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Cristina Fernández: ¿Está preocupada por la sucesión Papal?

¿Qué es un meta mensaje? El ejemplo más claro fue semanas atrás. Barak Obama pronunciándose contra las leyes permisivas a la tenencia de armas, y luego fue visto con un fusil de alto calibre. El efecto Bergoglio que preocupa al kirchnerismo.

Por Jorge D. Boimvaser

@boimvaser

info@boimvaser.com.ar

Cristina Fernández estaba repartiendo palos a los enemigos de siempre (el gobernador Peralta, Mauricio Macri, algo a Scioli para no perder la forma) cuando de pronto giró el timón y apunto el inconsciente hacia Roma. "Decí que no hay papisa, sino estaba disputando algún lugar".

No hay que ser un freudiano tiempo completo para darse cuenta que la ambición de poder que representa la figura del Sumo Pontífice no le escapa a nadie de los que anhelan mandar en cualquier parte del mundo. Pero además en el caso de Cristina Fernández, un asunto da vueltas permanentemente desde que se supo la renuncia de Benedicto XVI.

En el gobierno subestiman la pregunta pero les incomoda responder con tranquilidad. Es como esos boxeadores que reciben varios golpes y se ríen o niegan con la cabeza haberlos sentidos. Es el meta mensaje, cuando apelan a esos gestos es porque les dolió  la trompada del rival.

Así ocurre en el kirchnerismo, dicen.. "no pasa nada" con una sonrisa o un movimiento de cabeza cuando se les consulta  sobre la posibilidad que el Cardenal Jorge Bergoglio puede sentarse en el trono de San Pedro el mes próximo.

Hace ocho años Bergoglio sacó cuarenta votos y le disputó el podio palmo a palmo a Ratzinger, y aunque el mundo secular ignora cómo se hace proselitismo en la interna vaticana, lo cierto es que los sufragios obtenidos por el obispo argentino están latentes aún. No hay muchos cambios en la composición del colegio de cardenales desde el 2005 hasta estos días.

¿Y porqué inquieta la figura del cardenal argentino como posible sucesor de Benedicto?

El religioso tiene un discurso permanente anti corrupción que mientras no salga del periodismo de cabotaje, todo bien. Pero la imagen de un obispo argentino ungido nuevo Papa y denunciando la desigualdad social de la Argentina desde el trono de Roma,  no es un discurso fácil de retrucar. Estamos hablando de alguien que hizo una excelente elección en el 2005, no es una suposición excéntrica.

Un antecedente que vale para conocer la idiosincrasia de los electores vaticanos.  Cuando fue electo Karol Wojtyla –Juan Pablo II-, su Polonia natal estaba inserta en una gran batalla que encabezaba el sindicalista Lech Walesa y su sindicato "Solidaridad"  contra el stalinismo de Moscú. Walesa parecía sólo en el mundo en esa lucha libertaria (el apoyo de EEUU restaba más que sumar), pero el Vaticano le dio el apoyo indirecto eligiendo un Papa polaco. Wojtyla y Walesa eran amigos personales y el obispo polaco apoyaba la lucha de "Solidaridad". Más claro, echale agua.

No es el mismo escenario de entonces, el mundo ha cambiado pero el flagelo que ayer era el totalitarismo hoy es la corrupción. Aquí y en el mundo entero. Y Bergoglio habla de ello permanentemente.

Pero también el gobierno sabe que el cardenal argentino tiene encuentros permanentes con políticos, sindicalistas y hasta uno que nunca cobró estado público.

En el 2006, Bergoglio recibió en sus oficinas a los integrantes del grupo "Callejeros". En el aire seguía flotando la masacre de Cromañón y el cardenal no tuvo reparos en decirle a los músicos (según nos reveló el familiar de uno de ellos): "El hilo se corta por lo más débil, y ustedes van a ser quienes paguen por los muertos. Nunca los poderosos".  Hasta uno de los músicos le preguntó si podrían refugiarse en la Catedral Metropolitana en casi de ser condenados, a lo que Bergoglio, ágil de respuestas les dijo que "siempre hay lugar en la Casa de Dio"..

No cualquiera se atrevía a recibir a la banda condenada desde antes del juicio, y hasta profetizarles que los poderosos saldrían ilesos de la causa. ¿A quién apuntaba Bergoglio cuando mencionó que los poderosos zafarían de la condena? Los que conocieron este encuentro dicen que el referente de Bergoglio era Aníbal Ibarra, no a un funcionario de segunda línea del entonces gobierno porteño.

A mediados del año pasado, el mismo Cardenal recibió a un Hugo Moyano ya opositor y otros referentes peronistas no oficialistas.

Las palabras del cardenal fueron de reconocimiento a la existencia de corrupción oficial y a la vez puso paños fríos en cuánto a que los opositores no derraparan en terrenos de violencia social. Si el destinatario de ese mensaje fue Hugo Moyano y algún otro sindicalista furibundo, queda en el terreno de la libre interpretación.

No se sabe si Bergoglio le pide a sus entrevistados que no divulguen los detalles de estos encuentros, pero lo cierto es que nada de eso le agrada al gobierno y si se suman otros gestos pocos amistosos entre la curia y el kirchnerismo, la inquietud o preocupación si Bergoglio llega a la cúspide vaticana en un mes tiene alguna razón de ser en el cristinismo.

Marzo está ahí de cerca, nadie en el gobierno pierde el sueño por Bergoglio pero no se lo menciones cuando están comiendo que se pueden atragantar.