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Doce tiros, muchas hipótesis

Fueron doce tiros a corta distancia. Ocho impactaron en su espalda. Mariano Poggini no tuvo chance de defenderse. Como si fuera poco, cuando estaba en el piso le dieron el tiro de gracia.

Por Mauro Szeta

@mauroszeta

Quien lo mató tenía muchas ganas de matarlo. Tenía que asegurarse de que el plan criminal no fallara. Poggini tenía tantos frentes conflictivos en su vida que la orden de matarlo pudo venir de cualquier lado.

Desde hace rato que Mariano no estaba bien. Su vida estaba en la ruina. Sus propios familiares admitieron que era adicto a la cocaína y al alcohol, que habían hecho lo posible por internarlo, y que vivía una traumática relación con su ex, con denuncias y acusaciones cruzadas de malos tratos.

El tirador que lo atacó, actuó con ira, dijo un investigador. Los tiros empezaron desde la vereda de enfrente. Fue una ráfaga que duró apenas segundos. Fue a las cuatro de la mañana, en una oscura calle de Villa Urquiza, sin testigos. El criminal fue uno, sus cómplices en el lugar, dos.

A las tres horas del crimen, con el cuerpo recién trasladado a la morgue, Ricardo, el papá de Mariano, enfrentó a los medios de comunicación y acusó a Analía, la ex de Mariano, y a los ex suegros de ser los autores intelectuales de semejante plan.

Sin pruebas en la mano, y con inusitada verborragia, dijo que a Mariano lo habían matado en una interminable disputa por su hija de cinco años. Habló de amenazas por parte de los ex suegros, y disparó toda clase de acusación sin fundamento alguno. Al rato otro de sus hijos tuvo que salir a calmarlo. Acompañado de dos abogados pidió disculpas y negó que el crimen tuviese vinculación con la ex de Poggini. Ya era tarde. La acusación había tenido su efecto.

Analía, la ex, salió a defenderse y contó también mediáticamente que el violento era Mariano. Dijo además que por los reiterados ataques del ex le habían colocado un botón antipánico para pedir ayuda, y relató una amenaza temeraria. Aseguró que Poggini la intimidó diciéndole "te voy a pegar un tiro, y voy a venir con la barra de River". Con esta respuesta, el caso dejó al descubierto la traumática relación de pareja cruzada por amenazas extremas.

Como si fuera poco cuando las aguas de las denuncias mediáticas parecían aquietarse, el hermano de Poggini no pudo contenerse y dijo públicamente que en realidad había que investigar un conflicto que Mariano tenía con su actual concubina, y con la ex pareja de ésta.

El caso sin dudas es atípico. Por un lado la mecánica criminal empleada para matar, y por otro la frenética difusión de hipótesis a través de los medios. Más allá de los conflictos familiares, conyugales y amorosos, otras palabras sobrevuelan la historia secreta de este crimen: una venganza por drogas.