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Delincuencia política

La afirmación de un juez de La Plata, en el sentido de que no presentará más denuncias contra el poder político o la Policía, ya que estas son archivadas y relegadas al olvido, es de una gravedad inusitada.

Que un juez de la República haya dicho que ya no denuncia al poder político ni a la Policía porque resulta infructuoso –ya que todas denuncias que él hizo "fueron archivadas o demoradas hasta quedar en el olvido"– es algo realmente grave. Y que, a modo de conclusión, el magistrado añadiera que en el país "existe una situación de delincuencia política" también es muy grave.

Luis Arias, del Juzgado en lo Contencioso Administrativo Número 1, de la ciudad de La Plata, había afirmado el día anterior a esas declaraciones que, en muchos casos, los mismos punteros políticos que entregan planes sociales en los barrios marginales son los que suministran armas y drogas a los delincuentes. Y después, en el curso de una entrevista periodística, declaró que varios padres de chicos con problemas sociales le habían confesado que no se atreven a presentar denuncias penales por temor a represalias.

Por cierto que las palabras del juez provocaron la reacción de la dirigencia política bonaerense, la mayoría de cuyos miembros consultados dijeron que un juez está obligado a investigar, denunciar y dar nombres, en vez de hacer acusaciones genéricas o indiscriminadas. Sin embargo, algunos de ellos, aun cuestionando la actitud del juez, admitieron que su diagnóstico es real. Como es real que la política ya no tiene sustento territorial, ya que existen cada vez menos sedes partidarias en los barrios. ¿Quiénes manejan los barrios?, se pregunta el juez, y responde: los punteros y la Policía. "A la Policía ya la denuncié por reclutar menores para delinquir, pero el caso quedó en la nada", aseguró.

Estas cosas las dicen habitualmente los sociólogos, los investigadores sociales y muchos políticos –no sólo opositores sino también oficialistas–, pero que las diga un magistrado tiene otra categoría y otra significación.

Además, en el momento el juez Arias afirma que cuando le exigen pruebas de sus dichos se configura una verdadera "chicana política", tiene razón.

De todos modos, quedan abiertas las puertas de la propia Justicia, ya que si las denuncias están hechas –aunque luego fueran archivadas y pasaran al olvido– deben estar consignadas en algún lado y con la posibilidad de acceder a ellas por parte de los periodistas, los investigadores, los políticos y cualquier ciudadano común.

Pero el diagnóstico es efectivamente real, como lo puede confirmar quien lea los diarios, escuche la radio o vea la televisión.

Asimismo, que "este país vive inmerso en la corrupción", más que una opinión es una evidencia incontrastable, como lo entiende la inmensa mayoría de los argentinos y como lo dicen todas encuestas y todos los sectores responsables de la vida nacional.