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En Brasil, la táctica brilló por su ausencia

Así como juntar delanteros no es atacar bien, acumular defensores no implica dejar el arco en cero, y eso se nota en este Mundial.

En el fútbol, un planteo táctico busca generar la mayor cantidad de posibilidades de gol a favor y, a la par, minimizar las chances de riesgo del rival. Con 77 goles en 25 partidos, claramente el segundo punto no se cumple en este Mundial.

Así como juntar delanteros no lleva obligatoriamente a convertir una gran cantidad de goles, acumular defensores no implica defenderse bien. Por eso afirmo y remarco que la táctica no asomó por Brasil ni para tomar sol.

Equipos como Suiza, Honduras, Grecia y Camerún reunieron 4 o más defensores y 2 o más volantes para proteger al arquero, pero terminaron sufriendo goleadas catastróficas que prácticamente los expulsa del Mundial (con la excepción de los suizos, que pudieron ganar el primer encuentro y siguen con chances).


Otros conjuntos, en teoría más ordenados y preparados, como son los casos de España y Portugal, también debutaron con goleadas en contra. Ni hablar de la poderosa Italia, que fue superada ampliamente por la sorprendente Costa Rica demostrando que ni el más preparado se destaca cuando la mediocridad reina en el ambiente táctico.

En mis cortos 23 años escuché a varios entrenadores decir que el partido perfecto es aquel en el cual se gana "sin tener jugadas en contra, porque eso significa que el trabajo defensivo fue impecable".

Desde lo emotivo y futbolístico, este Mundial es el mejor de los últimos 5, sin dudas. Salvo unas pocas excepciones, es imposible comenzar a mirar un partido y no quedarse prendido en el televisor, porque se ve un juego veloz y de ida y vuelta, donde cada ataque implica una posibilidad clara y, comúnmente, un gol.

Desde lo táctico, debe estar entre las peores Copas del Mundo de la historia. A veces, lo imperfecto se vuelve perfecto. Este es el caso, que siga así.