguidos mediante donaciones.