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Cooperativas "urbi et orbi"

*Por Roberto F. Bertossi. La cooperativa sirve para la dignidad y satisfacción de la gente, lo que debería ser el objetivo final de cualquier economía, de toda empresa social y personalmente responsable.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), mediante resolución A/64/432, proclamó a 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas. Semejante esclarecimiento internacional sobre la alcurnia de fraternidad propia de la cooperación libre en la sociedad civil se corresponde, básicamente, con el rol cooperativo para el secular desarrollo socioeconómico de los pueblos. Ello también incluye la reducción del analfabetismo, el hambre y el desempleo, como aportes centrales a la integración social, al desarrollo humano urbano-rural y al bienestar general.

La resolución de la ONU reconoce, así, al modelo empresario cooperativo como importante factor de progreso personal, social y económico, que promueve la más alta participación posible en el crecimiento de las personas en los países desarrollados y en vías de desarrollo, así como que las cooperativas contribuyen a mitigar y/o erradicar la pobreza.

Los emprendimientos cooperativos produjeron ya unos 100 millones de empleos en el mundo, dice Donald Lee, jefe de la Oficina de Perspectiva Social, área de la ONU para la política social y el desarrollo. Subraya, además, que los emprendimientos cooperativos están centrados en la gente. "Potencian a sus miembros para mejorar sus condiciones de vida a través de la búsqueda de actividades y ocupaciones laboralmente dignas y económicamente duraderas", señala.

Respecto de la agenda socioeconómica de la ONU, en relación con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las cooperativas permiten a las personas con recursos limitados expandir su participación en beneficio de las actividades económicas productivas y de servicios. Por caso, generando "ventanas de oportunidades" para aquellos que poseen ciertas habilidades, "pero que carecen del conocimiento y/o de la tecnología o de las redes sociales y/o de las escalas apropiadas necesarias para una solidaria influencia personal en el desarrollo económico local, regional, nacional e internacional".

Diferencias. Todas las cooperativas, ya sean de pequeños agricultores, trabajadores asociados, de consumo o a cargo de la prestación y el suministro de servicios públicos esenciales, entre otros objetivos, comparten los valores del esfuerzo propio, la reciprocidad, la democracia, la solidaridad, la equidad, la autogestión y el interés por la comunidad.
Desde esa plataforma ética, crean, recrean e incrementan las actividades económicas solidarias convergentes, capaces de ofrecer más bienestar con menor costo y más ahorro, en oposición a la maximización de beneficios, que se da en provecho de unos pocos y en perjuicio de muchos.

Nuestra mejor contribución será proponer una vez más que, junto con la empresa privada, orientada al beneficio, y los diferentes tipos de empresa pública, propiciemos mancomunadamente las condiciones necesarias para el establecimiento y desenvolvimiento de aquellas empresas productivas y de servicios que persiguen fines mutuales y sociales complementarios, como las cooperativas, una de las mejores articulaciones entre ética y economía.

Cada empresa cooperativa, como verdadero ariete de una economía solidaria civil, sirve a la gente para su dignidad y satisfacción, lo que debería ser el objetivo final de cualquier economía, de toda empresa social y personalmente responsable. Al menos, así lo ha entendido la Organización de las Naciones Unidas en su resolución A/64/432, que queremos destacar en estos tiempos de consolidación y proyectos.