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En trasplantes, lejos de España

Aunque se reconoce a nuestro país como el mejor ejemplo de traslación a América latina del modelo español de donación de órganos, padece serias falencias en las políticas de estímulo e información.

Desde hace 19 años, España es líder mundial en materia de donación de órganos. Una inteligente política transformó a ese país en un ejemplo de lo que pueden y deben hacer los Estados que enfrentan penurias en casos de emergencia para encontrar órganos o donantes aptos para trasplantes.

Es evidente que el primer paso que debe darse hacia la concientización de los ciudadanos es crear una activa actitud solidaria. En 2011, los españoles mantienen un liderazgo que los llena de justificado orgullo, aunque en los primeros meses del año hubo un descenso relativo en comparación con períodos iguales de 2010.

Pero ese descenso habla también en favor de las políticas de salud vigentes en la península. La disminución tiene como causas dos factores alentadores: el primero, la reducción de mortales accidentes de tránsito; el segundo, la reducción de las muertes encefálicas. Ambas son las principales fuentes de ablaciones de órganos.

A pesar de esa indiscutida preeminencia, los españoles no renuncian al objetivo de su Organización Nacional de Trasplantes (ONT): llegar a una tasa de 40 donantes por millón de habitantes. En la actualidad, es de 32 donantes.

Aunque nuestro país es reconocido como el ejemplo más exitoso de traslación del modelo español a América latina, seguimos careciendo de una activa política de formación acerca de la vital importancia de la donación de órganos.

Lo demuestra una encuesta realizada por el Equipo de Trasplantes de la Fundación Favaloro entre siete mil estudiantes secundarios, adolescentes de 13 a 17 años: el 78 por ciento ignora cómo puede convertirse en donante y el 60 por ciento desconoce cuál es el organismo estatal a cargo del desarrollo del sistema.

Por cierto, el 34 por ciento desconoce qué es la muerte encefálica y qué relación puede tener con la donación de órganos.

Estos datos describen las falencias de nuestro sistema educativo y la falta de una política de Estado que dé un apoyo activo a las entidades de bien público, en especial a las organizaciones no gubernamentales específicas, para que tengan una mayor capacidad de difusión de los aspectos fundamentales del problema.

Asiste razón al doctor Alejandro Bertolotti, subjefe de Trasplante Torácico de dicha Fundación, cuando afirma: "El concepto clave es que informar es muy importante, pero educar es mejor. La donación debería ser parte de la currícula escolar, como lo es la ecología. Si educamos a los chicos sobre la importancia de donar órganos, van a tener esto como algo natural".

Quienes depositan mayores esperanzas en el salto de calidad que debe darse al respecto son los 6.997 pacientes que en todo el país pueblan las listas de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) para someterse a un trasplante.