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El ángel que desbloqueó el teléfono

Por Juan Manuel Asis* Ella degustaba su cheesecake de frutilla y hacía sumas en una servilleta. Eran las 18.15 del jueves. Afuera, en la esquina de Junín y San Martín, la gente se arremolinaba, los autos frenaban; alguien se había desmayado repentinamente en la calle cuando intentaba cruzarla.

Más gente se sumaba, muchos curiosos, algunos estorbaban, otros intentaban ayudar al hombre caído. Alguien llamó a emergencias, una enfermera apareció al rato y lo socorrió. En tanto, ella sintió que algo pasaba a sus espaldas, se levantó y se acercó al gran ventanal del bar, miró unos segundos la escena y actuó. "El hombre está sangrando", dijo en voz baja y fue una más en el lugar, no una cualquiera, no molestó; habló con algunos y tomó el teléfono celular del hombre al que auxiliaban, mientras otros se convertían en improvisados varitas.

El teléfono estaba bloqueado y nadie podía destrabarlo para conseguir datos o llamar a un familiar o conocido del herido. Ella lo miró, por una rara casualidad era similar al suyo, aunque más nuevo. Lo desbloqueó, marcó el último número que figuraba en la lista de llamadas. Tranquila -con una calma que contagiaba a la decena de personas que miraban la escena- dialogó con la esposa del desconocido que sangraba inconsciente, el resto la miraba con alivio. Una ambulancia apareció, los paramédicos subieron al herido una camilla. Ella habló con la mujer, supo que el hombre sufría cierta enfermedad y le transmitió esta información a los enfermeros. Mensajera o intermediaria, le transmitió a la mujer que escuchaba desde el otro lado de la línea: "lo llevan al Padilla, vaya para allá". No se sabe si le dieron la gracias, ella tampoco lo mencionó; se encaminó hacia su mesa. A su interlocutor se le cruzó un pensamiento ingenuo: los ángeles saben desbloquear celulares. Es que por alguna razón estuvo allí, entre tantos que se rendían ante la tecnología, tal vez para eso, para actuar tranquila, serena, para ayudar, anónima y solidariamente. Acotó: "la esposa está yendo al hospital". Y luego retomó sus cálculos en el papel y señaló: "tu número es el 11, el mío el 22".

Numerología, un saber que puede parecer raro para un ángel que después se alejó por Junín.