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¿Cómo era la triangulación entre Nisman, Leandro Santos y las chicas del fiscal?

El fallecido fiscal tenía una relación de "amistad" con el manager de modelos, a quién llamaba para que las chicas vayan a Rosebar. ¿Cómo era el modus operandi?

La vida privada del fiscal Alberto Nisman dejó mucha tela para cortar. El fallecido fiscal que investigaba el atentado a la AMIA tenía una cita casi obligatoria todos los jueves: ir a Rosebar, el boliche de Palermo en donde se distendía. Desde que se separó de Arroyo Salgado, Nisman concurría casi todos los jueves al local para encontrarse con bellas modelos que le acercaba Leandro Santos, pero ¿cómo era el modus operandi del fiscal con el manager y las modelos?

El celular de Santos comenzaba a sonar casi todos los jueves, del otro lado hablaba Nisman y la pregunta era casi la misma: "¿Sabés si van a ir las chicas a Rosebar?". Para el fiscal era clave que vayan las modelos, ya que de otro modo no tenía sentido concurrir al local bailable. El manager le presentó varias mujeres, entre ellas Florencia Cocucci, Constanza Antonaci, Katja Cejas, Sol Aguilar y Danisa Sol Fernández, esta última azafata de Guido Kaczka.

Las noches del fiscal empezaban con una recepción de los dueños en la puerta, donde pasaba directo al VIP que le tenían reservado. Tomaba algo con los responsables del local, comían y luego le preocupaba que entren sus "amigas" al sector privado. En esos encuentros, Danisa fue una de sus conquistas, ya que según Noticias fueron novios entre 2012 y 2013, y también tenía una obsesión con Sol Aguilar, quién no aceptaba más que cenas o salidas.

Con Sol Aguilar y Florencia Cocucci, Nisman viajó a Cancún y según le contó un amigo del fiscal a la revista "tuvo algo con Cocucci, fue superficial", confirmando que tuvieron sexo. La misma fuente señala que Nisman tenía levante: "Era un tipo fachero, super educado y encima trataba a las chicas como diosas, las llevaba de viajes y les regalaba fortuna en ropa. Eso, a las chicas de clase media, las deslumbraba".

Leandro Santos proveía las chicas y Nisman se divertía, así funcionaba la triangulación. El manager, acusado en Uruguay por encabezar una red de prostitución VIP, tenía una relación de amistad aunque lo niegue: se sentaba con el fiscal en su mesa y compartían largos ratos. La triangulación era perfecta y todos salían ganando.