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De relación enfermiza al máximo respeto: ¿por qué Sandra Arroyo Salgado defiende hoy a Alberto Nisman?

Ambos formaron una pareja marcada por los celos y el reclamo constante. Qué está en juego hoy. Además, el rol de sus hijas.

La investigación por la muerte de Alberto Nisman sufrió un giro radical desde la aparición en la causa de su ex mujer, Sandra Arroyo Salgado. Desde el 19 de enero, día en que se encontró el cuerpo sin vida del fiscal, la jueza federal de San Isidro no descansó un solo día en su afán por esclarecer lo sucedido. En ese lapso, Arroyo Salgado afirmó públicamente que "a Nisman lo mataron", entabló una fuerte disputa con la fiscal Viviana Fein, quien dirige la causa y hasta pidió su recusación. Además, participó de la marcha de silencio organizada en honor al fiscal fallecido. Sin embargo,  Arroyo Salgado y Nisman tuvieron una relación tormentosa y de hecho nunca llegaron a casarse. El interrogante que se erige obligadamente es: ¿por qué ahora lo defiende?

Según los documentos recolectados por la revista "Noticias", Arroyo Salgado y Alberto Nisman nunca llegaron a legalizar su relación. Si bien podría tratarse de un simple detalle, ya que eso no prueba la falta de amor entre ambos, diversos testigos consultados por la misma revista afirman que la pareja nunca arribó a la decisión de casarse porque su relación era verdaderamente problemática y a futuro siempre se vislumbró la posibilidad de una ruptura. Las condiciones nunca mejoraron mientras duró su relación, hasta que llegó a su fin.

Los testigos consultados afirman que Nisman celaba a Arroyo Salgado "con furia y con angustia" y que hasta, a raíz de estos comportamientos, llegaba a caer en profundos pozos depresivos que lo mantenían en un estado de gran perjuicio para su salud mental. Las mismas fuentes afirman que la jueza también realizaba reclamos de manera cotidiana. Arroyo Salgado solía exigirle a su pareja que les prestara más atención a ella y a sus pequeñas hijas. La relación era un constante vaivén de reclamos sin fin. Además, Sara Garfunkel, la madre del fiscal fallecido, también habría inclinado la balanza hacia la ruptura definitiva, ya que "miraba con malos ojos" a la jueza por "no ser judía".

En este contexto, la relación terminó por razones que desbordaron la paciencia de ambos. Sin embargo, actualmente Arroyo Salgado lucha por preservar la imagen de aquel hombre que la arrastró hasta situaciones límite. Al parecer, según las informaciones reproducidas en la revista "Noticias", la ex pareja de Nisman se encontró con verdaderas irregularidades que atañen a la economía de las hijas que tuvieron, Iara, de 15 años, y Kala, de 8. El fiscal especial de la UFI AMIA tenía tres cuentas bancarias declaradas, dos de las cuales habían sido abiertas en el Banco Ciudad. Esas cuentas fueron vaciadas por Sara Garfunkel en pleno desarrollo de la investigación.

El fiscal Alberto Nisman les había confesado a sus allegados, según se informa en la revista, que el dinero allí depositado tenía como único objetivo el bienestar de sus hijas. Sin embargo, las averiguaciones que alcanzó Arroyo Salgado en el último tiempo podrían destapar una serie de movimientos oscuros, de desviación de fondos, y que podrían comprometer el presente de las pequeñas hijas que ella debe cuidar en soledad. Lejos de sembrar las dudas sobre las respetables intenciones de Sandra Arroyo Salgado en la causa, los elementos que salieron a la luz no pueden dejar de representar una preocupación para la mujer que arriesga su nombre y prestigio en esta trama.