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El ataque a la Iglesia: "No nos corresponde entregar a nuestros compañeros"

El centro de estudiantes del Colegio Nacional aseguró que los alumnos admitieron el ataque, pero no quieren identificarlos.

Estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires realizaron hoy pintadas y destrozos en la parroquia San Ignacio de Loyola, el templo más antiguo de la Ciudad, tras acceder por un túnel que une ambos edificios, y las autoridades eclesiásticas advirtieron que "profanaron" el altar.

Nicolás Cernadas, vocal del centro de estudiantes del colegio, dijo que "cinco alumnos" de cuarto y quinto año "admitieron" haber perpetrado el ataque, pero se negó a identificarlos.

"No nos corresponde entregar a nuestros compañeros que hicieron algo equivocado. Destapiaron las puertas que dan acceso a los túneles e hicieron eso que repudiamos", aseguró en declaraciones a la prensa frente al colegio, que permanece tomado en rechazo a la reforma de la currícula secundaria.

Cernadas sostuvo que el ataque fue perpetrado por "un grupo minoritario y a espaldas del centro de estudiantes" y consideró que "lo hicieron adrede para desprestigiar la toma" del colegio.

"Han reconocido su error, nosotros lo rescatamos, pero seguimos repudiando el hecho", dijo luego Juan Manuel Cuello, presidente del centro.

En tanto, el rector del Colegio, Gustavo Zorzoli, manifestó que "no podía creer que hayan sido alumnos" y afirmó a los responsables "podría caberles la expulsión".

El rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Rubén Hallu, también expresó su "más enérgico repudio a los actos de vandalismo" en el templo porteño y pidió a padres y estudiantes "que reflexionen, reparen los daños dentro de lo posible, y regresen a la normalidad".

Por su parte, el párroco del templo jesuita, Francisco Baigorria, advirtió que quienes perpetraron el hecho "profanaron" el altar, al confirmar que los estudiantes orinaron en ese lugar sagrado.

El templo parroquial amaneció hoy con pintadas anarquistas en su frente y con bancos quemados y destrozos en su interior.

Los daños afectaron a un grupo de bancos de madera, sobre los cuales encendieron fuego la silla del celebrante, de madera y paño bordó.

En el suelo podían leerse inscripciones hechas con pintura como "Hipócritas", "Ni Dios ni amo" y "La única iglesia que ilumina es la que arde". El sacristán de la parroquia, de nombre Alberto, vinculó en forma directa los ataques con la toma del colegio.

"Cuando bajamos a abrir la iglesia encontramos humo y daños", dijo a Crónica TV, y agregó que los agresores "entraron por un túnel que conecta al colegio con el templo".

Horas más tarde, el párroco sostuvo que "está confirmado que fueron los chicos, porque del único modo que pueden haber ingresado durante la noche es a través del túnel".