DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Darse otra oportunidad: "Apagué mis sentimientos, y encendí mi mente y fortaleza"

La lucha por sanar contra viento y marea. Una historia de superación en primera persona.

Nota extraída de Clarín
LA CARTA. Tengo 17 años y estoy en tratamiento oncológico desde diciembre del 2017. Necesito decir, más bien gritar, que estoy harta. Harta de tener que ser fuerte todo el tiempo. Harta de no poder estar triste porque siempre tengo que salir adelante. Aunque ya no dé más. Siempre es un empujoncito más que hace que termine lo feo. Pero ese empujón, cada vez duele más. Dicen que con el tiempo la gente se acostumbra a las cosas que pasan repetitivamente. Y sí, puede ser, con algunas cosas.

Me acostumbré a sacarme sangre, a hacerme revisiones médicas. A muchas cosas que nunca en mi vida pensé que me iban a tocar. Pero hay cosas que no se puede, que cada vez que pasan entro en pánico, como la primera vez. Me agarra ese sentimiento de odio. Le tengo odio al mundo y a todo. Le tengo odio al hecho de que me pasen cosas. Y ahí viene la pregunta de siempre: ¿por qué a mí? ¿Hice algo tan malo que ahora me toca pagar con esto? Yo intento, todo el tiempo. Pero siempre pasa algo. Desde hace un año que soy distinta. En algunas cosas para bien, y en otras para mal. Dejé de ser tan egoísta. Aprendí a escuchar y a valorar más. Mis valores cambiaron inmensamente. Antes pedía muchas cosas materiales y sin sentido. Ahora me hace feliz despertarme en mi cama, o ver a mis amigos, a Marian. Al menos un ratito, me hacen olvidar de todo. Pero, ¿está bien querer olvidarme de todo? Es como una felicidad temporal. Y su duración depende de cuánto tiempo esté con ellos. No creo que eso esté bien. Porque cuando llego a casa choco con la realidad. Choco con todo lo que está pasando.

No quiero decir que cuando estoy en casa estoy triste, no es así. Tengo a la mejor familia del mundo, pero estar en mi cuarto, sola conmigo misma y mi mente, a veces me hace mal. Porque al no tener a nadie ni nada con qué distraerme, sólo uso el celular, y vivo de la vida de los demás. Uno cuando conoce a una persona no se presenta contándole todos sus miedos, todos sus problemas o todas sus tristezas. A veces el celular o la vida cotidiana me juegan en contra. Lo "normal" me juega en contra. Como sentarme a almorzar y comer lo que come toda mi familia, yo no puedo hacerlo. Salir a tomar sol en verano, yo no puedo hacerlo. Tener un viaje de egresados, que no sé si voy a poder tener. Estas cosas que yo no puedo hacer, tal vez, serían lo que algunos llaman lo de menos. Porque tengo que agradecer que estoy viva, que al menos lo más difícil ya pasó, y que tengo que estar feliz por poder haberlo superado. Pero me cuesta mucho estar bien. Uno cree que después de todo lo que pasé ahora tendría que estar feliz y saltando por todos lados. Pero pasaron tantas cosas, que uno no sabe qué hacer.

Pasaron casi dos años exhaustivos, yendo de tratamiento en tratamiento, de médico en médico, de psicólogo en psicólogo y de hospital en hospital. En 2018 decidí apagar mis sentimientos y mi corazón, y encender mi mente y mi fortaleza. Suena duro y feo. Suena así porque lo fue. Puse mi vida en pausa por esta enfermedad, ya no me emocionaba con las mismas cosas que mis amigos. Tenía la mente cambiada. En un año maduré lo que tendría que haber madurado en cinco. Es el no tener tiempo de llorar porque un PET dio mal, porque hay que empezar un nuevo tratamiento en ese instante. Es el no poder enojarse, porque, ¿quién tiene la culpa? Puse mi vida en pausa por el "no poder". No podía tener la vida de una chica de 16/17 años y al mismo tiempo estar obligada a tener la mente de una chica de 23.

Después de dos años, recién estoy pasando mi etapa de enojo con el mundo. Pero si miro para atrás, además de ver oscuridad en horribles recuerdos, se llega a ver un puntito. Una estrellita. Ahí es donde está mi esperanza, mis enseñanzas, y mi sonrisa que de vez en cuando encandila todo ese cielo negro. Tengo esperanzas. Y tengo ganas de vivir esta segunda oportunidad a pleno. Esta es mi nueva vida, mi nueva yo. Tal vez no tan "normal", pero determinada a que mi estrella sea la más brillante de todas.

Es mi vida. Es ahora o nunca. Porque no voy a vivir para siempre, "sólo quiero vivir mientras siga vivo". (Bon Jovi).

Belén Dimara

bel.dimara@gmail.com