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El Cleto versus el Celso

* Por Carlos Salvador La Rosa. Por el Cleto Cobos, el radicalismo mendocino suspendió sus internas previstas para el 17 de abril, porque si el Vicepresidente renunciaba a sus aspiraciones presidenciales -como efectivamente sucedió- su peso en Mendoza se multiplicaría geométricamente, como también efectivamente sucedió.

Ahora, el Cleto anda todos los días haciendo declaraciones por estos pagos, presentando libros y asistiendo a todo aniversario municipal que ande festejándose por allí.

Por el Celso Jaque, el peronismo mendocino acaba de suspender la elección de sus candidatos a diputados nacionales, porque si se lo pone a él en primer término, el aún frágil acuerdo entre el Celso y el Chueco puede trastabillar, porque -como ocurre con todos los acuerdos de cúpula- casi nadie está contento con ellos pues siempre son más los que quedan afuera que adentro y los que están contentos, porque quedaron adentro, tienen una legitimación débil. Para colmo, como la ambición humana es ilimitada, nadie se siente debidamente "pagado", ni aún los que cobraron en ventanilla, al contado y en exceso.

Pero todas estas especulaciones y demoras en elegir los candidatos más significativos, a la espera de que el tiempo realice con su infinita paciencia lo que no es capaz de lograr el hombre con su infinita impaciencia, no podrán evitar lo que tarde o temprano acontecerá: que la pelea política final en Mendoza tendrá como sus dos protagonistas esenciales al gobernador actual Celso Jaque y al ex-gobernador Julio Cobos. Figuren o no, uno o los dos, en sus respectivas listas.

Es que por mucho que arrastren o dejen de arrastrar los presidenciales del PJ y la UCR, y/o -eventualmente- los candidatos a gobernador de ambos partidos, la evaluación final que  el pueblo les dará al Celso y al Cleto será lo que determinará el desempate, si hubiera empate por los otros factores.

En principio, pareciera que esa carrera debería ganársela el Cleto al Celso como rotundamente ocurrió hace dos años atrás en las elecciones legislativas. Pero también es cierto que en aquel entonces el Cleto era número puesto si lo hubieran postulado como presidente de la Nación y ahora -en cambio- no sólo renunció a tal posibilidad porque los números no le daban, sino que nadie sabe a ciencia cierta si su popularidad en Mendoza sigue siendo la que supo ser.

Lo real es que ambos, el Celso y el Cleto, necesitan, reclaman, requieren su oportunidad.

Si el Cleto ni siquiera puede ganar en Mendoza o hacer que alguien gane porque él lo acompaña, su destino político habrá finalizado para siempre jamás.

Si el Celso que ni siquiera pudo colocar el candidato a gobernador que él quería, aparte no es autorizado a postularse como diputado, por una decisión tomada fuera de la provincia, gane o no gane el "Paco" Pérez, su gobierno será condenado al más cruel averno por el mismo peronismo.

Será olvidado y hasta negado. Porque no elegirlo a Jaque como candidato a diputado es lo mismo que decirle "piantavotos", con el riesgo adicional de que nadie les crea a los peronistas que se quieran "borrar" del Celso. La teoría de decirle a Jaque que "estamos con vos" mientras lo nombran embajador en Burundi, Djibuti o algún país parecido, para que no sea diputado, no suena muy creíble.

En el radicalismo las cosas son al revés, porque hoy por hoy nadie tiene problemas en poner a Cobos como diputado  nacional en primer término (hay incluso quiénes lo proponen como candidato compartido por todas las fórmulas que se presenten a la interna), mientras que casi todos en el peronismo tienen problemas en poner a Jaque en la misma condición de Cleto, no sólo porque muchos no creen que su presencia ayude al triunfo sino porque muchos quieren ocupar desesperadamente ese lugar de diputado, con la expectativa de que ir colgados de Cristina sea lo mismo que sacarse la lotería sin ni siquiera hacer el esfuerzo de comprar el número.

No obstante, difícilmente el Celso abandone el ruedo sin luchar, sin intentar al menos la última patriada. La que puede dejarlo al menos parado, aunque luego se quede con poco y nada. No puede no intentarlo, salvo que todos, absolutamente todos, se le pongan en contra como se pusieron contra su delfín, el "Chiqui" Cazabán.

En 2007 el Celso, en las más adversas condiciones, le ganó al Cleto y los suyos, que estaban en las más magníficas condiciones. Un triunfo notable, quizá el más notable que haya tenido y tendrá jamás el Celso en toda su vida política. Pero en 2009, el Cleto se cobró la revancha lapidando al Celso y a casi todo el peronismo mendocino mediante un tsunami electoral que lo reivindicó con creces de sus torpezas de dos años atrás.

Muchas son las cosas que indican que ahora, excepto por el arrastre de Cristina -que no es un tema menor- el Cleto sigue estando mejor que el Celso. Pero ya ni por asomo el Cleto está tan bien como estaba dos años atrás. Además, el Celso supo ganar cuando las cosas estaban muy mal para él, mientras que el Cleto sólo ganó cuando las cosas estaban más que bien para él. O sea que uno, el Celso, parece más voluntarioso que el otro, el Cleto, aunque éste parezca más popular por Mendoza.

En fin, lo más probable es que, por tercera y casi seguramente última vez, el Cleto y el Celso están destinados a librar la gran pelea entre ellos para ver quién desempata el empate que hasta ahora vienen teniendo al haber ganado uno una vez y el otro la otra vez. Y en absoluto está dicha la última palabra. Para susto de los que están en el palco, y esperemos que para las pasiones de la popular, aunque por ahora ni uno ni otro atraigan, lo que se dice, multitudes.