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¿Cómo se originó el brindis, una de nuestras máximas expresiones de alegría y afecto?

Presente en cualquier celebración y festejo, el choque de copas es uno de las costumbres más arraigadas en nuestros días. 

En cada cumpleaños, fiesta, casamiento o encuentro los comensales suelen realizar un leve choque de copas al que llaman "brindis" para expresar nuestra alegría y unión. Pero, ¿por qué lo hacemos? ¿De dónde viene esta costumbre?

El rito proviene de un protocolo de los nobles y los monarcas de la edad media, que proponían chocar levemente sus copas con el fin de que, con el impacto, una pequeña dosis de cada líquido salpicara al otro cáliz. Así, el anfitrión demostraba que no había envenenado la bebida, algo frecuente por entonces para eliminar rivales.

Esta muestra de confianza con el paso del tiempo se consolidó y se popularizó en todos los niveles de la sociedad. Incluso la variación de sólo alzar la copa sin embestirla contra las otras nació con el mismo fin: el de señalar de ausencia de veneno en el brebaje.

Pero, ¿por qué lo llamamos "brindis"? La historia parte de un hecho exacto, el triunfo de Carlos V en su invasión a Roma el 6 de mayo de 1527. El saqueo posterior de la ciudad hizo dudar a varios miembros de la corte del emperador sobre si fue correcto o no, pero Lactancio, uno de los caballeros de alto rango, alegó que "Dios lo permitió".

Con motivo de tal victoria, los mandos militares llenaron sus copas de vino, las alzaron al frente y se refirieron a la aprobación de la deidad cristiana con la frase "bring dir's", ("yo te lo ofrezco").

Con el pasar de los años, la frase se deformó un poco, en especial tras su castellanización, y se transformó en el "brindis" que en nuestros días realizamos alegremente en cada ocasión especial.

Otra versión indica que la costumbre del choque de copas deriva de la catación de vinos de Francia. Al evaluar un buen vino, los clásicos profesionales primero ven su color, luego lo mueven un poco para tantear su cuerpo, lo olfatean y lo degustan, mientras sostienen la copa de cristal de bohemia.

Entonces, en el proceso se dice que cuatro de los cinco los sentidos disfrutan (vista, olfato, gusto y tacto), por lo que queda huérfano el oido. Por ello, se chocan las copas de cristal de bohemia para oir tambien el armonioso "chin" y hacer disfrutar nuestro órgano receptor auditivo.