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El emotivo relato de Verónica Brunati, la mujer del Jorge "Topo" López: "Llegué a pensar en matarme"

Veronica Brunati escribió un mensaje conmovedor y relató cómo vivió el peor momento de su vida.

Vernonica Brunati contó cómo fue enterarse del fallecimiento de su marido, Jorge "El Topo" López en una emotiva entrevista en la sección Mundos Íntimos del diario Clarín, a un año y tres meses de la tragedia.

El Topo había fallecido mientras se jugaba el Mundial de Brasil 2014 en un accidente automovilístico en San Pablo, cuando dos ladrones, en un auto robado, impactaron al taxi que lo trasladaba.

"Apenas horas atrás habíamos llegado desde Belo Horizonte, donde pensábamos regresar al día siguiente luego del partido Argentina-Holanda para celebrar el cumple de cinco de Agustín, nuestro hijo mayor. Esta cobertura era asunto de familia: allí habían quedado nuestros dos chicos con mi mamá porque el Mundial era demasiado largo para dejarlos en Buenos Aires", empezó Verónica.

Y continuó: "No suelo creer en premoniciones, en videncias ni en nada de eso. Pero lo cierto es que esa noche no pude dormir. Tuve una especie de frío interno que no se me pasó por más que me envolví con diez frazadas. Era un frío parecido al que sentí cuando murió mi padre. Pero no lo advertí en el momento. Mientras comenzaba a escribirle un mail para acordar nuestro encuentro antes del partido, recibí un tuit del Cholo Simeone dándome el pésame por lo ocurrido... fue un balde de agua helada".

"Me quedé muda. ¿Qué? ¿Cómo? ¿De qué hablaba? Unos pocos instantes después recibí centenares de mails y mensajes de periodistas y amigos en el mismo sentido. Lo que de ningún modo podía ni debía pasar había pasado. De esa manera supe que mi gran amor había muerto justo el 9 de julio, día del cumpleaños de Agustín (hasta teníamos la torta y las velitas preparadas en Belo Horizonte)", agregó

Por último, reveló: "No voy a negarlo, creí que me estaba volviendo loca. Llegué a pensar en matarme. Pero no podía darme ese lujo ni por mí ni por mis hijos que necesitaban de mi presencia, de mi contención, por suerte para todos no tenía derecho a derrumbarme. El costo a pagar por la pérdida ha sido demasiado alto. Ya no está el Topo con mis hijos y conmigo. Ya no puedo besarlo. No puedo tomar su mano en las noches como lo hacía siempre. No lo escucho reír. Pero vive en nosotros su amor, su generosidad, su entrega, su sentido del humor, su deseo de superación. El Topo siempre será parte de lo que nosotros somos. No hay día que no agradezca haber descubierto con él el sentido profundo del amor. Y ojalá un día lo descubran, también, mis hijos".