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Ciudad de Pobres corazones: Mangeri, Vinader, Martinez Poch, ¿no será mucho?

Surgen tres psicópatas en los últimos meses y nos preguntamos. ¿Cuántos otros chacales siguen agazapados en los pliegues y repliegues de una sociedad que no está sana?

"En esta puta ciudad, todo se incendia y se va.. matan a pobres corazones" (Fito Páez, Ciudad de pobres corazones).


Jorge Mangeri habla desde la cárcel "indignado" porque las pruebas científicas demuestran que es un psicópata sexual, y todavía hay imbéciles en las redes sociales que dicen que es un "perejil", más allá que el término lo acuñó su sobrina adquiriendo cien identidades truchas en cuánto blog haya dando vueltas. A Melisa no se le conoce ni trabajo ni estudios, y alguna historia extraña con su tío se revela en aquella frase diciendo "que es el hombre más bueno del mundo", y no decimos más que esto para no lastimar el alma de los lectores. ¿Aquellos dos días en que ambos desaparecieron no se sabe dónde? Mejor no hablar de ciertas cosas.

Sus abogados están dulces y no por qué hayan ido al Francés, sino porqué cobran fortunas, quizás para hundirlo cada día más indignando a la sociedad y a los jueces con sus provocaciones continuas. Al menos uno de sus letrados, Marcelo Biondi, viene de una antigua relación con los muertos. Antes de recibirse su oficio era lustrar las chapas de bronce de las tumbas en el cementerio de la Chacarita. O sea, ya nada le impresiona en el mundo de los muertos, ni siquiera el recuerdo ni el respeto por una piba como Ángeles Rawson.

Jorge Martínez Poch secuestró y abusó sexualmente de su pareja y antes lo había hecho con otras mujeres, hizo una demostración televisiva de sus dotes de hombre araña subiéndose a su departamento trepado de los balcones vecinos y apoyándose en el borde de los ladrillos. Era karateca y un matón con apariencia de no temerle a nadie, pero hoy en la cárcel vive pidiéndole seguridad a los carceleros porqué los demás presos quieren ver cuán hombre es en una lucha cuerpo a cuerpo, pero Martínez Potch parece un pollito mojado. Su hombría fue sólo con mujeres indefensas, con otros hombres rudos arruga como bandoneón.

El caso de Walter Vinader rememora aquel asesino del a Inglaterra victoriana, supuestamente fue médico de la realeza pero por traumas de su niñez se convirtió en el paradigma del asesino serial de mujeres. Conocido como "Jack el destripador" su perfil psicológico a partir de la brutalidad de sus crímenes fue tratado por centenares de investigadores y la única conclusión lógica (mas allá que se lo cree haber identificado) es que odiaba a las mujeres y no tuvo piedad nunca. Cinco muertes le bastaron para entrar en le historia del asesino serial más grande de la historia, con la diferencia que "el destripador" las dejaba tiradas en la escena del crimen.

Los investigadores que siguen o tratan de reconstruir la hoja de ruta de Walter Vinader tienen una sospecha terrible.

Detrás de la ESMA existe un predio perteneciente a Prefectura, a cuyas espaldas corre un arroyo que desemboca en el Río de la Plata. Al menos se recogieron cinco testimonios de custodios de ese predio que dicen haberle franqueado el paso a Vinader quien utilizando su vieja credencial de Prefecto ( o credencial trucha), lo dejaron pasar cuando el tipo con cualquier excusa arribaba al lugar.

Si arrojó los bultos con cadáveres a ese arroyo, sus víctimas fueron a parar a merced del río y hoy ya será imposible encontrar rastros de ellas.

Las sospechas es que Vinader pudo haber arrojado el cadáver de Aída Amoroso en esas aguas después de asesinarla. Lo que jamás se podrá determinar es la cantidad de víctimas a las que mató este ex Prefecto.

La Prefectura esconde historias de Vinader, por ejemplo que sí hizo cursos de comandos y su especialidad era bombero de a bordo. En los buques los incendios se apagan sólo con productos químicos, pues si lo hicieran con agua corren el riesgo de desestabilizar a hundir el barco. Lo extraño es que habiendo hecho esos cursos no supiera algo tan sencillo como manejar un auto. Otro indicio más que Vinader es un psicópata todo terreno.

Se le han comprobado muchos perfiles diferentes en el Facebook, muchas adoptaba el papel de mujer (pese a ser un misógino, un tipo que odia a las mujeres) para atraerlas hacia sus fines.

Siguiendo un rastro los pesquisas fueron hasta la ciudad de Chivilcoy, y ahí reconstruyeron una historia en la que Vinader intentó llevarse de la zona a una jovencita hija de un banquero prominente del lugar.

El padre contrató a mano de obra pesada (¿polis o ex polis del lugar?, es posible) y ahí Vinader demostró lo mismo que Martínez Potch en la cárcel, cuando hay que vérselas con pesados en serio escapa como rata por tirantes.

Hay que rogar que a ningún juez se le ocurra alguna vez darle alguna forma de libertad a cualquiera de estos enfermos mentales, porque su gozo es el sufrimiento de mujeres indefensas y volverían a sus andanzas nuevamente. Son enfermos, simplemente desquiciados incurables y en la calle representan una amenaza constante. Por ahora no hay remedio ni terapia de rehabilitación para estos criminales.

No estaría mal que desde el Poder Judicial o una ONG se vaya informando a la población sobre cualquier resolución judicial que se tome con estos personajes.

No sea cosa que algún magistrado le dicta alguna vez una salida transitoria y nunca nos enteremos. O sí, lo sabremos cuando reincidan matando y violando pero ya no habrá tiempo de salvar a las inocentes.