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El infierno en primera persona, por Vanessa Rial: "Pasé de un estudio jurídico a internarme en un loquero"

Una de las víctimas de Martínez Poch, condenado a 37 años de cárcel,contó los detalles de su calvario.

Vanessa Rial confesó estar pasando el día más feliz de su vida. Pero detrás de esa felicidad hay una historia de dolor, calvario y tortura propios de una película de terror. "Pasé de un estudio jurídico a internarme en un loquero", expresó.

En diálogo con Chiche Gelblung en "Chiche en Vivo", relató su infierno. "Cuando lo conocí, decía que vivía por sus dos hijas. Entablamos una conversación muy buena. Era un hombre seductor, amable, caballero. Era un príncipe azul. Duró dos días. Al tercero se transformó en un ser siniestro. Estuve más de un mes y medio en esclavitud. Pasé demasiadas cosas en muy poco tiempo", contó.

Sobre el comienzo del calvario, recordó: "Fuimos a cenar e ingirió una gran cantidad de pastillas. Las tomaba con alcohol. Cuando volví del baño, tomé la bebida y me empecé a sentir rara. Le dije que me quería ir porque no me gustaba la situación. Ahí sacó un arma de fuego. Ahí me amenazó con que iba a matar a mis padres".

Durante la sentencia, a Vanessa se la vio en una mezcla de alivio y furia ya que, como ella confiesa, fue enorme el daño que le causó. "Me obligó a tener sexo con otras personas, apuntándome con un arma de fuego. Me sometió a perversiones con animales. Me daba pastillas con alcohol. Una noche, en la que estaba casi con los ojos cerrados por las drogas y las inyecciones, recuerdo haber estado con un hombre. No podría identificarlo por el estado en el que me encontraba. Recuerdo haber recibido un golpe en la cabeza. Cuando me desperté, un hombre le daba dinero, se subía los pantalones y se ponía una remera", comentó.

"Tenía connivencia con la policía. Una noche vinieron por un llamado de los vecinos. El policía le dijo a su compañera: 'Vamos, esto es un problema de pareja. Que se arreglen'. Ahí me dijo: 'Ves que no valés nada. Yo tengo contactos'. Fue un infierno. Me sacaba uñas con una pinza. Me golpeaba y después me llevaba al baño, donde me ponía alcohol y lysoform. Sentía un ardor impresionante y pegaba gritos muy fuertes. La policía venía y él les decía desde el balcón que no pasaba nada. Estaba arreglado con ellos"
, agregó Vanessa.

Sobre el después, Vanessa reconoció que, por el momento, no se le cruza por la cabeza volver a tener una pareja en el corto plazo y reveló: "Estuve internada en un hospital psiquiátrico. Pero no por mi familia, sino por los jueces. Tenía alucinaciones tanto auditivas como visuales. Fue muy grande el daño que me hizo. Hoy sigo medicada. Espero el año que viene volver a retomar mi trabajo", concluyó.