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"Construí mi casa ecológica"

Irradia buena onda y optimismo. Axel muestra su hogar entre las sierras de Las Rabonas, en Córdoba.

En su rostro siempre tiene dibujada una sonrisa y más aún cuando recuerda los viajes a la Costa con sus padres, Patricio y Fernanda, y sus hermanos, cantando en el auto.

Su historia de vida siempre estuvo relacionada con la música, aunque descubrió su destino pasada su adolescencia.

A los 5 años comenzó tocando el piano y, después, la guitarra.

Cantaba chamamés, sambas y temas de "The Beatles", una de sus bandas favoritas.

Reconoce que su familia tuvo mucho que ver con su formación como persona y como artista, y que le enseñaron a valorar la vida, la ecología y el mundo, por sobre todas las cosas. Vegetariano desde hace más de diez años, Axel (34), que acaba de editar su nuevo disco "Un nuevo sol", por Universal Music Argentina, fue monaguillo, "porque de chico uno piensa que siempre los curas ayudan a la gente", cuenta.

Inventó un pequeño calefón solar cuando iba a la escuela y hasta sufrió una expulsión por ser "revoltoso". Humilde, dice que en sus conciertos siempre intentó trasmitir un claro mensaje sobre la importancia del cuidado del planeta, y reconoce que dentro de unos años le gustaría radicarse definitivamente en su casa ecológica de Las Rabonas, en Córdoba.

"Con total humildad puedo asegurar que podría comprarme una terrible mansión en Miami, con todos los lujos del mundo, pero elijo tener una casa en un pedazo de montaña en un pueblo, e invierto recursos en plantar pinos, sembrar, cosechar. Eso es lo que me enriquece", cuenta.

A días de comenzar la gira que lo llevará por Salta, Jujuy, Mendoza, Santa Rosa, Tandil, Mar del Plata, Córdoba y Santiago del Estero, entre otras ciudades, Axel, que lleva más de un millón de discos vendidos, asegura que en su casa de Las Rabonas creó su lugar en el mundo.

—¿Su casa es efectivamente ecológica? —La llamaría más una finca autosuficiente.

Las puertas tienen doble contacto (cierran de ambos lados) para no dejar entrar el frío o el calor, las ventanas poseen doble vidrio y la construcción está orientada para que de mañana el sol caliente las habitaciones y por la tarde el resto de los ambientes. El calor que gana cada lugar, nunca se pierde. Además, en medio del living tengo un gran hogar.

El agua que tomamos y utilizamos para todo, procede de una vertiente que baja de una montaña situada dentro del campo, y para bañarnos la calentamos con un termo tanque solar. También utilizamos esa agua para la pileta. Y ahora estamos trabajando para recuperar el agua de lluvia y utilizarla para la huerta orgánica y el invernadero.
—¿Qué cultiva allí? —De todo. Tenemos choclo, lechuga, tomate, frutilla, tomillo orégano, rabanito, tilo, melisa, rúcula, limones, naranjas, mandarinas, manzanas verdes y rojas, cien olivos.... Es más, a veces con las frambuesas hago mermeladas y las regalo.

Hace poco plantamos cien pinos. Y fue una experiencia increíble.

—Imagino que debe de ser un sitio que a usted le trasmite mucha paz y felicidad...

—Sí, claro, en mi DNI figura la dirección de esa casa. Así que, la verdad, es que me da mucha paz y felicidad. Aunque soy pacífico y feliz en donde esté. Creo que si uno es feliz, lo es en cualquier sitio. No tengo dudas.

—Ahora usted comienza una larga gira por el interior del país, el 5 y 6 de noviembre vendrán los shows en el Luna Park y luego un Tour por América. ¿Cómo hace para estar tanto tiempo alejado de su hija, Agueda, de tan poco más de un año y medio?

—Y, es difícil porque la extraño y me extraña un montón. Pero, bueno, soy de los que miran el vaso medio lleno y digo que sirve para trabajar el desarraigo. Igualmente siempre estamos conectados por la computadora y, si me voy diez días, después paro cinco para estar con ella. En casa jugamos mucho, cantamos y a veces hasta me acompaña a ensayar. Tenemos una hermosa relación.

—¿Vive con su hija y Delfina, su pareja y madre de la beba? —Sí claro. Y muy felizmente. La verdad es que creo mucho en la familia y me encanta la que formé.

Creo que en la Argentina se están perdiendo los valores familiares, y yo los amo. Hace un tiempo, cuando Delfina quedó embarazada, muchos me aconsejaron que no lo contara, que no lo dijera y pensé todo lo contrario, en contarlo y compartirlo, y si hay alguien que me seguía y dejó de hacerlo porque fui padre, entonces nunca entendió los mensajes que intento trasmitir.

—Hay muchos fans que lo siguen justamente por esos mensajes de los que habla. El cuidar el medio ambiente, las energías renovables, el ser solidario con el prójimo...

—Es que yo hablo mucho durante los shows, porque realmente creo en lo que digo y hago. Si todos aportamos nuestro granito de arena, podemos tener un mundo mejor. Si me siguen por la música o por lo que intento trasmitir, me encanta. Para mí cada fan es importantísimo, por eso más de una vez me he quedado después de los shows firmando CD’s a más de setecientos fans. Siempre pensé que todos los artistas eran así, pero el tiempo me demostró que no todos mantienen la humildad. Yo sí, y me encanta.