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Detectan algas tóxicas y peligrosas bacterias en los lagos de la Ciudad

Un análisis del agua de los estanques del Parque Saavedra y el Bosque revela la presencia de microorganismos capaces de producir serias enfermedades.

Cada verano, cuando aprieta el calor, decenas de chicos se zambullen en los lagos del Parque Saavedra y el Bosque como si fueran piletas públicas. Y aunque sin señales de advertencia basta observar su aspecto para comprender que no son lugares aptos para bañarse, pocos se imaginan hasta qué punto sus aguas entrañan una amenaza a la salud de quienes se exponen al contacto con ellas.

Un análisis encargado por EL DIA al Laboratorio de Toxicología de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP arrojó resultados inquietantes. Los exámenes revelan la presencia en ambos lagos de una cantidad de bacterias peligrosas por encima de lo recomendado por parámetros internacionales para aguas de uso recreacional primario, así como también una notable concentración de algas tóxicas.

Entre las bacterias que se hallaron en el Parque Saavedra y el Bosque -en proporciones similares- se encuentra la Escherichia Coli, capaz de producir desde cuadros infecciosos severos a nivel intestinal hasta el Síndrome Urémico Hemolítico, una enfermedad que conduce a que los riñones dejen de funcionar. Pero además se encontraron pseudomonas, un tipo de bacteria oportunista que cada año mata a cientos de personas en el país por infecciones hospitalarias.

En cuanto a las algas tóxicas, las especies detectadas son las mismas que regularmente provocan la muerte de peces en lagunas de la Provincia de Buenos Aires durante los meses de verano y causan el fenómeno conocido como "marea roja". Por las condiciones que requieren para desarrollarse, su presencia suele ser un indicador de altos niveles de contaminación. Frente al resultado de los estudios, infectógolos y expertos en toxicología enfatizaron la necesidad de maximizar los recaudos para que los lagos platenses no sean usados como piletas. Es que si bien la peligrosidad de los microorganismos presentes en ellos resulta proporcional al grado de exposición y la situación inmunológica de cada persona, su cantidad constituiría ya de por sí una amenaza.

COMO LLEGARON

Las bacterias coliformes fecales, como indica su nombre, provienen de la materia fecal, por lo cual no quedan dudas de cuál es la causa de su presencia en los lagos de la Ciudad. Ahora, cómo se produjo tal contaminación es algo no tan fácil de especificar, ya que pudo haber ocurrido de diversas formas. "Desde el momento en que estas bacterias están presentes en los excrementos de cualquier persona u animal de sangre caliente, la contaminación pudo haberse originado tanto por contacto con un efluente cloacal o pañales arrojados a los lagos como a través de las deposiciones de un perro", explica la doctora Leda Giannuzzi, profesora de la cátedra de Toxicología de la Facultad de Ciencia Exactas de la UNLP y responsable de los análisis. De la misma forma podría justificarse la presencia de pseudomonas, una especie de bacteria asociada a gran parte de los procesos infecciosos humanos y que no sólo encuentra en el agua su hábitat natural sino que tiene además una gran resistencia. "Puede sobrevivir incluso a los desinfectantes de uso habitual", señala el doctor Amadeo Esposto, jefe del Servicio de Infectología del Hospital San Martín.

En el caso de las llamadas "algas verdes-azuladas", que aparecen en ambos lagos con una diversidad de especies, son también "componentes habituales de los ecosistemas marinos y de agua dulce desde hace millones de años", aclara la doctora Ana María Girardelli, jefa del Servicio de Toxicología del Hospital de Niños de La Plata, quien destaca sin embargo que el problema no es su presencia sino su concentración, dado que producen toxinas peligrosas. La misma aclaración vale también para las distintas bacterias halladas en los lagos platenses. Si su presencia no parece sorprender a ninguno de los especialistas consultados, su concentración suscita en ciertos casos llamados de alerta; en especial frente a la falta de parámetros locales para determinar el riesgo con exactitud.

UN SERIO VACIO NORMATIVO

Para determinar el deterioro bacteriológico del agua uno de los mejores indicadores está en la cantidad de bacterias coliformes presentes en ella. En los lagos de la Ciudad este valor se encuentra en el orden de las 460 cada 100 mililitros, una concentración que, según los parámetros guía que aplica Estados Unido, duplica la máxima admitida para un lugar apto para bañarse, pero estaría dentro de lo aceptable para un espacio donde practicar pesca o canotaje. El problema, como resalta la doctora Giannuzzi, es que esos parámetros válidos para Estados Unidos no necesariamente expresan el nivel de riesgo local, el cual podría ser mayor. "Basarse en estándares internacionales no es lo más aconsejable, ya que la vulnerabilidad varía de lugar en lugar, por lo que una misma situación puede afectar de distintas formas a dos poblaciones. "Lamentablemente -agrega-, no tenemos otro remedio que extrapolar esos indicadores porque en Argentina no se han establecido límites para aguas de uso recreacional. Y en consecuencia, tampoco se pueden aplicar controles", dice. Lo cierto es que más allá de esa variabilidad o incluso de la que se registra entre persona y persona según su respuesta inmunológica, "la ingesta de apenas una pequeña cantidad de agua con estas bacterias, algo que ocurre con frecuencia cuando uno nada, puede provocar desde enteritis de variada magnitud hasta cuadros infecciosos serios a nivel intestinal. Y si bien el riesgo por contacto con la piel es menor, la psedomonas puede producir en ciertos casos infecciones cutáneas severas", afirma el doctor Amadeo Esposto.

POR CONTACTO O INGESTION

En cualquier caso, la concentración de bacterias es apenas una de las amenazas detectadas en los lagos de la Ciudad. El estudio ficológico de sus aguas -realizado por miembros del Departamento Científico de Ficología de la Facultad de Ciencias Naturales- reveló la presencia de algas tóxicas en una concentración tal que se recomienda "de suma importancia tomar precauciones y evitar el contacto directo con el agua". Sucede que este tipo de algas "producen una o más toxinas. Y según la concentración de esas toxinas y el grado de exposición a ellas - ya sea por contacto cutáneo o ingesta involuntaria de agua- pueden causar irritación en la piel, inyección conjuntival, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, cefalea, ampollas en la boca y hasta reacciones alérgicas importantes", detalla la doctora Girardelli desde el Servicio de Toxicología del Hospital de Niños.

Pero el riesgo que supone la presencia de algas no se limita a quienes se bañan. "Algunas de las especies halladas suelen generar compuestos volátiles de un olor semejante al Gamexane. Y este compuesto, si bien no es una toxina, suele ocasionar trastornos respiratorios y digestivos a personas sensibles", resalta el informe firmado por la licenciada Anabella Aguilera. Sin negar el grado de contaminación de los lagos, al que consideran "propio de aguas estancadas", en la Municipalidad de La Plata señalan el hecho de que "por esa causa no se permite bañarse" y reconocen que "es difícil conseguir que algunas personas respeten esa indicación". Aún así, aseguraron que "ya está en marcha un plan de obras que permitirá mejorar la calidad de los agua tanto del Parque Saavedra como del Bosque a lo largo de este año".