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El estrecho panorama mediático de la oposición en el año electoral

*Por Diego Dillenberger. Cuando los candidatos de la oposición intenten llevar sus mensajes y propuestas a la opinión pública en el año electoral que ya está por empezar, van a encontrar importantes limitaciones en la arena mediática.

Por un lado está la polémica reforma al sistema electoral que consiguió el gobierno en 2009 con el último aliento de la mayoría kirchnerista. Esa ley pone en manos del Ministerio del Interior la distribución del espacio publicitario en radio y TV. Aunque la norma aún no está reglamentada, a juzgar por cómo se aplican leyes similares en los países bolivarianos que sirvieron de "inspiración", los comerciales irán todos juntitos, en bloque, para permitir al televidente ir a la heladera a buscar una cerveza o hacer zapping: adiós a la posibilidad de planificar la pauta creativamente para sorprender al televidente. Mientras tanto, el mensaje del gobierno (de gestión, claro está) será omnipresente en el fútbol para todos, en la pauta oficial, y en las cadenas nacionales que seguramente tendrán la frecuencia casi cotidiana de los últimos años.

Pero el mayor obstáculo para la oposición -y para la población, que debería poder enterarse de sus propuestas a través de los medios- serán los espacios periodísticos, que son clave para confrontar ideas e informar a la opinión pública.

Hoy, el llamado "monopolio Clarín" está presente con Canal 13, único enteramente crítico del gobierno entre los cinco canales de TV abierta metropolitanos. Los cuatro restantes se inclinan por el oficialismo en mayor o menor grado y con pocas y honrosas excepciones que confirman la regla, como los programas de Luis Majul o Mirtha Legrand en América TV. Algunos canales se evaden en la ficción y eliminaron el periodismo de su programación.

Entre las señales de noticias por cable, centrales para transmitir información y análisis en mayor profundidad, la situación es peor: en Cablevisión (operador por cable del “monopolio”) hay cinco señales, de las cuales solo una, TN, es enteramente no afín al oficialismo y abierta a confrontar voces. En algunas otras, como Canal 26, América 24 o C5N hay excepciones muy honrosas, pero que confirman la regla. En otros operadores de cable la paleta de opciones es aún más reducida e inclinada a favor del oficialismo.

El dial de la radio es aun más extremo con la falta de espacios en los que se pueda expresar la oposición: de la docena de radios AM que se captan en la zona metropolitana, solo Mitre (del "monopolio") y en buena medida Radio El Mundo y La Red, plantean una visión crítica y abierta a todas las opiniones. Radio Continental, del español Grupo Prisa, dependiendo del horario, puede ser fuertemente oficialista. Las escasísimas excepciones, como la poco audible radio de la Ciudad de Buenos Aires, confirman la regla.

El ancho mundo de las FM, con las docenas de emisoras que se escuchan en el área metropolitana, es casi enteramente oficialista, a juzgar por los breves noticieros que matizan la música con buenas noticias gubernamentales. FM Identidad, y en algunos de sus horarios, es otra excepción que confirma la regla.

Los nuevos decodificadores de televisión digital terrestre que distribuye gratuitamente el gobierno en el Conurbano no cuentan ni con TN, ni Canal 13: para cuando llegue la campaña electoral a su clímax, y la oposición necesite llegar al público con sus mensajes, cientos de miles de hogares, especialmente en el Conurbano, verán solo oficialismo puro de alta definición y quedarán “liberados” de escuchar otras propuestas.

Si uno se para frente al kiosko, descubre una situación similar: solo La Nación, Clarín y Perfil son voces críticas con espacio para la oposición y el gobierno. Entre los tres diarios económicos (Ambito, El Cronista y BAE), solo quedó El Cronista como visión definidamente crítica de la “economía K”. De todos modos, los lectores de diarios en Argentina, lamentablemente, son hoy una elite.

Mientras tanto, la generosa pauta oficial para los empresarios mediáticos amigos del gobierno hace lo suyo para que el espectro mediático K vaya quedándose con todos los espacios. Ante este panorama todos los precandidatos y sus asesores están anotándose en cursos acelerados de Internet 2.0. La web es libre y abierta a cualquiera (crucemos los dedos de que siga así), pero en la Argentina como mucho el 45% de la población tiene algún acceso a la web, y con todo el enorme crecimiento que tuvieron las redes sociales en Argentina, nada se compara a la hora de formar opinión pública a la poderosa presencia e influencia de la TV y la radio.

Este oscuro panorama de la escasez de diversidad de enfoques en los medios con el que se encontrará la oposición en la campaña electoral no significa automática mente un pronóstico de que no tendrán ninguna chance de derrotar al oficialismo. Baste recordar la célebre frase de Juan Perón en los 70: "Con los medios en contra, llegamos, con todos a favor, nos fuimos".

 
Lo que sí es seguro: a medida que avence la campaña con miras a octubre, muchos líderes políticos opositores se lamentarán amargamente no haber resistido en su momento con más energía el avance del gobierno sobre los medios de comunicación independientes, la ley de medios, la reforma electoral y la discrecionalidad en la pauta oficial.