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De la irrefrenable pavada femenina ¡Que pavotas somos!

Suena el teléfono. -Hola Wargon? Es mi amiga Julia con la voz entrecortada. Sólo recurre a mí cuando está en emergencia, lo que nos hace tener conversaciones muy frecuentes, aunque bastante unilaterales.

Julia parece tan entretejida de problemas como un capullo de gusano de seda y es sorda a cualquier parecer o padecer que no le sea propio. Ya no tiene edad para grandes romances pero eso no le impide las grandes decepciones. Cuarenta y tantos, soltera y con algún encanto que, por ser mujer no alcanzo a distinguir, que la hace atractiva para los varones. El último que la llevó a humedecer mi oreja, era un gordito, relacionado con la soja y las vacas que lo hacía viajar al interior. Yo lo bauticé como el Chanchero porque por los relatos de Julia, no me despertaba la menor simpatía. De los relatos se desprendían pequeños detalles, que me llevaban a sospechar que era un ladronzuelo sentimental. Esa clase de persona que para el primer encuentro la llevó a un hotel de lujo, para el segundo a un telo de cuarta y para el tercero sugirió un zaguán. Se conocieron por Internet, lugar sospechoso si los hay, pero según la enamorada, en la biografía del Facebook no aparecía nada más que lo que le había contado: una rolliza esposa y tres rollizas hijas mujeres, con tanta cara de felicidad que era imposible deducir si estaban contentas o habían tenido un ACV masivo.

La parte más sensata de Julia es que nunca se detiene en las esposas. Según su experiencia, las esposas eran algo para aguantar en la casa mientras el marido sale con personas como ella. No quería ese lugar y quizás por eso era una persona tan confiable para una historia paralela.

En los primeros tramos del romance tuve que escuchar sobre su maravilloso sentido del humor, y alguna otra virtud que he olvidado. La gloria duró poco, empalideció con el episodio del telo ruinoso y se desmoronó con el zaguán al que ella se había resistido. En ese momento, con una ponderable oportunidad, el galán desapareció bajo a los anchos cielos de la patria a ver sus campos. Pero a la distancia mantenía el fuego encendido, la hablaba de cada lugar donde hacía noche , comprando o vendiendo vacas y Julia tuvo el buen gusto de no contarme el tenor de los diálogos que imagino rojos y calientes. Fueron meses ambiguos, con llamados que hacían juego. Hasta que de pronto se hizo un silencio mas agobiante que el de todos los cementerios juntos. El Chanchero desapareció en la pampa húmeda, devorado por la soja o masticado por alguna vaca.

Julia se puso densa en el teléfono: - ¿Qué me parecía a mí que le había pasado?
- ¿Revisaste las necrológicas de La Nación?
- ¿Cómo se te ocurre? ¿Por que siempre ese humor de mierda?
Debo reconocer que me agarró cansada. Dejé de lado mi cautelosa manera de contestar y acudí a lo que me enseñaron los años:
- Nena, Nunca una mujer sabrá por qué se va un varón. Sólo se puede conjeturar que, si hubo buen sexo, va a volver
- Porque me ama ¡– se ilusionó mi amiga
- ¡En absoluto! Fui clara: va a volver por el buen sexo. Si te interesa, seguila, pero no es otra cosa
- ¡Así no lo quiero! - Se indignó mi amiga con un ataque de romanticismo a destiempo. Y se lanzó en el acto a la tarea de olvidarlo. Esto suele incluir reflotar algún amante y hablar todo el tiempo mal del fugitivo, mientras me juraba- ya lo olvidé! e imaginaba de qué manera se lo iba a decir cuando el volviera.- Para que le duela ¿viste?

Nadie es capaz de entender menos, que una mujer que no quiere entender. Así que la dejé a su aire planeando una venganza imposible
Pasaron unos meses de paz y de pronto este llamado con Julia llorando a mares - ¿Te acordás de ese hijo de puta que me quería llevar al zaguán?-
- Si, claro- digo mientras mi oreja se achica por lo que voy a oír
-¡Tenías razón!!! Me volvió a hablar ( ruido de pañuelito de papel secando mocos) Como si nada... me habló como si nada, para invitarme a salir... y yo ( mas llanto ) estuve bien , le dije... ya no quiero verte nunca mas.
¿Y sabes lo que hizo el chancho?
- ¡Te insultó ¿ Te extorsionó? Te humilló!?
- Nooo mucho peor! Me dijo "bueno" y cortó... Me creyó el hijo de puta!