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Costos y riesgos de falsear estadísticas

* Manuel A. Solanet. La introducción del FMI en la revisión del índice de precios del Indec y la recepción, aunque demorada, del informe de las cinco universidades nacionales, puede marcar un cambio en la rígida negativa del gobierno a reconocer el falseamiento de las estadísticas. Bienvenido sea si se apunta a rectificar tan deplorable equivocación y a limitar el daño ya ocasionado.

La introducción del FMI en la revisión del índice de precios del Indec y la recepción, aunque demorada, del informe de las cinco universidades nacionales, puede marcar un cambio en la rígida negativa del gobierno a reconocer el falseamiento de las estadísticas. Bienvenido sea si se apunta a rectificar tan deplorable equivocación y a limitar el daño ya ocasionado.

La tarea de manipular el Índice de Precios Minoristas iniciada en enero de 2007 quedó en manos del Secretario de Comercio, el que como era de esperar actuó sin demasiada delicadeza. Hoy podemos saber que no sólo se intervino la metodología, sino que aún más grave, se trabajó sobre los datos entrantes. La reacción de los buenos técnicos del Indec fue inmediata e hicieron pública la maniobra. Su sustitución por funcionarios alineados no se hizo esperar. Todo esto es historia conocida. La evidencia de la subestimación de la inflación se hizo patente por comparación con las mediciones de varias provincias, antes que algunas de ellas fueran doblegadas por el gobierno nacional. No tardaron en surgir mediciones privadas para satisfacer la necesidad de conocer la inflación verdadera.

La falta de una referencia oficial confiable implicó un vacío en miles de relaciones contractuales. Durante los tres últimos años, la maniobra alteró la carrera de precios y salarios de forma opuesta a la que el gobierno suponía. Al sentirse los dirigentes gremiales liberados de reconocer el índice de precios del Indec, plantearon exigencias mayores incluso de las que podían justificar las mediciones privadas. Cuando no se sabía a ciencia cierta cuál era la inflación, cada cual la supuso como más le convino. En definitiva, un primer efecto de la manipulación fue el de mayores aumentos preventivos, o sea más inflación y no menos.

También el desprestigio internacional y el aumento del riesgo país fueron mayores de los que el gobierno pudo suponer. Las estadísticas publicadas por distintos organismos, tales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, agregan hasta hoy una nota diciendo que los números oficiales de la Argentina no son confiables. Pero la cuestión no es meramente estadística.
Una parte importante de la deuda pública está materializada en bonos nominados en pesos ajustados por CER, o sea por el índice de precios minoristas del Indec. Son títulos en manos de bonistas nacionales y extranjeros recibidos en canje, ya con sacrificadas quitas. El defecto de ajuste acumulado entre enero de 2007 y octubre de 2010, para el conjunto de bonos públicos en moneda local, es del orden de 80.000 millones de pesos. Funcionarios del gobierno han hablado de este ‘ahorro‘ e incluso han acusado de traidores a los argentinos que han criticado el falseamiento de los índices. La ‘mano de Dios‘ de Maradona campea en nuestra cultura para intentar convertir una estafa en sólo una picardía.

Algunos han tratado de justificar esa exacción debida al menor ajuste, alegando que se compensa con la corrección en exceso de los cupones relacionados al PBI. En efecto, la subestimación oficial de la inflación provoca una sobre estimación del PBI, pero en este caso el impacto es sólo muy parcial. Además cuando los reclamos lleguen a la justicia y ésta obligue al gobierno a saldar el defecto de ajuste, habrá que ver si algún juez pedirá a los bonistas que devuelvan el plus del cupón del PBI. Si no se puede alegar la propia torpeza, menos se puede aducir la propia trampa.

Ha sido inmenso el daño institucional y su efecto sobre la inversión y la pérdida del crédito internacional. El gobierno no ha podido salir de su propia trampa estadística y esto le impidió aceptar las misiones del Artículo IV y reestructurar la deuda con el Club de París. Nuestro país ha estado a punto de recibir sanciones que pudieron llegar a la suspensión de su membresía en el FMI y a la expulsión del G-20. El empecinamiento del ex presidente, recientemente fallecido, parece tener ahora principio de rectificación al acordarse la misión del FMI para revisar el índice de precios. Es de desear que esto signifique empezar a transitar por la cordura y evitar que se agrande el daño ya infligido.