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El casamiento de Cristina

*Por Raúl Acosta. La fórmula presidencial, indisoluble, con funciones específicas para el primer y segundo término del binomio fue, en la elección de 2007, una decisión de Néstor Kirchner. El lo hizo. Buscó un personaje gris...

La fórmula presidencial, indisoluble, con funciones específicas para el primer y segundo término del binomio fue, en la elección de 2007, una decisión de Néstor Kirchner. El lo hizo.

Buscó un personaje gris, anodino, sin épica ni pólvora y que, además, sirviese a la argumentación coyuntural, la transversalidad. Así surgió Cleto Cobos, radical. Hoy está olvidada la justificación de los cuernos al peronismo tradicional que, decía NK, servía para atraer votos independientes, asustados de los morochos o, en muchos casos, opuestos a la genética peronista. Corrección, no está olvidada, la gambeta al peronismo tradicional puede repetirse.

En sustancia, a CFK le molesta el peronismo tradicional y a este, al corpus del morochaje, le molesta esta señora, pero no hay salida. El destino de Argentina es trágico. El eje de las tragedias es su fijeza. Se ven, se anuncian, se concretan. En las tragedias es imposible desviar el curso del destino. A muchos enoja este silogismo de trocha angosta. El peronismo no acepta dos conductores. Argentina es peronista. Argentina no acepta dos conductores.

Cristina, la viuda, es quien conduce, pese a que no lo desea (que no lo desee ya nadie lo cree). No está quien decidía por ella. El casamiento, el binomio, la fórmula 2011 a 2015 es su decisión. Duda. No tiene a su marido para acusarlo por los yerros ni, mucho menos, alguien que lo remplace en la ejecutividad de los dimes y diretes del poder y sus entretelas. Es cada vez más visible que el hilván, el pespunte, los verdaderos entretejidos los armaba él y que ella llegaba, sin transpiración, al brindis. Suya las marquesinas y del muerto la trastienda.

La presidente tiene un nuevo discurso. Cambió la crispación por el tono épico ululante. Lo ha logrado. Muchos, me cuento, la preferimos con este gesto de barricada que simulando la profesora de trajecito Chanel. La "profe" le cabe mejor, mucho mejor, a Beatriz Sarlo. Cristina Elizabeth Fernández, viuda de Kirchner, no es una académica, nunca será doctora, excepto honoris causa. Que nadie se crispe. Beatriz Sarlo es la contrafigura de CFK en el rol de profesora ciruela. Nos falta una réplica sainetera, tan argentina; la Carrió no da para tanguera, la "Chiche" no da la talla y Margarita es demasiado Stolbizer.

Nadie le quita capacidad ni capacidad de sueños. Mejor: voluntad de sueños. Sin embargo aquella impunidad de Néstor K era de doble vuelta. Era visceralmente peronista. Ventajero, aprovechado, sumiso en la debilidad, despótico en el poder. NK ejercía una forma rara del dogma: mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar. Hacía y realizaba lo que quería, desprendido de sus dichos.

Producido el fenómeno de la incautación excesiva de divisas por la exportación de granos (se intentó pasar del 35 a una cifra superior al 40 por ciento) el país se dividió, Cobos tuvo un ataque de pánico y se fue para el otro lado. Nada impedía y nada impidió al peronismo de los K hacer lo que deseaban y, descaradamente, formular los hechos como un plan. Estamos en mitad de tal planificación, que ni se explicita ni se comprende, pero que existe. Moreno es un plan. De Vido es un plan. Marcó del Pont es un plan. Este, el plan rataplan, plan, plan, no es un juego. Es el necesario enmascaramiento de una historia común. Decimos que buscamos la justicia social, el horizonte que inventó el peronismo y que, como tal, se sigue viendo lejos. En mitad del camino advertimos que debemos defender a los pobres y sumamos más elefantes al Estado. Hay capitalistas amigos y enemigos, hay políticos leales y traidores. Puede pensarse, al cabo, que el peronismo es la forma descarada de la política en Argentina, no diferente de otras experiencias, que se anunciaban distintas, pero eran similares. Cito a Atahualpa Yupanqui. "Cambia la velocidad, pero la milonga es la misma, mi amigo".

Argentina parecería no tolerar dos liderazgos, a la alternancia del bipartidismo no la soporta, se escapa de ella. Trágica y repetidamente. Cruje el alma al decirlo.

Antes que se olvide el asunto: recordemos que la 125 fue una creación intelectual de Martincito Lousteau, ministro. Si, el mismo Lousteau de tantas otras cosas.

El casamiento profundo de Cristina es con el discurso del plan, con el anuncio de la existencia de un modelo. Si de algún modo hay que buscarle pareja política es atinado buscarla donde ella la buscará: en alguien que recite dos palabras. Modelo exitoso.

Está claro que el empaque académico, es uno de sus sueños sin amanecer. El binomio será con alguien que aparente ese rigor académico pero cuidado, que no la supere. Humildad, sumisión, templanza para soportar los devaneos.

En los avisos clasificados dominicales diría: un estómago importante, capaz de regurgitar sin ninguna vergüenza, sin ningún empacho. El alma de un rumiante, el corazón valiente de una vaca (Holando Argentina).

Se dice que no necesita los votos de un vicepresidente. Es falso. Necesita que no le quite, que le sume clase media y no ahuyente a los militantes. Lo necesita. Sufre, claro está, porque la Constitución Argentina es de una solidez muy alta en este punto. Si ella se enferma él se queda con el poder. Al menos originalmente. Cristina necesita un vice a prueba de hipotensiones crónicas y viajes largos.

Las experiencias kirchneristas, Scioli y Cobos, no son el mejor dato, son los fantasmas a conjurar. En ambos casos una coyuntura electoral los colocó. El primero fue, como Néstor, un invento de Duhalde. Eduardo Duhalde fabricó a los dos muñecos. Néstor primero coaguló a Scioli, luego mandó al deterioro a Duhalde, el inventor. Cobos, esta es otra lectura, consiguió la sobrevida gracias a la traición, de otro modo era poco menos que un cuadro en el Salón de los Pasos Perdidos.

El casamiento de Cristina es, en cierta forma, "El casamiento de laucha". Este texto, con la preposición "de" en el título original de Roberto Jorge Payró, bonaerense, periodista y escritor, es muy ilustrativo del perfil de algunos que serían felices integrando el binomio.

El problema, consagrado el binomio, es la fiesta. Los invitados a la fiesta. Las tarjetas deben estar listas en junio. El 9 de julio es el aniversario de la Independencia, se hará con el binomio oficializado. Tal vez el 20 de junio en Rosario aparezca la primera foto oficial de la pareja.
Sitio, padrinos e invitados. No es menor el tema.

El recato de una viuda puede achicar el boato, pero no elimina el anuncio, los comentarios, la ilusión de los invitados. Moyano, CGT, CTA, partidos provinciales, estructura independiente, vocinglería porteña, piqueteros aburguesados o amancebados, intelectuales a la marchanta, a sueldo de las patotas. Todos a buscar el uniforme "college". saco azul, pantalón gris, camisa celeste, mocasines, pelo corto, minga de barba, título de profesión liberal, la sonrisa ancha. Universo digital en marcha. Imprescindible inglés comercial. Cualquiera puede ser el candidato.