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¿Cómo es el sexo después de los 60?

Muchas veces se piensa que llegada cierta edad, el deseo y las relaciones sexuales disminuyen o desaparecen. DiarioVeloz.com habló con una sexóloga y psicóloga que derriba los mitos de un tema que, ante todo, está lleno de prejuicios.

* Por Sofía Tarruella

@msofiat

starruella@diarioveloz.com

El sexo está muy presente en la tercera edad, pese a opiniones o prejuicios, pero, al igual que en las distintas etapas de la vida, es una complicada estructura de elementos donde diversos aspectos se debe conjugar para lograr la plenitud, y sobre todo, dejar lado de lado las presiones propias o los estigmas que impone la sociedad.

A veces se piensa que el deseo sexual está ligado a una cuestión hormonal por lo que la efervescencia de los jóvenes se pierde cuando se llega a una etapa en la que producción de hormonas se reduce. Pero, ¿Quién puede asegurar que sea la hormona y no la curiosidad lo que causa el deseo en la juventud?

"El deseo sexual depende de una estructura emocional que difiere bastante de una persona a otra y de un situación a otra, hay una sospecha de que los viejos tienen menos sexo que los jóvenes pero a mí no me consta", asegura para DiarioVeloz.com la sexóloga y psicóloga Graciela Blanco.

Y explica: "El sexo tiene una dependencia relativa con la parte biológica, tanto con la anatómica, la neurológica y los sistemas que se ponen en funcionamiento para la respuesta sexual, esto va a dar muy diferentes tipos de sexo en la primera como en la tercera edad".

Por lo tanto, cada caso es distinto: "Tengo pacientes de 70 años que me dicen que están disfrutando del sexo `como nunca antes´ y otros que me dicen  `igual que siempre´. Si una pareja está casada hace 50 años, es probable que el deseo haya disminuido de manera brutal pero también en una pareja que hace 25 estén casados y tengan solo 50 de edad. Si dos personas de más de 60, recién se conocen, es probable que el deseo sexual sea alto".

Asimismo, inciden distintos prejuicios sociales y propios relacionados con la idiosincrasia de la cultura occidental cristiana, pero también hay una cuestión de oportunidad: "Si una chica de 30 años sale a la calle y quiere tener sexo le puede llevar 15 minutos, pero si una mujer de 60 sale, tiene que usar mucha inteligencia", cuenta entre risas Blanco.

Además, existen los estigmas sociales de "vieja loca" o "viejo verde" cuando uno ve a una persona mayor con intensiones de tener intercambio sexual, "si esto lo incorpora una persona, probablemente luego se reprima si tiene deseo sexual".

Otro factor que incide tiene que ver con el acceso a la información sobre sexualidad "libre y desprejuiciada" que se tenga y que muchas veces depende y difiere entre las clases económicas y sociales. 

En cuanto al nivel físico, hay una diferencia grande entre varones y mujeres. La mujer a los 60 años ya atravesó la menopausia, es decir, que su producción hormonal es prácticamente nula, en tanto, el hombre, a esa edad aún no tuvo cambios hormonales tan drásticos, de hecho, su producción de espermatozoides continuará hasta su muerte.

De todos modos, la impronta emocional influye y cada persona, frente a los mismos cambios hormonales, puede tener experiencias completamente distintas: "Uno puede tomar los datos de la realidad y usarlos a su favor o en contra. Una mujer que tuvo una vida sexual que no le interesó demasiado puede decir que llegó a la menopausia y no quiere tener más sexo,  pero detrás de esto ocultar que lo aprovecha para hacer un poco lo que quiere. Otra, que lo disfrutó más, o que quiere comenzar a disfrutar, puede tener el deseo sexual a pesar de los cambios hormonales".

En cuando a la frecuencia, que nos suele importar por "la falsa idea de que más es mejor", el número puede cambiar pero en realidad, lo que cuenta "es la intensidad de los orgasmos que es lo que marca la capacidad del disfrute", cuenta Blanco.

En el varón está el "fantasma de la impotencia", o mal llamado, disfunción eréctil donde tres sistemas se conjugan para que el pene se erecte: el neurológico, las venas donde va a llegar la sangre, y el hormonal.

"Es probable que la turgencia se modifique y haya una gran diferencia con el pene de un joven, además, de que sea necesario un estimulo directo para su erección pero esto no significa que no tenga la turgencia necesaria para la penetración", explica la profesional  y cuenta, que sin embargo, esta diferencia es aterradora para el varón de nuestra cultura y  muchas veces esto "influye para que finalmente no haya erección".

Hombres y mujeres, ya saben: el placer depende ante todo de nuestra mente y de poder separar los prejuicios del deseo. ¡A disfrutar!