El kinesiólogo de Maradona predijo la muerte: "Le va a agarrar un edema pulmonar y se va a cagar muriendo"

Germán "Pampa" Mónaco

Periodista

Impactantes declaraciones de la psicopedagoga de Dieguito Fernando: “Uno de los custodios pisaba las pastillas y se las ponía en cerveza para que no joda de noche”. Griselda Morel, psicopedagoga de Dieguito Fernando estuvo frente a los fiscales que investigan la muerte de Maradona y contó detalles escalofiantes.

La mujer comenzó la testimonial contando una visita que junto al nene y Veronica Ojeda hicieron a principios del año pasado al “Diez” en su casa de Brandsen y de lo mal que ya se lo notaba varios meses atrás: “Hablando le pregunto cómo está. Me contesta con una dicción poco clara y me dice "con un poco de taquicardia" y me aclara "pero es normal en mi". Le digo que no normalice algo porque se iba a terminar muriendo”. Un presagio de lo que sucedería el 25 de noviembre pasado.

Morel continúa con la declaración, cuenta otra de las visitas a la casa de Maradona y de una mejoría notoria en su estado de salud, con pedidos y deseos a Ojeda: “Diego estaba muy motivado, quería entrenar. Recuerdo que cada vez que veía a Verónica le decía que lo perdone y que quería volver, que quería formar otra vez una familia y la esperaba muy motivado. Mas allá de las dificultades físicas Diego quería enseñarle a Dieguito a andar en bicicleta, le hablaba de la pandemia, que quería sacar la visa para llevar a su hijito y nieto a Disney”.

Pero no todos eran cuidados en la casa del astro, lentamente la psicopedagoga del menor de los herederos de Diego se metió en el entorno y apuntó al ya tristemente célebre Charly: “después recuerdo que un domingo Diego estaba sentado en la mesa, el custodio "Chory" estaba haciendo asado y "Charly" estaba tomando vino con Diego en la mesa del almuerzo. Verónica espero que Diego se vaya al baño y justo llegó el anestesista Mauricio que le aplicaba un suero mágico. Verónica habló con Charly y le decía por qué le daba vino a Diego, que no tenía que dárselo. Este le respondía que era compartir sólo una copa de vino nada más, y Verónica contestó que no era amigo sino empleado. La casa de Diego siempre era una mugre, un asco, la heladera desatendida, todo revuelto entonces cuando iba Verónica los domingos se ponía a ordenar y limpiar”.

Transcurridos poco más de 15 minutos de la declaración, Griselda Morel nombra por primera vez a uno de los imputados en la investigación, el Dr. Leopoldo Luque, y se mete de lleno en uno de los tratamientos que recibía Maradona en su casa del sur bonaerense: “recuerdo que llegó el Dr. Luque. Sacaron una caja y de la caja sacaron historias clínicas y empezaron a determinar qué "tipos de sueros" -sic- le iba a poner. Agarraban un suero y le inyectaban distintos tipos de medicación. Recuerdo que "Charly" le preguntó medio en broma: ¿que le ponés al diez?, siendo que el anestesista le contestó "estoy acostumbrado a hacer estos experimentos" -sic- y le nombró "ranitidina". En broma o seriamente, la respuesta sorprendió a la psicopedagoga y le quedó marcada a fuego. ¿Experimentaban con la salud de Maradona?

Una y otra vez, en cada recuerdo de los días en los que veía a Maradona, a Morel le resulta inevitable no relacionar el mal estado del exfutbolista con Charly: “una vez antes que eso Diego estaba golpeado una vez tenía en la espalda como fuera una quemadura desde el omóplato hasta el intercostal, le preguntamos a Charly que pasaba y decía que era normal que Diego se cayera, que estaba acostumbrado. Recuerdo que le miré la espalda pero Diego no sabía desde cuando la tenía, no se acordaba. Varias veces se lo pregunté y hasta le saqué una foto con su teléfono y se lo mostré”. Golpeado, moretoneado, con marcas similares a quemaduras, asi “cuidaban” a Maradona.

Jonathan Espósito es sobrino de Maradona y una de las personas que estuvieron presentes el dia del fallecimiento, aquel 25 de noviembre imborrable. Morel también hace memoria y lo asocia al alcohol… “en el tiempo en que aparece Jonathan Diego empezó a tomar mucha cerveza y desde el entorno principalmente Maximiliano Pomargo decía que había que dejarlo. Que Diego no quería hablar con nadie. A pesar de eso no dejamos de ir a ver a Diego. Nosotros hablábamos con Monona quien nos mantenía al tanto de la situación y nos empezó a contar que por ejemplo uno de los custodios, no dijo cual, "pisaba" las pastillas y se las ponía en cerveza para que no joda de noche. Como Diego no dormía hacía eso con las pastillas, sólo nos dijo que les daba las pastillas en la cerveza como para que no se diera cuenta, pero no expresó cantidad de veces y otras cosas. Tampoco qué pastillas, se las daban a libre demanda, no había control. También pasaba esto de las pastillas en la época que estaba Charly, le daban pastillas a demanda de Diego. Todo era a demanda de Diego. Si Diego se levantaba a las 9 de la mañana y quería cerveza se la daban”.

El estado de salud de Maradona era endeble, tenía días regulares y otros malos, los menos eran buenos. La psicopedagoga y quien lo viera se daba cuenta que física y cognitivamente algo andaba mal, y así lo hizo saber con otro ejemplo: “Diego no se quería levantar ese día. Maximiliano se acerca y nos dice "el 10 es lo mas" -sic- "lo encontramos en la habitación hablando por teléfono pero sin teléfono" -sic-. Verónica le contestó que no era una situación buena o normal y que había que llamar a Luque a lo que respondieron que ya lo habían hecho. Llegó Luque y Verónica le decía a Luque que tenía que convencerlo para llevarlo a hacer un chequeo. Luque cuando le describen la situación contestó que tal vez tenía un poco de líquido en el cerebro pero no sé porque dijo eso. Tiró ese comentario en forma muy liviana”.

En el último tramo de la testimonial, Griselda Morel se refiere a la internación domiciliaria y a las condiciones de ésta: “Diego se quejaba que el baño estaba arriba y lo bañaban con una manguera. Ése día estaba bárbaro, hacía chistes, estaba súper amoroso con Dieguito y nos cuenta que había echado al enfermero porque le había mangueado plata”. 

Para cerrar un relato terrorífico, la mujer, encargada de asistir a Dieguito Fernando en cada visita a su padre, contó cómo lo vio al astro la última vez que fueron a Tigre: “a Diego no se le veía la cara de lo hinchado que estaba. Los pies daban hacia la puerta, estaba desnudo con una manta azul al costado y me impresionó las piernas delgadas y lo hinchado que estaba. Cuando salgo estaban Tafa, Verónica, la enfermera y les digo que estaba recontra hinchado, hay que hacer algo. Me dirijo a Tafa y le digo que con las gotitas no iba a solucionar nada, que con el drenaje linfático no iba a hacer nada. Tafa me contestó: "si viste porque no camina y puede hacer un edema cardio pulmunar y cagarse muriendo" -sic-. Verónica le pregunta a que se refería y le explica de una manera más técnica que estaba lleno de líquido. Yo le dije a Tafa que había que dejar de atender al ídolo y hay que atender a la persona. La enfermera recuerdo que decía que si con la cabeza”.

“Ese día día entró Dieguito acompañado por el custodio. Cuando salió le pregunté qué le había dicho el papá y me dijo: "me abrazó y me dijo que me iba a extrañar" -sic-. Verónica ingresó a la habitación pero siempre acompañado del custodio. Y siempre lo tenía de la mano. Ésa fue la última vez que fuimos a Tigre a verlo. Después él falleció.