De cara al cónclave que comienza el 7 de mayo, instalaron una nueva chimenea en el techo de la Capilla Sixtina
La chimenea será la vía de comunicación entre el cónclave y el resto del mundo. Se conecta a dos estufas: la primera servirá para quemar las papeletas de las votaciones y la segunda señalará si hay un nuevo Papa.
Los preparativos para el cónclave del que saldrá el nuevo papa se aceleraron el viernes con la instalación de la chimenea sobre la Capilla Sixtina que señalará la elección del sucesor de Francisco.
Los bomberos del Vaticano fueron vistos en el tejado de la Capilla Sixtina instalando la chimenea, un momento clave en los preparativos para el cónclave que comienza el 7 de mayo.
La chimenea se conectará a dos estufas, una de hierro fundido y otra más moderna.
La primera, de 1939, servirá para quemar las papeletas de las votaciones; la segunda, más reciente, de 2005, se usará para quemar los productos que generarán el humo que debe salir negro en caso de que no haya elección, y blanco cuando se haya elegido al sucesor del Papa Francisco.
Después de cada dos rondas de votación en la Capilla Sixtina, las papeletas de los cardenales se queman en un horno especial para indicar el resultado al mundo exterior.
Si no hay acuerdo para la elección del nuevo papa, las papeletas se mezclan con cartuchos que contienen perclorato de potasio, antraceno —un componente del alquitrán de hulla— y azufre para que se produzca un humo negro. Pero si hay un ganador, las papeletas quemadas se mezclan con clorato de potasio, lactosa y resina de cloroformo para generar el humo blanco.
La chimenea arrojó humo blanco el 13 de marzo de 2013, en la quinta votación del cónclave, y el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio fue presentado al mundo como el papa Francisco poco tiempo después desde la logia de la Basílica de San Pedro. Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, murió el 21 de abril a los 88 años.
La instalación de la chimenea se produjo mientras los cardenales llegaban al Vaticano para otro día de discusiones previas al cónclave acerca de las necesidades futuras de la Iglesia católica y del tipo de papa que se necesita para dirigirla.
En estas consultas participan todos los cardenales, incluyendo los mayores de 80 años, que no pueden votar en el cónclave.
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