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Condenaron a 42 y 45 años de prisión a los curas del Instituto Próvolo acusados de abuso sexual de menores

La fiscalía pidió penas de hasta 45 años de cárcel en uno de los mayores casos de perversión sexual que involucra a la Iglesia católica en la historia argentina.

El Tribunal Penal Colegiado Nº2 de Mendoza en la capital provincial dictó la sentencia a los sacerdotes Nicola Corradi y Horacio Corbacho y el ex jardinero Armando Gómez, los tres acusados de los brutales abusos y la corrupción de menores en el Instituto Antonio Próvolo de niños sordos.

El cura Corbacho fue condenado a 45 años de cárcel, mientras que Corradi recibió la pena de 42 años de prisión. Por su parte, el jardinero Gómez obtuvo 18 años de cárcel.

Es, básicamente, uno de los casos más perversos en la historia argentina que involucra a la Iglesia católica. El veredicto -a tres años de haber salido a la luz las primeras denuncias- llegó pasado el mediodía.

Carlos Díaz, Mauricio Juan y Aníbal Crivelli fueron los jueces que leyeron este lunes el fallo, ante la presencia de víctimas, familiares y organizaciones de derechos humanos. Cerca de las 10 de la mañana, el tribunal dio la oportunidad a los tres acusados de pronunciar sus últimas palabras antes del veredicto pero los tres se negaron a decir algo respecto del proceso en su contra. Se dio entonces lugar a un cuarto intermedio hasta que los jueces dicten sentencia. Se estima que será cerca del mediodía.

“La lectura del veredicto será a puertas cerradas por tratarse de delitos de instancia privada”, expresaron fuentes de tribunales a Télam, aunque informaron que será transmitida en vivo por Internet a través del canal del Poder Judicial de Mendoza.

La acusación a cargo del fiscal Alejandro Iturbide incluye 28 hechos y 11 víctimas. En su extenso alegato que duró dos jornadas del proceso, Iturbide solicitó 45 años de cárcel para los sacerdotes; considerando que -en el caso de Corbacho- contaba con la mayor cantidad de imputaciones. Respecto a Corradi, aunque tiene menos imputaciones en su contra, 6 en total, Iturbide recordó era el regente del instituto y quien comandaba todo lo que acontecía en el instituto religioso.

Para Gómez, quien es sordo, el pedido de pena fue menor, exactamente la mitad de la que se pidió para los curas: el fiscal tuvo en cuenta entre los atenuantes que se trata de una persona analfabeta, de poca instrucción y claramente influenciable. Según informó el diario mendocino Los Andes, un joven de 27 años que estuvo en la escuela religiosa entre el 2011 y el 2013, advirtió en el juicio que Gómez, a quien se refirió como “Pilo”, guardaba entre sus pertenencias prendas íntimas de algunos de los estudiantes de la institución.

El cura Corradi, de 83 años, defendido por Alicia Arlotta, una abogada oficial, presenta varios problemas de salud: movilizado en una silla de ruedas, el sacerdote ni siquiera puede escuchar del todo los hechos brutales de que lo acusan.

El estado general de Corradi, nacido en Verona, Italia, se ha convertido en un inesperado protagonista de las audiencias. Su defensora oficial -que también representa al sacerdote Horacio Corbacho y al jardinero Gómez- solicitó que se transcriban en tiempo real las declaraciones de víctimas y testigos. Lo hizo porque la capacidad auditiva de Corradi se encuentra reducida, y al sacerdote le cuesta oír y entender lo que acontece en la sala 4 del Tribunal Penal Colegiado, siempre de acuerdo a lo expuesto por su abogada.

Durante la mañana del martes, la segunda jornada del debate debió ser interrumpida durante más de media hora debido a los problemas de audición del cura: se probaron auriculares con un volumen más alto para que el cura pudiese escuchar.

A lo largo de las audiencias, diversos ex alumnos y alumnas declararon en el juicio, algunos en vivo en la sala, otros mediante la reproducción de filmaciones de sus cámaras Gesell que fueron incorporadas. Algunos relatos fueron estremecedores.

J.J.R, hoy de 23 años, nació en Misiones y tenía 8 años cuando entró al instituto religioso. A esa edad comenzaron también sus peores padecimientos. Según su relato, J.J.R fue violado al menos 8 veces mientras estuvo en el instituto, en ocasiones hasta llegaba a desmayarse por el dolor que sufría durante esos ataques. La filmación de la cámara Gesell del joven fue proyectada a comienzos de septiembre.

De acuerdo a su relato, este ex alumno -de condición humilde, lejos de su familia en un pueblo cerca de la Triple Frontera- fue violado en simultáneo por el ex jardinero Gómez (49) y por otro ex trabajador del instituto, quien no llegó al juicio ya que fue declarado inimputable.

Durante algunos de esos tantos episodios de abusos, J.J.R. (quien es sordo) logró exteriorizar como pudo todo el sufrimiento en su cámara Gesel, lo hizo con gritos que evidenciaron su angustioso dolor. Contó cómo en una de las oportunidades el cura Nicola Corradi, de 83 años, encontró a los dos violadores mientras atacaban al ex alumno. Lejos de hacer la denuncia correspondiente, la reacción fue la de ordenarle a Gómez y al otro ex empleado que se retiraran a sus habitaciones. A eso se limitó la acción y reacción del cura italiano, como si se tratase de un padre que pone en penitencia a sus hijos.

Durante su declaración -que duró más de 4 horas y media- el joven también relató otra ocasión en que fue abusado sexualmente y con acceso carnal por el también cura Corbacho.

El caso, por otra parte, ya tiene un condenado: el ex monaguillo Jorge Bordón, que admitió haber cometido 11 abusos en un juicio abreviado a fines de 2018. Recibió una pena de diez años de cárcel.

En noviembre de 2016 una de sus víctimas hizo cuatro denuncias en el Cuarto Juzgado de Garantías de Mendoza. Una fue por abuso sexual y las otras tres por maltratos contra distintos integrantes de la institución de Luján de Cuyo. Contó que fue atacada sexualmente entre cinco y seis veces por Bordón durante sus años ahí y que además de manosearla, la besaba y la obligaba a que lo dejara practicarle sexo oral. Es apenas una de las 11 víctimas que denunciaron al monaguillo. La víctima, una persona trans, enfrentó un largo calvario psicológico luego de los ataques.

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