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El rechazo a la postulación de Federico Sturzenegger al Conicet generó polémica y cruces

El ex presidente del Banco Central no fue aceptado pero quedaron dudas si fue por un error burocrático o por motivos puramente ideológicos.


El ex presidente del Banco Central en la época de Mauricio Macri, Federico Sturzenegger, no logró ingresar a la carrera de investigador científico del Conicet, tras postularse al rango de “investigador principal” en el área de Ciencias Sociales y Humanidades: Economía, Ciencias de la Gestión y de la Administración Pública.

El ex funcionario tiene muchos pergaminos académicos y según algunos quedó fuera del orden de mérito porque se postuló para “investigador principal”, sin haber pasado antes por las etapas de investigador adjunto, investigador independiente e investigador asistente, aunque ese no es en verdad un requisito del Conicet.

El rechazo fue comentado en notas periodísticas y en redes sociales. En un extenso hilo en Twitter, el ahora docente de la Universidad de San Andrés señaló que aunque el Conicet no fundamentó la denegatoria, algunos amigos que conocen los procedimientos de la institución le explicaron que el rechazo no se debió a razones ideológicas, sino formales, pues había dejado vacío el campo de “Supervisión de Tesis y RRHH”, requisito obligatoria en la categoría a la que había postulado.

“Lo dejé vacío porque en mis posiciones académicas nunca tuve alumnos de doctorado. Ni en la Escuela de Negocios en Di Tella, ni en Harvard -allí enseñaba (y enseño) en el MPA-ID que es una Maestría en Políticas Públicas. Y a Udesa (Universidad de San Andrés) recién llego”, justificó Sturzenegger, y agregó que si bien entiende “que el criterio de formación de recursos locales es válido y respetable”, también considera que “haber construido la Escuela de Negocios de Di Tella, ser miembro hoy de la comunidad Udesa y socio fundador de RedNie eran muestras suficientes de mi compromiso con esa formación”.

“Cuando empecé mi carrera en UCLA supervisé alguna tesis doctoral, pero era tan lejano en el tiempo que no me pareció incluirlo. Tengo decenas de tesis de grado y posgrados locales, pero tampoco me pareció que académicamente correspondiera sumarlas”, dijo Sturzenegger, y agregó que el Conicet debería especificar que llenar ese campo es obligatorio, “porque evitaría usar recursos propios y de la organización en todo este proceso”. Como el sistema no se lo advirtió, prosiguió, “consideré que siendo el economista que vive en Argentina segundo en citas en revistas académicas (para los que preguntaron, el primero es @eduardoyeyati), y por mi trayectoria docente local e internacional podía ser un miembro valioso de la comunidad”.

En su descargo el ex titular del Central, de 55 años de edad, contrapuso el requisito de “formación de recursos locales” con la importancia de experiencias y cursos en el exterior. “Le recomiendo a mis estudiantes que elijan desafiarse en otros países. Se crece mucho de exponerse a nuevas ideas y culturas. La ciencia es curiosidad, es salirse de la zona de confort. Por eso nunca le puse en mi carrera tanto peso a la formación de doctorandos locales. En Di Tella y San Andrés, por mencionar dos universidades que conozco bien, creemos que esa apertura al mundo también aplica a la producción científica”. Y reforzó el concepto subrayando el “riesgo en los sistemas endogámicos: ‘escribo lo que a mi director sé que le gusta’ y todos contentos, pero sin validación cruzada. El sistema suizo o alemán son así y creo que en parte por eso producen menos que sistemas más abiertos como el inglés o norteamericano”.

De 108 postulantes para Economía, solo 9 pasaron el filtro. En el llamado, el Conicet incorporó en total 820 investigadoras e investigadores, informó su presidente, Ana Franchi. Hay actualmente 11.377 en la institución y el total llegará a 12.285 con 88 incorporaciones pendientes de una convocatoria previa y los 820 de la nueva convocatoria, en la que la postulación de Sturzenegger fue denegada.

El caso generó reacciones a favor y en contra en las redes sociales. Muchos acusaron a Sturzenegger de querer adelantarse en la fila y subrayaron su participación en episodios de política económica como el mega-canje de 2001 y el manejo de las reservas y la política cambiaria durante los 30 meses que fue titular del BCRA, período en el que su sistema de “metas de inflación” no logró contener el flagelo. Sturzenegger renunció en junio de 2018, cuando su esquema ya había sido reemplazado por el más ortodoxo plan monetario del acuerdo que el gobierno de Macri firmó con el FMI. En su lugar asumió el hasta entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo.

Quienes defendieron a Sturzenegger destacaron su frondoso historial académico, político y laboral: graduado en Economía en la Universidad Nacional de La Plata, doctorado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), economista jefe de YPF, secretario de Política Económica, presidente del Banco Ciudad, diputado nacional, profesor en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella y profesor de Políticas Públicas de la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard, amén de ser actualmente profesor de la Universidad de San Andrés y profesor Honoris Causa de la Haute Etudes Comerciale de París y, como él mismo recordó en su hilo tuitero, el segundo economista académico residente en Argentina más citado en revistas con referato.

También salió en su apoyo la investigadora del Conicet y candidata a diputada nacional de Juntos por el Cambio, Sandra Pitta (secundó a Ricardo López Murphy en una de las listas en las PASO del 12 de septiembre). “Desde cuándo el ingreso y la promoción en Conicet tiene que ver con el desempeño como funcionario?”, se preguntó, en respuesta a quienes impugnaron a Sturzenegger por su trayectoria política. “Chicos: los desastres de Kiciloff, Abal Medina y Filmus son todos investigadores del Conicet”.

Luego, agregó: “Y no entro a nombrar personajes como (Sabina) Frederic y (Ana) Castellani. Que hay que hacer? Echarlos de Conicet?”, se preguntó, en referencia, respectivamente, a la exministra de Seguridad de la Nación, recientemente reemplazada por Aníbal Fernández, y la todavía secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación, cuya permanencia en el cargo depende ahora del flamante jefe de Gabinete, Juan Manzur.

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