DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Con distinta agenda

*Por Arnaldo Paganetti. Con la oposición política en Babia, los planes del gobierno han encontrado un duro escollo en el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, aliado de fuste del kirchnerismo desde el 2003 hasta el año pasado.

Cuando ya arrancó el proceso de paritarias sector por sector, son inocultables los movimientos del oficialismo plebiscitado con el 54% el pasado 23 de octubre para aislar al camionero y desplazarlo de la conducción en junio, cuando venza su mandato.

Después de haber cuestionado la gestión de Cristina Fernández y recibir las críticas de varios de los secretarios generales de los gremios más poderosos, Moyano trató de que la pelea no pareciese personal. Se guareció en los reclamos más genuinos de la central obrera y, con esa armadura, solicitó una entrevista con la presidenta en busca de respuestas concretas que giran alrededor de la suba del mínimo no imponible, las millonarias deudas del Estado con las obras sociales sindicales y la "discriminación" en el otorgamiento de las asignaciones familiares.

Sin embargo, lo que se esconde detrás de la embestida no es ni más ni menos que un claro desafío al liderazgo de Cristina, con la que reconoció no tener diálogo desde septiembre. Menos brutal que su hijo Pablo, Moyano advirtió que la "sintonía fina" que pretende imponer la Rosada para atravesar con oxígeno la difícil etapa económica que se avecina le recuerda a "(Carlos) Menem y la flexibilización laboral", a la que se opuso tenazmente en la década del 90.

No ahorró descalificaciones. Llamó "chirolitas" a varios de los principales ministros, entre ellos Julio De Vido, Carlos Tomada y Florencio Randazzo, y denunció que no hay libertad en las discusiones por las convenciones colectivas. En tal sentido, se apoyó en lo acontecido en la Unión Argentina de Trabajadores Rurales (Uatre) del duhaldista Gerónimo Venegas, que consiguió un 35% de aumento luego no homologado por la cartera laboral.

Moyano, quien había renunciado a sus cargos en el PJ y ahora, sin haber hecho efectiva las dimisiones, espera una incierta reunión con el gobernador Daniel Scioli, proclamó su autonomía del poder central, aunque reconoció que se llevaba mucho mejor con el extinto ex presidente Néstor Kirchner. "A mí nadie me soltó la mano, porque no me la tuvieron nunca", dijo. Y acotó que si se produce un alejamiento definitivo será por culpa de una administración que "no escucha a los trabajadores".

¿Paro general? "No hay motivos. Por ahora no", respondió, pero dejó la puerta abierta: "Si las cosas no funcionan... y si les gusta bien y si no también". En este punto aseguró que el gobierno pretende poner un tope a los aumentos sin respetar "el índice del supermercado".

"Dicen una cosa y hacen otra. ¿De qué paritaria libre hablan? Quieren imponer límites desde Olivos, hasta en el salario mínimo, vital y móvil. Entonces que lo hagan por decreto".

El encuadre hecho por la presidenta fue distinto. En un discurso de mediados de semana, en el que también cargó contra los ejecutivos y las petroleras (a las que después se les suspendieron incentivos por 2.100 millones de pesos), Cristina anunció la creación de una comisión interministerial encabezada por Débora Giorgi, para intervenir si se empantanan las conversaciones entre las partes. Explicó que su objetivo es lograr competitividad externa con inclusión social y que no permitirá que los subsidios (como los otorgados al transporte de cargas) sirvan para aumentar salarios.

Poniéndose por encima de las corporaciones, dijo que los fondos del Tesoro Nacional en esta nueva etapa deben apuntar a tornar eficientes a las empresas, fomentar los créditos de inversión, sostener el crecimiento y lograr una justa redistribución del ingreso.

"En este proceso nadie es librepensador", argumentó en favor de la Rosada el vicegobernador de Buenos Aires Gabriel Mariotto, al salir a contrarrestar las imputaciones de Moyano.

El secretario general de la CGT prefirió meter violín en bolsa y dejar para más adelante su proyecto de impulsar a un obrero a la primera magistratura "desde el peronismo, el verdadero peronismo, y no este justicialismo".

Cristina lo había azuzado. Con una popularidad que orilla el 70%, señaló que está en todo su derecho de pensar diferente y lo convocó a "participar en un partido y presentarse para presidente. Si te votan, hacés lo que te parece en materia salarial y de impuestos".

Los frentes abiertos para el gobierno no son pocos. La llegada de un moderno destructor inglés y del príncipe Guillermo al Atlántico Sur contribuyeron a "malvinizar" el frente externo, a menos de dos meses de los 30 años del inicio de la guerra emprendida por la dictadura militar. Y desde el punto de vista comercial, con importaciones rigurosamente controladas para evitar la salida de dólares, se desarrollarán desde mañana conversaciones con Brasil para resolver desequilibrios que, de mantenerse en el tiempo, podrían afectar el bienestar en toda América del Sur.